Cadena perpetua en Alemania a un sirio por torturar a opositores de Bachar al Asad

Juan Carlos Barrena BERLÍN / COLPISA

INTERNACIONAL

Alaa M., oculto bajo una capucha, este lunes durante la vista en la que fue condenado.
Alaa M., oculto bajo una capucha, este lunes durante la vista en la que fue condenado. RONALD WITTEK | EFE

Varios de los antiguos presos que había torturado lo reconocieron en un documental sobre el régimen

17 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Un médico sirio de 40 años fue condenado este lunes por un tribunal alemán a cadena perpetua en régimen de máxima seguridad por crímenes contra la humanidad y torturas. La Audiencia Superior de Fráncfort declaró probado que Alaa M. es culpable de la muertes de al menos dos presos y ocho casos de graves torturas como brazo ejecutor del régimen del derrocado Bachar Al Asad entre el 2011 y el 2012.

En aquellos años el sentenciado trabajaba como médico asistente de un hospital militar en sendas prisiones de los servicios secretos sirios en la localidad de Homs y Damasco, la capital del país árabe, donde torturaba con suma crueldad y profundos conocimientos anatómicos a opositores al régimen de Al Asad, muchos de ellos detenidos de forma arbitraria.

El procesado lleva diez años en Alemania, donde ocultó su pasado y había trabajado como traumatólogo y cirujano ortopédico en varias clínicas, la última en la localidad de Bad Wildungen, en el centro del país. Tuvo la mala suerte de ser reconocido por varios de los antiguos presos que había torturado en un documental sobre Homs que fue emitido por la televisión alemana.

La denuncia de sus víctimas condujo a su detención en el verano del 2020. Desde entonces se encontraba en prisión preventiva. Alaa M. no había llegado a este país como refugiado, al igual que cerca de un millón de sus compatriotas, sino con un visado especial por su condición de médico en mayo del 2015. El especialista sirio pudo convalidar sus estudios y obtener la licencia para ejercer en Alemania.

Un total de 186 sesiones y casi tres años y medio se ha prolongado el juicio en su contra, en el que testificaron varias de sus víctimas directas. El proceso ha tenido medidas extraordinarias de seguridad y protección especial para muchos de los implicados ante la sospecha de que los servicios secretos del régimen de Asad trataban de influir en los testigos, también con amenazas a sus familias, hasta su derrocamiento el pasado diciembre.

Veneración por el dictador

Alaa M. trató al principio del proceso de minimizar su entusiasmo por el régimen de Al Asad, hasta la presentación durante el juicio de mensajes y chats encontrados en su teléfono móvil en los que veneraba apasionadamente al dictador. Antiguos colegas sirios de trabajo del procesado señalaron que adoraba al sátrapa refugiado ahora en Rusia.

«Soy médico en el hospital militar de Tishreen y sacrifico mi alma por Al Asad», reza uno de sus mensajes en la red social de Facebook. Antiguos compañeros de trabajo describieron a M. ante el tribunal como un ferviente admirador del sátrapa, e incluso supuestamente tenía una foto del dictador pegada en la ventanilla de su coche.

En su declaración final en la jornada anterior a la lectura de la sentencia, Alaa M. dijo que había pecado de ingenuidad al creer fielmente en la propaganda de Al Asad, afirmó no tener nada que ver con los crímenes que se le imputaban, declaró confiar en la justicia alemana y dijo que su deseo era vivir «en paz» en Alemania con su esposa y dos hijos. Sus abogados insistieron en su inocencia y argumentaron que era víctima de una confusión con otra persona.

El hecho de que el médico tenga que responder ante un tribunal germano por crímenes cometidos en su país de origen se debe también al llamado principio de jurisdicción universal del derecho penal internacional. Este permite juzgar en Alemania posibles crímenes de guerra cometidos por extranjeros en otros países. Hasta ahora, sólo se ha celebrado un juicio en Alemania relacionado con el sistema de tortura sirio, en el Tribunal Regional Superior de Coblenza. El acusado fue condenado también a cadena perpetua.