Teresa Macarulla, oncóloga: «Desconocemos la causa clara de la mayoría de casos de cáncer de páncreas»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Teresa Macarulla es jefa de la unidad del programa de cáncer gastrointestinal en el Departamento de Oncología Médica del Hospital Universitario Vall d'Hebron.
Teresa Macarulla es jefa de la unidad del programa de cáncer gastrointestinal en el Departamento de Oncología Médica del Hospital Universitario Vall d'Hebron.

Se ha descrito que la diabetes o pancreatitis crónica de larga evolución podrían favorecer que apareciera un tumor de estas características

16 ago 2023 . Actualizado a las 20:43 h.

Un enemigo silente y rápido, así es el cáncer de páncreas. A pesar de que, a nivel de prevalencia entre la población, esta patología no se encuentra entre las principales amenazas sobre la salud pública por su incidencia, sí lo hace por la alta mortalidad que acarrea. Según indican desde la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en el momento del diagnóstico, menos de un 20 % de los tumores de los pacientes serán susceptibles de resección —extirpar el tumor y aplicación adicional de radioterapia local—, dado el estado avanzado de la enfermedad. 

Una realidad que Teresa Macarulla ve a diario en su consulta, como jefa de la Unidad del Programa de Cáncer Gastrointestinal en el Departamento de Oncología Médica del Hospital Universitario Vall d'Hebron en Barcelona, donde trabaja en el Equipo de Tumores Gastrointestinales. Es miembro de la SEOM, European Society for Medical Oncology (ESMO) y American Society of Clinical Oncology (ASCO), y cuenta con una dilatada experiencia en tumores hepatobiliopancreáticos y colónicos.

—Partimos de los cánceres gastrointestinales, ¿cuáles son los más diagnosticados en nuestro país?

—El tumor digestivo más frecuente es el de colon. De hecho, es, con diferencia, uno de los más frecuentes en nuestra sociedad respecto al resto de tumores digestivos. 

—En cambio, el de páncreas, no es de los más diagnosticados...

—Exacto. De cáncer de colon se esperan unos 30.000 nuevos casos en el año 2023 y en cambio, de páncreas, 9.000. El de colon es un tumor mucho más frecuente, tanto en hombres como en mujeres. Después del cáncer de mama en mujeres y del de próstata en hombres. 

—Dentro del cáncer de páncreas, ¿existen diferentes tipos?

—Sí. El más frecuente, un 95 % de todos los tumores que se diagnostican en el páncreas, provienen de las glándulas del páncreas, que originan un tumor que se llama adenocarcinoma. Este tipo son la mayoría, pero no es el único. De hecho, hay un 5 o un 7 % de los tumores que pueden originarse de las células endocrinas del páncreas. En este caso se denominan tumores neuroendocrinos y tienen una historia, un pronóstico y un tratamiento completamente distinto al del adenocarcinoma. Por tanto, es importante siempre una biopsia para saber si estamos en ese 95 % que se trata de una manera o delante de ese 5 o 7 % que se trata de otra manera totalmente diferente. 

—¿Es un tumor que da síntomas?

—Uno de los problemas que tenemos y que se da en más tumores que en el de páncreas, es que es silente. El de páncreas es uno de los que más sucede esto. En el momento en el que da síntomas, normalmente, ya estamos hablando de un tumor avanzado. De manera que, por casualidad, se suele diagnosticar porque hacemos una prueba de imagen por otro motivo y lo encontramos o es muy difícil encontrarlo. Existe una excepción, un grupo pequeño de pacientes que tienen el tumor localizado en la cabeza del páncreas y esto lo que hace es tapar la salida de la bilis del hígado, por comprensión. Así, los pacientes se ponen amarillos. Es el único síntoma que nos puede llamar la atención.

—¿Existe una edad en la que es más frecuente el cáncer de páncreas?

—El cáncer siempre va unido a la edad por una cuestión de degeneración de las células. La mediana de edad del cáncer de páncreas está entre los 65 y 70 años. Generalmente, es un tumor de gente más mayor. Pero es cierto que un efecto que estamos viendo en los últimos años es el aumento del cáncer de páncreas en gente joven. Y cuando digo joven me refiero a menores de 50 años. Lo que no sabemos todavía a día de hoy es por qué está sucediendo este fenómeno. 

—¿Cuál es el pronóstico de este tipo de cánceres? 

—El gran problema de este tumor es que la mayoría de las veces lo diagnosticamos cuando la enfermedad ya es avanzada y, por tanto, el paciente ya no es candidato al único tratamiento que a día de hoy es curativo, que es la cirugía. Este es el gran problema. Solo cerca de un 20 % de los pacientes podrán ser candidatos. El resto tendrá un tratamiento con el que intentaremos frenarlo, pararlo o hacerlo más pequeño, pero que no podemos curar al paciente completamente de esta enfermedad. Por tanto, esta es la dificultad, el porcentaje pequeño de pacientes en el que encontramos el tumor a tiempo para poder curarlos. 

—¿Existen factores de riesgo?

