Infecciones urinarias: cuál podría ser la bacteria por la que ingresaron a la reina Sofía

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

La reina Sofía, en Madrid en marzo del 2023
La reina Sofía, en Madrid en marzo del 2023 MARISCAL | EFE

Se trata de una de las enfermedades más frecuentes en mujeres de todas las edades, especialmente a partir de la menopausia

10 abr 2024 . Actualizado a las 17:35 h.

La reina Sofía ingresó anoche en la clínica Ruber de Madrid a causa de una infección urinaria, patología típica en mujeres de su edad, debido a los cambios hormonales. Se trata de un tipo de infección que causa ardor en la vejiga, fiebre, dolor o escozor al orinar y una sensación de que la vejiga no se ha vaciado por completo tras ir al baño, entre otros síntomas. La Casa Real ha comunicado que la evolución de la monarca de 86 años «está siendo muy rápida y favorable». «Su Majestad la reina doña Sofía permanece ingresada en observación», han explicado desde Zarzuela.

Este tipo de infecciones son una de las enfermedades más habituales en el ámbito hospitalario. «Quizás es la causa más frecuente de consulta en la mujer de cualquier edad, tanto en las mujeres más jóvenes, como en la mujer menopáusica o mayores», señala Andrés Rodríguez Alonso, jefe de Urología del Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol (CHUF).

De hecho, según el Centro de Información de Cistitis, «se calcula que casi la mitad de las mujeres padecen episodios a lo largo de su vida. De ellas, un 20 % repite». En casos como el de la madre de Felipe VI, las bacterias presentes en el tracto urinario suelen ser las de la propia flora de la mujer, que acaban por colonizar la zona. Pero no todas las infecciones urinarias son iguales. 

Cistitis

La infección de las vías urinarias más frecuente es la cistitis. Sucede más en las mujeres por una razón anatómica: «Tienen el tracto intestinal mucho más cerca del periné, y una uretra mucho más cortita. Eso hace que los microorganismos del tracto digestivo pasen con más facilidad y colonicen la vagina. Si en esta zona no están las defensas que tocan de forma natural, es más probable que los microorganismos asciendan por la uretra y colonicen la vejiga», detalla la doctora Rocío Jiménez, uróloga en la Fundación Puigvert, que añade: «Por otra parte, los varones tienen el periné más alejado, y una uretra mucho más larga. Además, el fluido seminal funciona como un elemento protector. Algo que ellas no tienen», explica la experta.

El cuadro clínico característico de la cistitis es quizás uno de los más conocidos en el saber popular: dolor miccional, más ganas de ir al baño con escasa micción (polaquiuria), constante deseo miccional (tenesmo) y en ocasiones, sangre al orinar (hematuria). También puede aparecer fiebre, especialmente si otro órgano está afectado.

La causa principal de esta infección son los gérmenes procedentes de las heces, conocidos como enterobacterias. De ellos, la protagonista indiscutible es la Escherichia Coli, presente en casi todos los casos: «Produce entre un 75 y 85 % de las infecciones de orina», precisa la doctora Jiménez.

Hay etapas en la vida de una mujer en la que, debido a las fluctuaciones del perfil hormonal, las cistitis pueden convertirse en algo más frecuente: «Los cambios hormonales pueden ser un factor de riesgo en la infección. Esto se da, sobre todo, cuando comienza la menstruación, con la ovulación, en el post parto, y sobre todo, en la menopausia, que es cuando se ve un aumento de las infecciones», precisa la experta. Los niveles de estrógeno y progesterona descienden, y con ello llega la sequedad.

En pacientes en edad fértil, los principales factores de riesgo son los considerados de comportamiento. Hablamos de prácticas sexuales y hábitos higiénicos correctos. «La humedad o el frío pueden ser algo más discutibles. Pero en muchas ocasiones, las relaciones sexuales tienen una gran influencia en las cistitis de las mujeres jóvenes», detalla el doctor Jesús Sueiro, portavoz de la Asociación Galega de Medicina Familiar e Comunitaria (Agamfec), que añade: «La práctica sexual es más frecuente, y como el tubo digestivo está tan cerca de la uretra, cualquier caricia o manipulación puede hacer que los gérmenes del intestino colonicen la vejiga», detalla el experto en medicina familiar.

«A medida que avanza la edad, las infecciones urinarias tienen otra sintomatología y son más difíciles de solucionar en las mujeres mayores. Ahí ya entran en juego otros factores más allá de las relaciones sexuales. Cobran peso los hormonales asociados a la menopausia. El déficit de los estrógenos, que hacen que sufran cambios en los genitales externos, en la zona de la vulva, de la entrada de la vagina, e incluso, en la mucosa del final de la uretra. Estos cambios que se llaman cambios tróficos, cambios en la mucosa de estos órganos, hace que exista una mayor predisposición a tener infecciones urinarias», detalla Andrés Rodríguez Alonso.

