La flotilla Global Sumud parte de Barcelona con ayuda para los gazatíes
INTERNACIONAL

Una veintena de barcos tratará de romper el bloqueo de Israel en la Franja
31 ago 2025 . Actualizado a las 23:11 h.La euforia se adueña por unas horas del Moll de la Fusta del puerto de Barcelona. Son los instantes previos a la salida hacia Gaza de una veintena de barcos cargados de víveres y medicinas, pero sobre todo de buenas intenciones. Mezclados entre curiosos, turistas y ciudadanos concienciados, participaron del ambiente festivo dominante rostros populares, actores, músicos y activistas decididos a poner fin al drama en Palestina. O, al menos, a intentarlo. «Más y más gente abre los ojos sobre las atrocidades de Israel», exclama ante los medios de comunicación allí concentrados la joven sueca Greta Thunberg, detenida y devuelta a casa por el Gobierno de Netanyahu en otra iniciativa similar, aunque de menores dimensiones, puesta en marcha en junio. Embarcada de nuevo, esta vez en la Global Sumud Flotilla, Thunberg no se explica cómo la gente puede seguir su vida «como si nada pasara ante un genocidio retransmitido en directo».
Despedidos como héroes, una veintena de barcos con más de 300 voluntarios a bordo partían minutos después de las tres de la tarde desde el Port Vell de la capital catalana con destino a Gaza, un lugar donde hoy cunde la desesperanza. Otras decenas más se sumarán a la flotilla en alta mar desde otros puertos del Mediterráneo, antes de intentar burlar el bloqueo naval israelí y establecer un corredor marítimo permanente de ayuda humanitaria. En Génova, los voluntarios recogieron más de 300 toneladas de productos básicos que intentarán hacer llegar a la hambrienta población gazatí. Coordinada por la oenegé Music for Peace, la colaboración ciudadana superó con creces las expectativas: en apenas cinco días multiplicaron por ocho el objetivo inicial de 40 toneladas. «Tuvimos que frenar la recogida porque no podíamos almacenar más», señaló Stefano Rebora, fundador de la entidad. En la víspera, más de 40.000 genoveses recorrieron las calles de la ciudad bajo el lema Stop Genocide.
Desde que en el 2007 Israel cercara Gaza por tierra, mar y aire se han producido una treintena larga de misiones marítimas de similares características. La de ayer es la más numerosa, con participantes llegados de 44 países, una muestra de que lo que allí ocurre provoca el rechazo de millones de personas en la otra orilla del mar, pese a la lacerante falta de respuesta de los gobiernos europeos, incapaces de adoptar una posición común que contribuya a poner fin a la barbarie.
«Este tipo de misiones no serían necesarias si mi gobierno actuara junto a los demás», se lamenta el cómico y escritor irlandés Tadhg Hickey. Su compatriota y también actor, Liam Cunningham, recuerda con un vídeo la niña palestina «asesinada» hace unos días. Para el catalán Eduard Fernández, protagonista de cintas como El 47 o Marco, «cada barco que parte hacia Gaza es un grito de dignidad y un recordatorio de que el mar no debería ser ni cárcel ni prisión». Más allá de la tragedia, añade, «Gaza es un espejo que refleja a todos, quieran o no». Según el brasileño Thiago Ávila, otro de los portavoces internacionales, se trata de «la misión de solidaridad más grande de la historia». Ávila está convencido de que esta vez sí lograrán sus objetivos: «De verdad creemos que romperemos el bloqueo, llevamos más barcos que en todas las misiones anteriores juntas». Junto a ellos, viaja también la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, aunque la organización insiste en que esta es una iniciativa apolítica.
Situación crítica
La salida de la flotilla coincide con uno de los momentos más críticos en Gaza desde el inicio de la invasión israelí. La ONU declaró la semana pasada el estado de hambruna en la Franja, que afecta a más de medio millón de personas. El balance de víctimas mortales desde octubre del 2023 supera las 63.300, la mayoría civiles, frente a las 1.219 causadas en el ataque inicial de Hamás.