Al Sharaa, de yihadista a primer presidente sirio en la ONU en casi 60 años
INTERNACIONAL

A su llegada a Nueva York se reunió con Marco Rubio para explorar el pleno levantamiento de las sanciones impuestas por EE.UU.
24 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Ahmed al Sharaa, el fundador de la filial siria de Al Qaida (ya desaparecida) y por el que hasta hace apenas unos meses Estados Unidos ofrecía una recompensa de 10 millones de dólares, se convertirá este miércoles en el primer presidente de Siria en participar en la Asamblea General de la ONU en casi 60 años.
Al frente de una organización designada como «terrorista» por Washington y el Consejo de Seguridad de la ONU, bajo el nombre de guerra Abu Mohamed al Jolani encabezó el grupo islamista Frente al Nusra, que posteriormente se reconvertiría en el Organismo de Liberación del Levante (HTS, en árabe) tras romper vínculos con Al Qaida.
Pero a Al Sharaa le valió con derrocar el pasado diciembre al presidente Bachar al Asad —en el poder durante casi 25 años— para reparar su imagen. Ahora, tras más de medio siglo de mandatos consecutivos de Bachar y de su padre Hafez, será el primer presidente de Siria en intervenir en la ONU desde que Nureddin al Atassi hizo lo propio en 1967, cuatro años antes de que el clan de los Al Asad acaparara el poder en el país árabe.
El nuevo líder sirio aterrizó el domingo en Nueva York al frente de una gran delegación y el lunes se reunió con el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, para explorar el pleno levantamiento de las sanciones. En mayo, Trump ya se reunió con el exlíder islamista en Arabia Saudí y ordenó el alivio de sanciones, pero algunas siguen vigentes. Fue la primera vez en 25 años que los presidentes de Siria y de Estados Unidos se veían las caras.
Desde su llegada al poder, Al Sharaa se ha enfocado en dejar atrás su pasado como fundador del antiguo Frente al Nusra y su aún más reciente pasado a la cabeza del HTS, que lideró la ofensiva relámpago que puso fin a 54 años del antiguo régimen.
Durante más de una década como líder yihadista, fue acusado de ordenar «ataques indiscriminados» contra civiles, según organizaciones de derechos humanos, pero poco a poco se fue distanciando del fundamentalismo islámico y se centró en consolidar el poder en Idlib, que durante años fue el último reducto opositor en la Siria de Al Asad.
Su periplo yihadista provocó que su organización fuera calificada como «terrorista global especialmente designada» por Estados Unidos, que ofreció una recompensa de hasta 10 millones de dólares por información sobre Al Jolani —nombre que Al Sharaa no ha vuelto a utilizar desde que derrocó a Al Asad—. La recompensa fue retirada el 20 de diciembre del 2024 tras la caída del antiguo régimen y la designación de HTS como terrorista en julio, mientras Siria atraviesa una etapa de transición en la que el nuevo presidente se está centrando en retomar las relaciones con la comunidad internacional rotas durante décadas por la brutalidad de los Al Asad.
Sus diez meses de liderazgo no han estado exentos de polémicas y dudas. Este mismo martes la Comisión de Investigación de la ONU para Siria denunció que se han seguido cometiendo violaciones de derechos humanos que podrían ser consideradas como crímenes de guerra tras la caída de Al Asad, como las matanzas de más de 1.400 alauíes en marzo en las ciudades occidentales sirias de Latakia, Tartús y Hama.