Lecornu asegura que «hay un camino posible» para salir de la inestabilidad

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

La policía francesa ante unos manifestantes en París.
La policía francesa ante unos manifestantes en París. Abdul Saboor | REUTERS

El nuevo primer ministro francés se estrenó con una jornada de protestas

11 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Sébastien Lecornu tomó ayer posesión de su cargo como primer ministro. La ceremonia fue rápida porque no había tiempo que perder. Por un lado, necesitaba iniciar la ronda de consultas con las distintas fuerzas políticas para intentar llegar a acuerdos que le permitan gobernar, y por otro el país vivía una jornada de bloqueos y manifestaciones que podían degenerar.

En el patio del Palacio de Matignon, junto a François Bayrou, Lecornu elogió la «extraordinaria valentía» de su predecesor y avisó que no iba a a pronunciar un gran discurso porque «la inestabilidad y la crisis política parlamentaria exigen humildad y sobriedad». Su mensaje para los franceses era sencillo: «vamos a lograrlo, hay un camino posible». Aseguró que habrá rupturas «no solo en la forma, no solo en el método, también en el fondo».

François Bayrou le aseguró que él y los suyos (es líder del grupo de Demócratas que cuenta con 36 escaños en la Asamblea) «haremos todo lo que podamos para ayudar a este gobierno porque el momento para Francia es muy importante, muy exigente, muy peligroso».

Como la primera tarea que Emanuel Macron ha asignado a Sébastien Lecornu es «consultar» a las fuerzas políticas para encontrar acuerdos que preserven la «estabilidad institucional» del país, el prime ministro se puso manos a la obra de inmediato. Ayer tenía previsto reunirse con Gabriel Attal, presidente del partido macronista, seguido de los responsables de Los Republicanos, su antiguo partido, y Edouard Philippe que preside Horizontes, una escisión de Los Republicanos. También ha contactado con el Partido Socialista y Los Verdes con los que se reunirá más adelante.

La Francia Insumisa ha anunciado que depositará inmediatamente una moción de censura contra el gobierno de Lecornu si éste no pide la confianza de la Asamblea. Si toda la izquierda vota la censura y se les une la Agrupación Nacional (RN), el gobierno caerá. De momento, según indicó ayer el presidente del RN, Jordan Bardella, ellos siguen el principio de «no censurar a priori» hasta haber escuchado el discurso de política general. Su partido está «a disposición» de Lecornu «para darle a conocer sus líneas rojas», pero no se hace «ninguna ilusión».

Mientras, el movimiento #bloqueemostodo salió a la calle. No es un movimiento generalizado como fueron los «chalecos amarillos», porque ha sido recuperado en parte por la extrema izquierda pero participaron muchos más de los que había previsto el Ministerio del Interior. En lugar de los 100.000 manifestantes previstos, acabaron siendo 175.000. Por la mañana solo hubo unos 30.000 intentando inútilmente bloquear las entradas a diversos aeropuertos, el periférico de París, o las estación del Norte en la capital.

Sin embargo, por la tarde, las manifestaciones acabaron acogiendo a unas 175.000 personas, que en general transcurrieron pacíficamente, pero que estuvieron trufadas de actos violentos protagonizados por elementos de la ultraizquierda que se enfrentó a la policía y destrozo mobiliario urbano. Por la tarde habían arrestado 473 personas de las que 339 fueron puestas bajo custodia.