Pablo Parente, otorrinolaringólogo: «Con la vacuna del VPH evitamos que el virus se convierta en un tumor»
ENFERMEDADES
El director de Relaciones Internacionales de la Seorl-CCC celebra la decisión de incluirla en el calendario universal a partir del 2023
13 dic 2022 . Actualizado a las 16:56 h.La vacuna universal del virus del papiloma humano formará parte del calendario financiado a partir del 2023. Este paso, dado por el Ministerio de Sanidad, ya había había sido protagonizado previamente por otras comunidades como Galicia, Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares y Andalucía. Hasta entonces, solo se inmunizaba a las niñas, mientras que los varones quedaban fuera del pinchazo. Son varias la sociedades médicas que han aplaudido esta decisión, entre ellas la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (Seorl-CCC). Hablamos con el director de Relaciones Internacionales de la institución, el doctor Pablo Parente, especialista en cirugía de cabeza y cuello.
—Desde la SEORL-CCC celebran la inclusión de la vacuna del VPH en el calendario nacional de niños, ¿cuáles son sus beneficios?
—La novedad de la vacuna es que ahora se administrará a varones, y antes el calendario solo la contemplaba para mujeres. En los hombres va a provocar una disminución de las enfermedades benignas, o sea de los papilomas y verrugas en genitales, y a disminuir la carga del virus en sí. Este virus está relacionado con el cáncer en varones, del cáncer rectal, genital, y sobre todo el que nos interesa a nosotros, el de orofaringe. Mediante la vacuna eliminamos las infecciones por virus de papiloma, evitamos que se quede acantonado en las células de las amígdalas y en la base de la lengua, y no produzca cambios celulares que más tarde se conviertan en un tumor. En los últimos años, hemos encontrado un aumento del cáncer provocado por papiloma. Hace tres décadas era algo excepcional, pero ahora mismo este tipo tiene una incidencia del 30 % del total de tumores en esa zona. Y ojo, porque en Estados Unidos y en el Norte de Europa ya rondan el 70 %. Esta es la única área de todas las vías respiratorias en la que aumentan los casos, en el resto disminuye lentamente.
—Prevenir es esencial, claro. Estos tumores no cuentan con cribados.
—Exacto. No lo hay. Además, se ha constatado ya antes en las mujeres que la única medida de prevención es la vacunación desde el principio, evitando así que se produzca la infección por virus del papiloma humano. Realmente, lo peligroso es que el virus se mantenga durante muchos años, porque es cuando se puede convertir en un cáncer. Esta es la principal ventaja. Y después hay una razón secundaria. No se produce transmisión de hombres a mujeres, y viceversa. Es decir, vacunar a la mitad de la población (como se hacía antes) no permitía erradicar la enfermedad porque seguía habiendo un portador.
—Al final se trata de conseguir la inmunidad de rebaño, ¿no?
—Exacto.
—¿A qué se debe el aumento de casos de cáncer de orofaringe?
—Este aumento de tumores relacionados con el virus del papiloma humano se explica mediante el cambio de hábitos sexuales. Es algo demostrado porque es posible analizar el tumor y ver los cambios que se han producido en la masa, los cuales solo pueden estar causados por este virus. La siguiente pregunta es: ¿por qué ahora se debe al papiloma y antes no? La respuesta a esto no es tan científica, pero sí lógica, y es su forma de llegar a la zona orofaríngea. Normalmente, lo encontrábamos en el aparato genital. De ahí, que la conclusión evidente sea que se transmite por contacto debido a cambios en las costumbres de los últimos 30 o 40 años.
—¿Por qué no se incluían a los varones?
—Es difícil saberlo. Nosotros vamos un poco por detrás de otros países. Pero también es cierto que la incidencia en España de este tipo de cáncer ha pasado de un 5 o 10 % a un 30 %, y ahora vemos que está aumentando. La necesidad de vacunación ha tardado en imponerse porque la curva de ascenso de estos tumores está siendo más tardía en nuestro entorno. Aunque desde las sociedades científicas llevamos años pidiéndola. También hay que entender algo. En los últimos dos años hemos tenido una situación sanitaria que no nos ha permitido pensar en otra cosa, y es comprensible que hayamos tardado, a su vez, un poco más. Además, la eficacia de las vacunas en general ha reforzado la idea de que todas las enfermedades que se puedan prevenir, con el coste que sea. Y en este aspecto hemos tenido suerte porque Galicia ha sido de las primeras que lo ha hecho.
