Macron resiste las presiones para que deje la presidencia en plena crisis política
INTERNACIONAL

El plazo dado por el presidente a Lecornu para negociar con los partidos expira este miércoles
08 oct 2025 . Actualizado a las 15:00 h.Conforme pasan los días, Francia parece incapaz de salir de la crisis política profunda en la que se encuentra inmersa y que tiene su origen, entre otros elementos, en la disolución de la Asamblea que decidió Emmanuel Macron en junio del 2024 tras sufrir un revés en las elecciones europeas. Una medida que nadie le pedía y que tomó en solitario ante la mirada incrédula del conjunto de la clase política, comenzando por su propio primer ministro, Gabriel Attal, y toda la sociedad francesa.
Por si no estaba claro que Francia atraviesa una crisis sin precedentes en la Quinta República, ayer Edouard Philippe, que fue el primer jefe de gobierno de Macron, entre el 2017 y el 2020, criticó duramente al jefe del Estado y le pidió que organice unas presidenciales anticipadas y que se vaya. Dijo en declaraciones a RTL que el presidente «se honraría» si, una vez adoptado un presupuesto para el 2026, «tomara la decisión digna de su cargo» y «se marchara inmediatamente después».
Philippe, que no oculta sus ambiciones para suceder a Macron en el Elíseo, insistió en que no se puede permitir que la inestabilidad de los últimos tiempos se prolongue otros dieciocho meses más porque es «demasiado largo y perjudicial para Francia». «[La situación] aterra a nuestros conciudadanos», dijo. El presidente de Horizontes criticó de nuevo la decisión de Macron de disolver la Asamblea en el 2024 porque ha provocado que «hoy el Estado ya no está sujeto a ningún control».
Pero, además de que Macron descarta dejar la presidencia de la República, al menos de momento, para seguir los consejos de Philippe tendría que haber un gobierno que elaborara unos presupuestos. Un ejecutivo dimitido, como el que tiene hoy Francia, solo puede gestionar los asuntos corrientes y no puede presentar ningún proyecto de ley en el Parlamento.
El plan del presidente
El tiempo ha demostrado los límites de la fórmula que llevó a Macron al poder: superar las divisiones políticas en nombre de la eficacia. Pero el presidente sigue creyendo en su método y antes de proceder a una disolución de la Asamblea espera aún nombrar un primer ministro capaz de aliar al bloque central (Renacimiento, Horizontes y MoDem) al que estarían asociados Los Republicanos y que contaría con la no censura del Partido Socialista.
Este es el encargo que hizo el lunes a su primer ministro dimitido, Sébastien Lecornu, que pasó todo el día de ayer consultando a unos y otros, a excepción del momento que dedicó al homenaje que se rindió a las víctimas de Israel y en apoyo a los rehenes del 7 de octubre del 2023. Lecornu tiene un plazo de 48 horas que finaliza esta tarde antes de que Macron «asuma su responsabilidad», una frase que publica la prensa gala, atribuida al entorno del presidente, y que nadie sabe en qué consiste exactamente.
Ayer recibió a los partidos que formaban parte del Gobierno y hoy seguirá la ronda consultando a los socialistas, que siguen reclamando a Macron que nombre a uno de ellos para ocupar el palacio de Matignon. Su líder, Olivier Faure, indicó ayer que «todos los grupos de izquierda salvo La Francia Insumisa» han respondido positivamente a la invitación de Lecornu. Marine Le Pen también ha rechazado la invitación.
En cualquier caso, Macron recibió ayer al presidente del Senado, Gérard Larcher, y a la presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet. Esta visita tiene su importancia en estos momentos porque el artículo 13 de la Constitución indica que el presidente de la República debe consultar al primer ministro, a la presidenta de la Asamblea y al presidente del Senado antes de proclamar la disolución de la Asamblea. Si Macron toma esta decisión, las elecciones deberán celebrarse entre 20 y 40 días después de la disolución.