Te explicamos los pasos a seguir, qué productos utilizar y cómo reconocer si está infectada
17 nov 2022 . Actualizado a las 15:50 h.Agua oxigenada, alcohol, Betadine, Cristalmina, tiritas, gasas... son numerosos los utensilios que tenemos en el botiquín de nuestros hogares para actuar ante posibles heridas. Sobre todo, si hay pequeños en casa, ya que en su proceso de aprendizaje los rasguños están a la orden del día. Los adultos tampoco nos libramos de cortes o caídas fortuitas, ya sea por accidentes o por temeridades que en ese momento parecían una buena idea. Sea cual sea la razón, lo cierto es que cuando nos hacemos daño, independientemente de la edad, sacamos todo el inventario para que la herida cicatrice lo mejor posible. Pero, ¿lo estamos haciendo bien?
Natalia López, experta en curas y heridas crónicas del Sergas y miembro del Colegio de Enfermería de Lugo, lo tiene claro: no siempre. «Cuando nos hacemos una herida lo que hay que hacer es lavarla bien y la mejor solución que tenemos todos a mano es el agua del grifo. No necesitamos nada más», afirma. Confiesa que puede darnos algo de reparo en ese momento, sobre todo si se trata de un niño, pero que hay que hacerlo minuciosamente y quitando la mayor cantidad de residuos (si es que existen). Eso sí, recalca que «estamos hablando de personas que no tienen ninguna otra patología, en el caso de que se trate de una persona mayor el proceso se puede ver deteriorado por otras dolencias o tratamientos que toman, como anticoagulantes o antiagregantes».
Posteriormente, «en el caso de que exista pérdida de sangre, se debe comprimir durante un rato con una gasa o paño limpio para que deje de sangrar y actúen las plaquetas», explica Manuel Durán, médico de familia y miembro del grupo de cirugía menor de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). Según sus palabras, cabe diferenciar entre heridas muy superficiales y otras en las que puede haber una mayor complicación, como por ejemplo, que podamos llegar a ver ligamentos o músculos. «Una forma muy fácil de que se produzca esta última es con el corte del cuchillo de jamón», escenifica.
Tal vez la duda que nos asalta ahora es: ¿con jabón o sin él? «El indicado debe tener una serie de características que normalmente no tienen los que tenemos en casa, que suelen ser perfumados. Por eso, mejor sin él», asegura López. Así, aconseja lavarla con agua acompañándonos de una gasa o un paño limpio, «sin utilizar esponjas que pueden empeorar la herida».
Agua oxigenada, alcohol, Betadine y Cristalmina: qué debemos tener en cuenta
Entre los reyes del botiquín hay que tener en cuenta una serie de circunstancias a la hora de elegir entre uno y otro. Primero, la terminología. Los conceptos de antiséptico y desinfectante, aunque se utilicen indistintamente de forma habitual, son diferentes. El antiséptico es una sustancia que inhibe el crecimiento o destruye microorganismos sobre tejido vivo, mientras que el desinfectante es un compuesto que ejerce la misma función sobre superficies u objetos inanimados. Así, una misma sustancia puede ser utilizada con una función u otra, ya que el mecanismo germicida no varía según la superficie de aplicación.
¿Qué es un antiséptico entonces? Un tipo de desinfectante que no irrite en el tejido a aplicar, no es inactivado por la materia orgánica y que no produce toxicidad por absorción. Por ejemplo, el alcohol está indicado para limpiar y desinfectar las manos o piel sana. No debe utilizarse para limpiar heridas abiertas ya que es muy irritante y en contacto con materia orgánica podría coagular las proteínas facilitando la supervivencia de algunos tipos de bacterias. En cuanto al agua oxigenada, no debería de aplicarse sobre piel sana, «ya que tiene una labor en heridas que están infectadas y colabora en cortar un poco el sangrado si existe mucha cantidad», apunta el doctor.
