Navegante, no hay camino

> Moncho Núñez Centella

LA VOZ DE LA ESCUELA

Imágenes de galeones en una tempestad, detalle de una carta náutica de Hessel Gerritsz (1622, Biblioteca Nacional, París)
Imágenes de galeones en una tempestad, detalle de una carta náutica de Hessel Gerritsz (1622, Biblioteca Nacional, París) Biblioteca Nacional de París

Isabel de Barreto fue la primera mujer que ejerció de almirante en la historia de la navegación

22 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El 20 de noviembre de 1567 (hace ahora 450 años) el navegante Álvaro de Mendaña y Neira salía del puerto del Callao, en Lima, a buscar las minas del rey Salomón. Resulta que una leyenda de los quechuas se refería a unas islas donde había mucho oro, y parecía inevitable que algunos las vinculasen a las míticas minas, de donde salía el metal precioso tan abundante en la corte del rey hijo de David, según cuenta la Biblia (Reyes, 10). En ese viaje Mendaña descubrió unas islas en las que no había oro, pero que terminaron llamándose islas Salomón. Así se escribe la historia. El motivo oficial de aquella expedición, promovida por la Corona española, era encontrar la imaginaria Terra Australis Ignota (Tierra Desconocida del Sur), que habían inventado Aristóteles y Eratóstenes en su día, e inspeccionar de paso el Pacífico meridional. En realidad, eran unos tiempos en los que estaba en auge la exploración de aquel gran océano que había descubierto Vasco Núñez de Balboa. Desde el comienzo, los españoles pusieron en marcha numerosas expediciones entre México y Filipinas, y cuando se descubrió una posible forma de volver desde estas islas a Acapulco, en 1565, se estableció una ruta comercial, que el denominado galeón de Manila realizaba dos veces al año. Esa fue la senda que siguió Mendaña en su viaje de vuelta.

Álvaro de Mendaña era un gallego del Bierzo, que luego se casó en Lima con la joven Isabel de Barreto, por cierto, posiblemente nacida en Pontevedra y que en 1595 acompañó a su marido en un segundo viaje a las islas Salomón, partiendo también del puerto del Callao. Dos de los cuatro navíos eran propiedad de Isabel, y en esa expedición iban cerca de 400 personas, entre ellas numerosas mujeres, pues la idea era establecer en las islas una colonia. Tras hacerlo en una de ellas, Mendaña falleció de malaria e Isabel se encargó del mando de una expedición donde ya habían comenzado los conflictos. La hoja de ruta dice que el viaje terminó en Manila, tras diversas peripecias entre las que se incluye el ahorcamiento de varios marineros, que no acataron las órdenes de la «adelantada de la mar océano». Se considera que Isabel de Barreto fue la primera mujer que ejerció de almirante en la historia de la navegación.

Un navegante coetáneo que con mayor certeza parece ser gallego es Luis Vaz de Torres, el primero que cruzó, en 1606 y cuando navegaba rumbo a Manila, el paso entre Australia y la isla de Nueva Guinea. Desde entonces, como reconocería James Cook, se conoce como estrecho de Torres. Quizás en aquel viaje Luis Vaz vio las costas del continente, pero no las miró. Era en el transcurso de la tercera expedición que la Corona española (entonces Felipe III, rey de España y Portugal) enviaba hacia la todavía desconocida y mítica Terra Australis. Pudo haberse llamado Austrialia, jugando a homenajear a los Austrias, pero el descubrimiento real y la exploración del quinto continente quedaría para navegantes holandeses e ingleses.

De esos apuntes queda claro que, en esto de la navegación, una cosa son los objetivos y los destinos, tanto los oficiales como los ocultos, y otra muy distinta los resultados que refleja el relato de la travesía. También es evidente que en la mar no existen caminos hasta que la experiencia de los navegantes permite establecer nuevas rutas. Muchos pioneros zarparon de puertos con destinos desconocidos, legendarios o imaginarios, casi sin rumbo prefijado, y se encontraron con las realidades que luego sirvieron para escribir la historia. Ese es su legado y ese fue su tesoro. Ahora es imprescindible recordar el poema Viaje a Ítaca, de Constantino Kavafis, y aceptar que, cuando lleguemos a la isla, a cualquier isla que nos marquemos como destino, no nos importará no encontrar oro, pues el viaje nos habrá enriquecido con vivencias, la mayor de las riquezas. Por eso en el Pacífico existen unas islas que seguimos llamando Salomón.

P. S. «Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar» (Antonio Machado).

palabras con historia 

Cuanto más inaccesible aparezca el ideal, tanto mejor. Las estrellas guían al navegante. Apuntemos enseguida al lejano término. Así señalaremos el camino más corto. Y antes venceremos

Rafael Barrett (1876-1910)

Los vientos y las olas están siempre de parte de los navegantes expertos

Edward Gibbon (1737-1794)

Si quieres ser navegante sin riesgo de naufragar, no te compres un barco: ¡cómprate una isla!

Marcel Pagnol (1895-1974)

Un barco nos parece el objeto cuyo fin es navegar; pero su fin no es navegar: es llegar a un puerto Nosotros éramos navegantes sin idea del puerto a donde ir. Reproducíamos, en versión dolorosa, la fórmula aventurera de los argonautas: navegar es preciso, vivir no lo es

Fernando Pessoa (1888-1935)

Los ideales se parecen a las estrellas en el sentido de que nunca los alcanzamos, pero, como los navegantes, con ellos dirigimos el rumbo de nuestras vidas

Albert Schweitzer (1875-1965)

 actividades

1. La Terra Australis Ignota comienza a aparecer en los mapas a partir del Renacimiento, y se basa en ideas que Tolomeo había tomado de Aristóteles y Eratóstenes, pensando que era necesario que existiese un territorio en el sur (austral) que equilibrase el peso de los continentes conocidos en el norte. Con un mapamundi actual, calcula la proporción de tierra firme en cada uno de los dos hemisferios terrestres.

2. El Pacífico es el océano mayor del planeta. ¿Sabes cuántas islas contiene? Haz un mapa y dibuja en él las rutas que siguieron los navegantes citados en el texto.

3. Los nombres de elementos geográficos descubiertos suelen ponerse como homenaje. Averigua a quién se refieren los nombres de:

  • Las islas Filipinas
  • Las islas Marquesas
  • Las islas Marianas

4. Isabel de Barreto fue pionera en la navegación. Busca el nombre de otras mujeres que lo hayan sido en: medicina, química, música, pintura, astronomía, matemáticas.

5. La búsqueda de oro, en sentido real o figurado, está detrás de muchas empresas náuticas y es la base de numerosas leyendas. Haz un resumen de la historia de Jasón y los argonautas en busca del vellocino de oro.

6. Analiza la expresión «navegar por Internet», buscando semejanzas con la navegación por los mares. ¿Hay en la Red puertos, rutas, náufragos, piratas, tempestades…?