—Hay gente que sigue dudando de la seguridad de esta vacuna.
—Lleva años utilizándose en mujeres, y ahora se administrará en hombres. Por eso, aunque existen diferencias biológicas entre ambos sexos, no esperamos que esto suponga un problema. Por otra parte, hay que recordar que la vacuna ya se podía utilizar en aquellos jóvenes que declarasen ser homosexuales, y en los pacientes que han padecido este cáncer. Con esto quiero decir que no es una vacuna nueva. Al contrario, está muy testada desde hace años.
«El problema de roncar es que la mayoría de gente también tiene apnea»
—Ahora que ha llegado el otoño y los catarros, ¿cuáles son las patologías más comunes que llenan sus consultas?
—Las enfermedades de nuestra área suponen entre el 20 y el 25 % de las consultas generales en medicina de Atención Primaria, donde tenemos unos médicos que realmente controlan y manejan las infecciones, generalmente virales, de vías respiratorias. La rinitis, faringitis o sinusitis. Lo que nosotros vemos son las enfermedades que se han complicado, o bien porque no hayan sido convenientemente tratadas, o bien porque el paciente no haya tenido una buena respuesta al tratamiento. Por ejemplo, una otitis que evoluciona mal. Durante los últimos dos años, el uso de mascarillas había disminuido muchísimo la transmisión de los virus más habituales entre nosotros, y como ahora ya no se usan, los volvemos a tener.
—Me habla de otitis. Esta infección tiene una mayor incidencia en los niños pequeños, ¿por qué?
—Durante el crecimiento de la cabeza, hay algunas cosas que aparte de crecer en tamaño, cambian la forma y la orientación. Una de las partes que cambia es la trompa de Eustaquio. Es un tubo que comunica la parte de atrás de la nariz, con la parte media del oído. Esta comunicación sirve para ventilar, para mantenerlo lleno de aire, lo que permite la audición. Los niños, hasta que dan el estirón, lo tienen más ancho, relativamente más corto y más horizontal, y según va creciendo, el tubo se va estirando, a la vez que fortaleciendo. El problema es que los pequeños tienen mayor facilidad para que, a través de este tubo, pasen diferentes patógenos. También se producen problemas en cuanto al paso de todos estos gérmenes desde la nariz, que cuando se bloquea, se acumula moco en el oído. A mayores, el sistema inmune está aprendiendo a manejarse. Todas estas circunstancias hacen que un catarro normal en un adulto se convierta en una otitis en un niño, y que puedan repetirse con más asiduidad.
—Uno de los síntomas del covid persistente es la pérdida de gusto y olfato, ¿desde la sociedad observan un aumento de las unidades especializadas en su rehabilitación?
—Sí, sí lo hay. Todos los hospitales tienen profesionales que son capaces de atender a los pacientes con problemas de olfato, porque si bien estos son más frecuentes, siempre los ha habido. Pero lo cierto es que como han aumentado tanto los casos, los hospitales se han tenido que reorganizar para mejorar el acceso a estas prestaciones, y se han ido creando más unidades de anosmia. Lo que vemos ahora es que el covid afecta a más gente, pero de manera más leve, y que además, las últimas variantes han empeorado los síntomas previos de sinusitis o rinitis, que tardan meses en mejorar. Por eso cada vez hay más unidades de este tipo, pero todavía no están en todos los centros.
—Ya por último, el mal de muchos. Algunos estudios estiman que el 65, 5 % de la población mundial ronca. ¿Cuándo se vuelve un problema?
—Hay que distinguir dos cosas. Una es el ronquido, a lo que nosotros le llamamos roncopatía, que cuando es simple y no tiene afectación a la respiración, no supone un problema. Y otro es el ronquido con apnea, que además de producir ronquido, la gente deja de respirar por momentos porque se colapsa la vía aérea. La lengua y el paladar se cierran completamente, la persona está unos segundos sin respirar, le baja la saturación hasta que tiene un microdespertar y vuelve a coger aire. El problema es que la mayoría de gente que ronca tiene apnea, y este sí es un trastorno grave que se relaciona con hipertensión, afectaciones cardiovasculares, de descanso y de somnolencia.