Así, hay alternativas mucho mejores a estos dos productos según Durán, «como el Betadine o la Cristalmina». En realidad, ambos son los nombres comerciales de la povidona yodada y la clorhexidina, respectivamente. El primero es un bactericida formado por una solución de povidona y yodo molecular que se emplea como desinfectante y antiséptico. Se suele utilizar en las heridas, pero no está recomendado para menores de seis años «porque la tiroides de los pequeños todavía no está lo suficientemente formada o activa, por decirlo así, para la captación de yodo que le aportamos a través de la herida», remarca López. Tampoco para embarazadas y personas con alteración tiroidal. En estos casos, es preferible la aplicación de Cristalmina.
Sin embargo, el doctor Durán recalca que en el caso de la Cristalmina, en la que existen soluciones acuosas o alcohólicas, es preferible optar por las primeras, porque «si es de base de alcohol va a doler y a molestar y si vamos a estar cerca de una zona de fuego podemos provocar más daño aún». Y pone un ejemplo: «Tu pareja se corta en la cocina y le echas Cristalmina en solución alcohólica... podemos provocar otra lesión al estar en contacto con el fuego». Al igual que debe evitarse la mezcla de antisépticos, ya que pueden acabar interactuando.
¿Es bueno tapar la herida con una tirita?
Las tiritas son otro de los productos más utilizados. Para pequeñas heridas, por comodidad, son un gran aliado. Sin embargo, están indicadas para evitar roces o molestias en nuestro día a día, o para proteger la herida si vamos a estar en ambientes «sucios», pero no ayudan en el proceso de cicatrización. «Hay un exceso de humedad en las heridas y encontrar el equilibrio perfecto es complicado», confiesa López, y añade que en el caso de tapar la herida ella aconseja «unos apósitos que solemos llamar como "segunda piel" y que utilizamos para cuando se producen ampollas en los pies a causa de los zapatos, si bien nunca se deben utilizar si sospechamos que hay infección en la herida».
«Tener una herida superficial al aire libre ayudará a que esta cicatrice», concuerda Durán. «La tirita como tal puede provocar que se acumule sudoración debajo, por eso lo mejor es que esté seca y para eso lo mejor es no cubrirla con nada», añade. Además, si la lesión es muy abierta el doctor recomienda la utilización de puntos americanos, más conocidos por su nombre comercial Steri-Strip, para ayudar a que esta cicatrice mejor.
En cuanto al tiempo de evolución de una herida, Durán apunta a entre siete y diez días, «si bien es cierto que en la cara cicatriza un poco antes y demorará más si se encuentra en manos o pies».
Cómo saber si una herida está infectada
Es conveniente vigilar la herida durante las 24 y 48 horas posteriores al momento en que se produjo la lesión, con el fin de detectar si existen signos que puedan indicar que hay infección. «Los signos clásicos de infección son el enrojecimiento, el calor y el dolor», aclara López. Una vez transcurrido ese tiempo, el riesgo de infección disminuye y lo más normal es que la herida se cure y cicatrice sin problemas.
De esta forma, una herida que se está infectas se enrojece y está caliente. «Otro síntoma de que se está infectando también es el latido, que suele darse por ejemplo, en las uñas», dice el doctor, y añade que «después incluso hay heridas que huelen y son más peligrosas porque significa que hay un anaerobio o un germen más serio».
El tratamiento de una herida infectada dependerá del tipo y su gravedad. Lo mejor es acudir al centro médico y que un profesional la revise.
La saliva, un mero «sana, sana, culito de rana»
Todos tenemos en la mente a padres o madres, abuelos o abuelas, recurriendo a la saliva cuando un niño se cae jugando en el parque. «Cuando alguien se da un golpe y le aplicas saliva lo único que estás intentando es eso: "el sana, sana, culito de rana". No tiene ninguna indicación», confirma la enfermera del Sergas. «Hay que tener en cuenta que la boca suele ser un sitio contaminado, por eso cuando hay mordiscos de un animal o de persona el riesgo de infección es muy alto», añade Durán. Es una práctica que se lleva a cabo en heridas pequeñas, por lo que tampoco existe ningún riesgo. «Lo hacemos todos», bromea López.