Tratamiento

Normalmente, los antibióticos son el primer tratamiento para las infecciones de las vías urinarias. El estado de salud y el tipo de bacterias que se encuentran en la orina determinan qué medicamentos se pueden administrar. También pueden utilizarse analgésicos antiinflamatorios para disminuir el dolor.

Durante el curso de la enfermedad, está desaconsejado el consumo de bebidas irritantes, como el café, el alcohol y los refrescos que contengan jugos cítricos o cafeína. En cambio, puede ser útil beber abundante agua, ya que esto ayuda a expulsar las bacterias presentes en el tracto urinario.

Por lo general, los síntomas desaparecen al cabo de unos pocos días después del inicio del tratamiento. Sin embargo, es posible que sea necesario continuar con los antibióticos durante una semana o más. Si la sequedad vaginal causa infecciones de repetición, una terapia de estrógeno vaginal tópico puede ser adecuada para evitarlas.

Complicaciones

«Cualquier infección que afecte a la vejiga es potencialmente peligrosa y puede afectar a un órgano nombre. En la mujer podrá atacar a los riñones, lo que se llamará pielonefritis. En los varones, a la próstata (prostatitis), riñones y testículos (orquitis)», precisa la doctora Jiménez. Entre estas complicaciones, la más frecuente es la infección del riñón. Un cuadro caracterizado por fiebre, escalofríos, malestar general y dolor lumbar.

«En mujeres es algo más habitual porque primero se origina una cistitis que posteriormente puede empeorar. El tratamiento es muy eficaz y no suele ser necesario el ingreso. En cambio, si se produce en los varones, siempre hemos de tener la sospecha o asociación de algún problema obstructivo o renal, por lo que el tratamiento es más complicado. Casi siempre exige ingreso hospitalario y tratamiento intravenoso», precisa Sueiro.

Cuidados para el tracto urinario

Rocío Jiménez, de la fundación Puigvert, destaca como posibles factores de riesgo una escasa ingesta hídrica, los antecedentes familiares de primer grado, cualquier malformación como puede ser la dilatación de la vía urinaria, y sobre todo, una mala higiene local. Y ojo, porque esto no significa falta de limpieza: «Hay mujeres que piensan que una buena higiene implica lavar y frotar con miles de jabones específicos. Y la verdad es que podemos ahorrarnos bastante dinero en ese sentido. Yo hablo de una buena salud vaginal», explica la uróloga.

Esto implica realizar controles ginecológicos periódicos e hidratar la vagina, sobre todo a partir de la mediana edad. La microbiota es fundamental para preservar la salud de diversos tejidos y en este caso, las protagonistas también son las bacterias naturalmente presentes en la vagina, «sobre todo, los bichitos que nos protegen son los lactobacillus». Para cuidarlos, «la higiene debe ser sin jabones, solo con agua y con el grifo de la ducha. De delante hacia atrás, sin el uso de bidé. Lo mismo para la limpieza después de hacer pis», ejemplifica la uróloga. En la dirección contraria, los patógenos de la zona anal se transportarían hacia la vaginal.

Hablando de flora vaginal, muchos podrían pensar que consumir productos como el kéfir o yogures, de por sí probióticos, ayudaría. Nada más lejos de la realidad: «Hay alimentos que contienen lactobacillus, pero no son los mismos que los presentes en la flora vaginal. Por eso, damos probióticos mediante óvulos, que es lo que mejor funciona», cuenta Jiménez.

Por último, cabe destacar la importancia de unos hábitos miccionales correctos. En otras palabras: nada de quedarse con las ganas: «Hay que orinar cuando lo pida el cuerpo, o cada tres o cuatro horas», señala Jiménez.

¿Cómo prevenir la cistitis?

  • Ingerir, al menos, un litro y medio de agua al día, para conseguir reducir la concentración de bacterias en el aparato urinario. También ayuda evitar bebidas carbonatadas y excitantes como el alcohol, la cafeína y el tabaco.
  • Orinar cada dos o tres horas pues el crecimiento bacteriano es mayor cuando la orina permanece en la vejiga, sobre todo, antes y después de haber mantenido relaciones sexuales.
  • Lavar la zona con jabones neutros y de delante hacia atrás. Igualmente, el secado debe realizarse en la misma dirección.
  • Cambiar el bañador después del baño.
  • Utilizar ropa interior de algodón y evitar prendas ajustadas.
  • Evitar el estreñimiento y no posponer la evacuación de las heces. De esta forma, los gérmenes tendrán más difícil colonizar los tejidos cercanos al tracto urinario.
  • Ducha en lugar de un baño.
  • Ingerir arándanos rojos americanos.
  • Fuente: Instituto de Medicina Sexual (IMS)

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.