María del Mar Freijo, neuróloga: «El ictus, por definición, no da señales, es algo que es brusco y repentino»
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ENFERMEDADES
![Dra. Freijo, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN](https://cflvdg.avoz.es/sc/U-c40ww-DY0VTEsjZRLSu1bbW7U=/480x/2023/10/19/00121697718260376258578/Foto/freijo.png)
La coordinadora del Grupo de Enfermedades Cardiovasculares de la Sociedad Española de Neurología pone de manifiesto la importancia la prevención en este problema, del que cada año hay más de 110.000 nuevos casos en el territorio nacional
20 oct 2023 . Actualizado a las 11:14 h.El ictus es la segunda causa de muerte en España y la primera de discapacidad adquirida en el adulto. Según recoge la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año hay entre 110.000 y 120.000 nuevos casos en el territorio nacional, de los cuales la mitad termina con secuelas discapacitantes o fallecen.
La doctora María del Mar Freijo Guerrero, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología, analiza el papel de la prevención en un problema sobre el cual todavía falta concienciación. Si bien en los últimos veinte años la medicina ha logrado reducir la mortalidad y la discapacidad después de un accidente cerebrovascular, se estima que en los próximos veinticinco, su incidencia se incremente casi un 30 %. No es de extrañar que para la experta, su trabajo sea un reto diario. Señala que escogió esta especialidad para conocer «las lagunas del cómo funcionamos y cómo somos».
—Según un estudio publicado en «The Lancet Neurology», para el 2050 se calcula que casi 10 millones de personas morirán a causa de un ictus. ¿Hay algo que se pueda hacer para evitarlo?
—Al final, es lo que dice ese artículo y lo que todos repetimos: que se tenga un estilo de vida saludable y control de los factores de riesgo vascular. En realidad, hay diferentes formas de disminuir la mortalidad. Lo primero es no tenerlo, es decir, que la incidencia disminuya. Para ello, está lo que llamamos prevención primaria: no tener los factores de riesgo para intentar que se reduzcan las probabilidades de que se tenga un ictus. Lo segundo es ser capaces de reconocer que nosotros o una persona cercana lo está teniendo. Hay que saber que se debe llamar inmediatamente al 112 y solicitar atención sanitaria. De esta manera se le atenderá lo antes posible. Por otro lado, hemos avanzado muchísimo con los tratamientos. Y luego, evidentemente, todas las investigaciones que hay alrededor del ictus para mejorar el pronóstico del paciente cuando llega. En el momento que ya se ha dado de alta, se vuelve a realizar una prevención secundaria para que no se repita.
—¿Cree que falta concienciación de la importancia que tiene la prevención en las enfermedades neurológicas?
—Creo que sí, a pesar de que cada vez se oyen más y nosotros siempre insistimos en ello, es verdad que la evidencia está ahí y los estilos de vida no se han vuelto más saludables. Pienso que, a la larga, mejorarán y disminuirán. Pero sí que es cierto que en esto todavía no hay suficiente concienciación, muchos lo han integrado, aunque todavía queda camino por hacer.
—Siempre se dice que el 90 % de los ictus se podrían evitar, ¿esto sucedería con hábitos saludables?
—Así es. Lo que no puedes evitar es la edad. Conforme envejeces, aumenta el riesgo de tener un ictus y en contra de eso no hay nada que se pueda hacer. En lo que sí se puede intervenir es en el estilo de vida. Hacer ejercicio y seguir una dieta saludable para que la persona tenga menos riesgos; riesgos como son la hipertensión arterial, diabetes, el colesterol alto o el hábito tabáquico. También se pueden hacer controles periódicos para detectar el primer momento que se tenga la tensión alta o se diagnostique una diabetes y, de esta manera, comenzar a tratarlo. Se debe vigilar que se esté en los niveles correctos, porque hay enfermedades que van causando daño a la larga y es importante tener un seguimiento estrecho.
—¿Qué pasa en el cerebro cuando se produce un ictus?
—Voy a hablar del ictus isquémico, que representa el 80 % de los casos y es el más habitual. En una de las arterias que lleva la sangre al cerebro se forma un trombo, por lo tanto, la sangre deja de llegar a una zona concreta, con la carencia consecuencia del oxígeno y nutrientes correspondientes. Esto imposibilita que esa área realice sus funciones. Por ejemplo, si se encarga del lenguaje, de mover la pierna o el brazo, aparecen los síntomas de no poder hablar, entender lo que te dicen o mover esa extremidad. El otro ictus es en el que la arteria que lleva la sangre se rompe y produce una hemorragia cerebral. El daño es el mismo porque perjudica esa zona debido a la hemorragia y las funciones que lleva a cabo tampoco las puede efectuar.
—En el ictus el tiempo es oro. ¿Se conoce cómo empeora el pronóstico a medida que pasa el tiempo?
