Una bacteria carnívora infecta a la modelo Jennifer Barlow: «No es habitual ver este tipo de infecciones en nuestro país»
ENFERMEDADES
La estadounidense explicó que el origen de la infección podría deberse a que se hizo un corte en la pierna mientras se depilaba
01 sep 2023 . Actualizado a las 16:22 h.La modelo y actriz Jennifer Barlow fue intervenida por una grave infección en la pierna, causada por una bacteria carnívora, que finalmente terminó con la amputación de la extremidad. Barlow compartió este trágico suceso en sus redes sociales, con un mensaje a sus seguidores en el que explicaba la razón por la que había estado ausente los últimos cinco meses, acompañada de una fotografía de ella en el hospital. «No he hecho una publicación sobre esta rara infección contra la que estaba luchando porque quería centrarme exclusivamente en sobrevivir», decía.
El incidente ocurrió cuando la modelo se encontraba de vacaciones en las Bahamas. Al depilarse, se hizo un pequeño corte al pasarse la cuchilla, al que no le dio mayor importancia. Momentos después, se metió en el mar a nadar, y se cree que fue ahí cuando una rara bacteria carnívora entró en contacto con su organismo, a través de la herida, lo que derivó en una fascitis necrotizante.
En declaraciones a medios estadounidenses, Barlow señaló que la infección se empezó a manifestar una vez volvió a Atlanta, su lugar de residencia. Su rodilla comenzó a hincharse, le dolía y estaba muy caliente al tacto. Un hecho por el que apenas podía caminar. Así que decidió acudir a un punto de emergencias médico, en el que le dijeron que tenía un esguince y la mandaron a casa con unas muletas y analgésicos. Estos no surtieron efecto, pues la infección no hacía más que empeorar.
La modelo desveló que fue su hermano quien la encontró inconsciente en la cocina de su casa y la llevó al hospital. Allí, le diagnosticaron un shock séptico, por el que entró en coma ya que la bacteria había llegado al torrente sanguíneo. A pesar de someterse a más de 30 operaciones y haber estado tres meses en la unidad de cuidados intensivos, la infección continuaba latente y Barlow accedió a la posibilidad de amputar su pierna. «Es muy raro que alguien sobreviva a la fascitis necrosante», señala su presentación en la plataforma Gofundme, donde realiza un crowdfunding para poder pagar una prótesis.
«Ahora que estoy estabilizada quiero compartir mi historia sobre mis experiencias cercanas a la muerte a lo largo del camino. Cómo ha sido volver a aprender ser humano», decía la joven estadounidense de 33 años en su cuenta de Instagram.
¿Bacteria carnívora?
Se llama bacteria carnívora a aquellos microorganismos «que están relacionados con las infecciones de piel y tejidos blandos graves, que pueden poner en riesgo nuestra vida, como la fascitis necrotizante», detalla el doctor Francisco Franco Álvarez de Luna, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).
Las vías de infección más habituales respecto a este tipo de bacterias son dos: «A través de heridas abiertas o pequeñas lesiones en la piel que entren en contacto con el agua salada que tenga el microorganismo en cuestión; o a través de la ingesta de alimentos, sobre todo, mariscos crudos o poco cocinados, contaminados», detalla el experto. Además, señala que no afectan a todas las personas por igual, sino que suponen un mayor riesgo para «pacientes inmunodeprimidos, diabéticos o con enfermedad hepática».
Días después, en su cuenta de Instagram, Barlow compartía una de sus intervenciones en una cadena de televisión con el siguiente mensaje: «La cantidad de apoyo me llena el corazón de gratitud y amor (...). Me habéis enseñado que no existe ningún límite». Además, la modelo hacía referencia a que los síntomas de «fiebre, calor en la zona al tocarla y enrojecimiento no son sinónimo de un esguince, sino de una infección».
¿Qué es una fascitis necrotizante?
La fascitis necrotizante es una infección rara de origen bacteriano que puede llegar a causar la muerte. El nombre procede de «fascitis», que significa la inflamación de la fascia, el tejido subyacente a la piel y que cubre los músculos, nervios, grasa y vasos sanguíneos; mientras que el término «necrotizante» significa que causa la muerte de los tejidos.
«Afecta a partes blandas y progresa rápidamente en profundidad pudiendo llegar a provocar una afectación sistemática con alta mortalidad», indica un documento del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Complejo Asistencial de Zamora. Precisamente, se detalla que se consideran factores de riesgo las lesiones traumáticas, los procesos quirúrgicos, el alcoholismo o la diabetes, entre otros.
