El mayor terremoto en 70 años en Kamchatka aterroriza al Pacífico

Carlos Peralta
C. Peralta REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Reuters

El seísmo provocó alertas y evacuaciones en varios países del entorno

30 jul 2025 . Actualizado a las 21:51 h.

A los habitantes de la península rusa de Kamchatka, aunque acostumbrados a los seísmos, les sorprendió este miércoles un terremoto de magnitud 8,8 en la escala de Richter. Es el movimiento sísmico más violento desde el 2011 y uno de los diez de mayor magnitud desde 1900, según informó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés). En la península no se vivía unos niveles semejantes desde 1952. Según el jefe del departamento regional de Salud, Oleg Melnikov, varias personas —no aportó un número concreto— resultaron heridas por los efectos del seísmo, que provocó daños estructurales en edificios de la capital, Petropávlovsk-Kamchatski, y alrededores.

El terremoto vino precedido de una serie de seísmos previos que comenzaron diez días antes: se produjeron medio centenar, entre ellos uno, el 20 de julio, de magnitud 7,4. El violento movimiento de tierra tuvo a su vez sucesivas réplicas: al menos 24, con una magnitudes superiores al 5. Parte de esta península de 472.300 kilómetros cuadrados —España es algo superior, con 506.030— es volcánica. El terremoto provocó, además de daños estructurales en algunos edificios, la erupción del extenso volcán Kliuchevskoi.

Este seísmo sin apenas precedentes puso en estado de alerta a casi todos los países que baña el océano Pacífico ante la amenaza de que un tsunami aconteciera después del terremoto. Casi nadie ha sido ajeno: desde el estado de Alaska a Chile en América y, al otro lado, de China a Japón. El país nipón cuenta con una amplia experiencia en prevención de tsunamis. No en vano, el último precedente similar ocurrió en el 2011, en Tohoku y de magnitud 9. Este provocó el desastre nuclear de Fukushima. El recuerdo está muy presente. Ayer, los 4.000 trabajadores de la planta nuclear fueron rápidamente evacuados. En las costas del país del sol naciente se vieron olas de 1,3 metros en Iwate, al noroeste del país. En esta y otras prefecturas se desalojaron a dos millones de personas. Además, una mujer murió en Japón durante las labores de evacuación, al caer con su vehículo por un acantilado. En las islas rusas de Kuriles, con Kamchatka al norte y Japón al sur, cuatro grandes olas llegaron a avanzar 200 metros.

Lo peor ya pasó. Así lo anunciaron las autoridades en Japón y en la península rusa, que con el paso de las horas levantaron los niveles de alerta más alarmantes. También en Estados Unidos. «Estábamos completamente desplegados y listos para responder si era necesario, pero agradecidos de que no tuvimos que enfrentar la situación», destacó la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, que anunció el descenso del nivel de alarma en Hawái, Alaska y otros estados. Solo permaneció una advertencia y una alerta en la coste oeste. Se refería a California, donde el mareógrafo de Crescent City —tramo costero, ya próximo a Oregon, que ha sufrido decenas de tsunamis en los últimos 90 años— indicaba que no era recomendable ignorar las precauciones. En Hawái se llegó a decretar el estado de emergencia y se desalojaron todas las playas por precaución, aunque finalmente las olas no superaron el metro de altura.

Parte de Latinoamérica, alerta

La alarma se instaló también en otras islas del Pacífico, como las Galápagos y la isla de Pascua. En el archipiélago ecuatoriano, más de mil personas fueron evacuadas de la isla de Santa Cruz —la más poblada— de forma preventiva. Hasta los militares se involucraron en trasladar a los desplazados a San Vicente, considerado un lugar seguro y libre de peligro.

Toda la Latinoamérica bañada por el Pacífico estuvo cautelosa. En Costa Rica se decretó la alerta amarilla, ante la estimación de «corrientes extraordinarias». Las autoridades ticas prohibieron cualquier actividad en el mar. Más al sur, en Perú, llegó a sentirse un sismo de magnitud 4 en la región de Ica. Hasta 125 puertos cerraron cautelarmente ante el peligro de la llegada de olas de metro y medio de altura. Ya a 15.000 de kilómetros de Kamchatka, en Chile, el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) coordinó el desalojo de personas de las comunas más inmediatas a la costa.