—La frase que nosotros decimos siempre es que el tiempo es cerebro. Cada segundo que pierdas, ganas cerebro dañado. Fíjate. Al principio, solo podíamos tratarlo en las primeras tres horas. Si se superaba esa barrera ya no se podían poner los tratamientos, ya que se corría mucho riesgo sin ningún beneficio. Luego, se amplió a cuatro horas y media. Seguían siendo tiempos muy cortos. A medida que hemos ido avanzando y, se han ido encontrando tratamientos, se han podido ampliar los candidatos y disponer de ventanas más amplias. Pero, aún sí, aunque tengas más tiempo, segundo que pierdes es cerebro que tienes dañado.
—Me dice que se debe llegar lo antes posible al hospital. Entiendo que no siempre se hace y por eso incide en ello.
—Sí, esto es muy variable y depende de muchos factores. Desde luego, lo primero es la severidad. Si de repente, la persona se queda hemipléjica y no puede hablar, obviamente, va al hospital. Pero hay otras ocasiones en las que a lo mejor siente que solo se le ha dormido la mano, o hay personas mayores que quieren esperar a que lleguen sus hijos después de trabajar para no interrumpirles antes. A veces, si eres más joven, no le das tanto valor y se piensa que será otra cosa. Son cosas que ocurren y llegan tarde. Creo que en esto vamos avanzando y cada vez la gente sabe más lo que es un ictus, pero sí que es cierto que hay personas que tardan.
—¿Qué síntomas produce? Los que son más conocidos y los que menos.
—Los síntomas principales son el movimiento del brazo, pierna o de ambos. Esto puede ir asociado a una alteración de la sensibilidad, es decir, que no la notes o la notes menos. Afecta al lenguaje, no puedes entender o hablar correctamente. O también está la imposibilidad de ver por una parte del campo visual. Es posible que te ocurran varias cosas a la vez.
—¿En ningún caso el ictus puede dar una señal previa al episodio más agudo?
—No, nunca. El ictus, por definición, es algo que es brusco y repentino. Esto es muy característico. La persona está bien, en una situación normal, y de repente, ocurre.
—Que nada tiene que ver con el ictus transitorio.
—En el caso del ictus transitorio, el trombo que se produce en la arteria se disuelve, la sangre retoma su flujo y, en función del tiempo que estuviese sin este riego, el cerebro se daña de forma permanente o no. A veces, los otros vasos que están alrededor pueden compensar durante un tiempo esta falta, y eso aguanta, resiste, y el daño no es tan grave. Esto ocurre de forma natural.
—¿A qué edad se suelen tener más ictus? Según la SEN, en los últimos 20 años ha aumentado un 25% el número de casos entre las personas de 20 a 64 años.
—En las personas mayores de 65 es cuando el porcentaje es más elevado. Sí que es verdad que en algunas ocasiones se ve a edades más tempranas porque, como es lógico, el ictus también existe en los jóvenes. Se piensa que está incrementando en esta franja edad y que tiene relación con el estilo de vida y los factores de riesgo vascular. Pero en todo caso, el porcentaje mayor sigue siendo en los pacientes de edades más avanzadas.
—¿Les llegan muchas personas al hospital que piensan que tienen un ictus y, en realidad, no es así?
—Sí. Como decía antes, pueden acudir personas que llegan tarde o, también, lo contrario. En ese sentido, es mejor que vengan a la consulta aunque no lo sea, que la situación opuesta, que por desgracia es más complicada. Lo preferimos.
—¿Cómo ha avanzado el abordaje del ictus en los últimos 20 años y cómo se espera que siga evolucionando?
—El avance de la neurología es relativamente corto porque, efectivamente, se ha incrementado en estos últimos 10 o 20 años. Se consiguieron varios hitos. En primer lugar que se tratasen en las unidades de ictus, que están especializadas dentro de los hospitales y son de cuidados semi intensivos. El paciente ingresa y se le controla la tensión, el azúcar, el oxígeno y se está pendiente de detectar cualquier tipo de complicación. Eso fue lo primero con lo que se vio que se obtenía un beneficio en el pronóstico de los pacientes, por ello, se empezaron a crear en los hospitales. Tras esto, apareció una medicación que se pone con suero y que consigue disolver ese trombo, que es lo que llamamos procedimiento de la trombolisis. Disuelve el trombo y permite pasar el flujo de sangre. Este fue el segundo brazo porque, como te decía, al principio teníamos unas ventanas de tiempo más estrechas, que se han ido ampliado. Y después, lo que supuso otra revolución fueron los cateterismos. A los pacientes que tienen ocluido un vaso grande, con un catéter, que se introduce mediante la ingle y llega hasta la arteria o vaso obstruido, se saca el trombo; de tal forma que la sangre circula. Esto sirve para ese porcentaje de pacientes en los que vemos que el vaso está ocluido. A partir de todo esto, se están viendo nuevas moléculas para que se pueda tratar en tiempos mayores. Por otro lado, los dispositivos que se extraen el trombo se están sofisticando, entonces se están consiguiendo unas tasas de éxito del tratamiento mayor. Además, es probable que en los próximos años se avance en la rehabilitación, neurorehabilitación y neuroprotección.
—Todo eso se observa en la reducción de la mortalidad y de la discapacidad.
—Así es. Con estos tratamientos se ha avanzado mucho en los últimos años, afortunadamente ahora mismo el pronóstico en los pacientes es muy distintos al de tiempo atrás.