Existen muchos tipos de bacterias que pueden provocarla, sin embargo, la más común suele ser la estreptococos del grupo A. Aunque, las que residen en el agua, como las pertenecientes al género Vibrio vulnificus, también pueden estar detrás. Esta última «vive en las aguas costeras de todo el mundo, principalmente, en zonas templadas», explica el doctor Franco Álvarez de Luna. Eso sí, no es frecuente en las españolas y, por lo tanto, no es «habitual este tipo de infecciones en nuestro país».
Este género bacteriano es muy susceptible a las bajas temperaturas y a la salinidad: «De hecho, las condiciones óptimas de salinidad para su crecimiento son entre 0,7 y 1,6 %, y las temperaturas no más bajas de 17º.C», precisa el portavoz de la Seimc. En España, estos parámetros «no son los más adecuados para su supervivencia», añade.
Según el documento de Actualización en Fascitis Necrotizante, «suele asociarse con un importante nivel de toxicidad sistémica. Además, supone la forma más grave de infección de partes blandas, debido al rápido progreso que presenta». De hecho, por la gravedad que suelen presentar los casos, una detección precoz resulta fundamental para el pronóstico del paciente. El tratamiento ha de ser inmediato y basarse «en antibioterapia empírica y desbridamiento quirúrgico» hasta que la infección se resuelva.
Los síntomas más habituales son los que explicó la modelo estadounidense: área afectada con alta temperatura, enrojecida e inflamada; un dolor intenso incluso fuera de la zona con inflamación, y fiebre. Sin embargo, la sintomatología puede agravarse hasta la aparición de úlceras, ampollas o manchas negras en la piel; pus o secreciones; mateos; fatiga o cansancio y diarrea o náuseas.
Mientras que la comunidad médica avanza en el conocimiento de su origen, y la disponibilidad de herramientas son mejores, su mortalidad apenas ha variado en los últimos años, pues sigue siendo alta. Tanto, que afecta a más del 25 % de los pacientes. Esta enfermedad se asocia en muchas ocasiones a la aparición del shock séptico.
Fuente: Documento de Actualización en Fascitis Necrotizante, firmado por los doctores Pedro Parra Caballeroa, Silvia Pérez Estebanb, María Ester Patiño Ruiz, Santos Castañeda Sanz y Jesús Alberto García Vadillo.
¿Qué es un shock séptico?
Por su parte, un shock séptico es el nivel más alto de gravedad de una infección provocada por un microorganismo en el cuerpo. Así explicaba las diferentes escalas de este proceso el doctor Juan González del Castillo, responsable de enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes): «Primero sucede la bacteriemia, que es cuando estos microorganismos o agentes infecciosos pasan a la sangre. Posteriormente vendría la sepsis o septicemia, que es un proceso que anticipa al cuadro de shock séptico. También es una respuesta anómala, produce un riesgo de muerte del 10 %. Pero cuando ya hay disfunción orgánica, hablamos de shock séptico y el pronóstico es que de cada diez pacientes, tres o cuatro pueden acabar falleciendo», indicaba. O lo que es lo mismo, se estima un 40 % de mortalidad.
Antes de que se produzca, cuando el organismo todavía se encuentra en un estado de sepsis, en el que el cuerpo libera sustancias químicas inmunitarias a la sangre para que hagan frente al patógeno infeccioso. Sin embargo, estas desencadenan todo un proceso de inflamación generalizada, que provoca coágulos en la sangre y fugas de los vasos sanguíneos. Como resultado se altera la circulación y se priva a los órganos de oxígeno y nutrientes, lo que acaba provocando un daño en todos ellos. «Es una respuesta anómala a un proceso infeccioso que condiciona un fallo de órganos que pone en riesgo vital al paciente», apuntaba González.
Por esta razón, la Semes señala que la identificación temprana de este proceso es imprescindible para reducir la mortalidad del afectado y comenzar el tratamiento. Se calcula que cada hora de retraso conduce a un incremento de la mortalidad del 7,6 %. La manifestación clínica incluye fiebre, que puede ser muy alta, escalofríos y tiritonas. También dolor de cabeza, mareos, pérdida de apetito y cansancio.
El doctor González precisó que, aunque haya un fallo de los órganos, el paciente sí puede sobrevivir, aunque depende de cuáles se vean afectados. «Un 40 % pueden llegar a fallecer y el 60 % se puede recuperar. La persona puede sufrir algunas secuelas, pero el objetivo es restaurar la función siempre», concluye el experto.