—Desgraciadamente, la mayoría de casos de cáncer de páncreas desconocemos la causa clara, eso es una realidad. Pero es cierto que hay causas identificables. Por ejemplo, alrededor de un 10 % de los pacientes puede tener una alteración genética. Es decir, un gen alterado, heredado de sus padres, que le predispone a tener cáncer de páncreas. Con todo, es un porcentaje pequeño. Y luego se ha descrito que pacientes con diabetes de larga evolución o bien pancreatitis crónica de larga evolución podría favorecer que apareciera un tumor. También tenemos pacientes que han abusado del alcohol o del tabaco, son factores que podrían contribuir. No obstante, insisto, la mayoría de los pacientes, cuando analizas sus casos, no tienen ninguno de estos factores. 

—¿Qué factores explicarían, en su opinión, que a día de hoy sea el tumor más letal en nuestro país?

—Creo que existen diferentes factores que lo explican. El primero ya lo hemos mencionado y es crucial: como es un tumor que no es muy frecuente y además es muy difícil diagnosticarlo cuando está en fases muy iniciales, no hay programas de screening, como sí existen en el de mama o en el de colon, que permiten diagnosticar los tumores cuando están sin síntomas. Estos programas no existen por muchas razones y por tanto no podemos diagnosticar la enfermedad a tiempo. 

También hemos dicho que los síntomas aparecen cuando la enfermedad es avanzada, siendo otro factor que no nos ayuda. Y luego porque es un tumor que desde fases muy iniciales tiene tendencia a metástasis, es decir, enviar células a la sangre aunque el tumor, de entrada, sea muy pequeño. Esto hace que sean tumores, departida, muy diseminados y avanzados. Además, a día de hoy, tenemos muy pocos fármacos aprobados contra esta enfermedad, por tanto, contamos con pocos recursos con los que luchar. Hay una gran necesidad de buscar nuevos tratamientos que mejoren esto. 

—Menciona usted el cribado. ¿Sería posible para el cáncer de páncreas?

—Resulta muy complejo. De hecho, esto solo se está aplicando ahora en personas de riesgo, es decir, en aquellos casos en los que se conoce que forman parte de familias con un riesgo de desarrollar un cáncer de páncreas porque tienen algún gen alterado. De otra forma, no se puede aplicar. 

Sí, se puede hacer a través de resonancias o endoscopias, pero se requieren equipos muy expertos porque ver el páncreas es muy complejo y además, es complicado porque hay que hacerlo una vez al año y en centros específicos. Es un screening muy complejo que solo está haciéndose en la población de riesgo por algún motivo, pero no en la población general. Sería una locura. 

 —¿Qué tratamientos existen a día de hoy?

—Básicamente, a día de hoy seguimos dependiendo de la quimioterapia. Tenemos dos grandes esquemas y con eso tenemos que tratar a los pacientes. En otros tumores la inmunoterapia ha sido muy útil y ha cambiado la historia de esos tumores, pero no es el caso del tumor de páncreas. De momento no hemos conseguido que funciona. Al igual que la terapia dirigida, encontrar un gen alterado en el tumor y tratarlo de forma personalizada. En el cáncer de páncreas solo funciona en alrededor de un 5 o un 7 % de los pacientes, no en la mayoría. 

—¿La falta de investigación en cáncer de páncreas es porque se trata de un tumor menos diagnosticado que el resto o existen otras razones?

—Creo que, en general, a la hora de hablar de investigación en cáncer en nuestro país, siempre son necesarios más recursos. Además, concretando en el de páncreas, históricamente se han destinado más recursos a otros más frecuentes como pueden ser el de colon, mama o pulmón, provocando que el de páncreas cuente con muchos menos. Ahora, nos hemos dado cuenta que los demás tumores han mejorado la supervivencia. El gran problema que tenemos en el cáncer de páncreas es que la supervivencia sigue siendo pobre. Por eso creo que están aumentando los recursos que se destinan a esta enfermedad. Tanto a niveles de becas, ayudas y financiación, se está teniendo en cuenta que el gran problema es que es uno de los tumores en los que el pronóstico es peor. 

—¿Hay luz al final del túnel?

—Creo que sí que hay esperanza porque hay mucha lucha detrás. Existe mucha gente que está investigando y que pretende mejorar los tratamientos de nuestros pacientes. En los últimos años lo que hemos conseguido es conocer mejor la biología de ese tumor, conocemos mejor los genes que tiene alterados. Qué vías aprovecha el tumor para crecer. Por tanto, ahora tenemos muchas vías de investigación contra los puntos débiles que sabemos que puede tener el tumor. Algunos de ellos no han funcionado. pero muchos otros están en vías de desarrollo y pueden cambiar la estrategia terapéutica y la perspectiva de ese tumor. Por ejemplo, sabemos que la mayoría de pacientes tiene un gen alterado que es el KRAS, que hasta ahora no habíamos conseguido bloquear este gen y que a día de hoy ya disponemos de los primeros bloqueadores. Es decir, que tendríamos ahí una vía de mucha esperanza.

Por lo tanto, yo creo que sí, que sí hay esperanza. Además, a día de hoy, cada vez tenemos más pacientes que se escapan de ese pronóstico y empiezan a ir mejor de lo que esperaríamos, gracias a los nuevos tratamientos que tenemos. Sí, hay luz y esperanza al final de este túnel. Creo que vamos a mejorar y a empezar a subir escalones. Poco a poco, iremos mejorando la supervivencia de nuestros pacientes.

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.