Un nuevo caso de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en España tras la picadura de una garrapata: transmisión, síntomas y cómo evitarla

La Voz de la Salud

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La transmisión de la Fiebre de Crimea-Congo se suele producir después de la picadura de una garrapata.
La transmisión de la Fiebre de Crimea-Congo se suele producir después de la picadura de una garrapata. iStock

El Ministerio de Sanidad ha detectado trece casos y cinco fallecimientos desde la aparición de la enfermedad en el territorio nacional

23 jul 2024 . Actualizado a las 13:51 h.

La Comunidad de Madrid ha notificado un nuevo caso de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC). Se trata de un varón de 74 años, que el pasado viernes acudió a Urgencias del Hospital Rey Juan Carlos, en Móstoles, con un cuadro febril y de malestar general. Según indicó el paciente, en días anteriores había sufrido una picadura de garrapata en el municipio de Buenasbodas, en Toledo, su segunda residencia. Después de conocer el diagnóstico, fue trasladado a la unidad de Aislamiento de Alto Nivel de Hospital público La Paz-Carlos III, y desde entonces, se ha realizado el seguimiento oportuno de las personas con las que estuvo en contacto para asegurarse de que no se ha producido una transmisión antes de conocerse el diagnóstico. 

Desde la llegada de la enfermedad al país, el Ministerio de Sanidad ha identificado trece casos y cinco fallecimientos como consecuencia de esta patología, que el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias describe como emergente. La mayoría de pacientes se concentran en la zona noroeste de Extremadura, aunque se está distribuyendo a más sitios. 

¿Qué es?

La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo es una enfermedad zoonótica causada por el virus Nairovirus, transmitido por las garrapatas. Según recoge la Organización Mundial de la Salud, este microorganismo tiene la capacidad de producir brotes graves de fiebre hemorrágica viral, con una tasa de letalidad que oscila entre el 10 y el 40 %. El fallecimiento suele ocurrir en la segunda semana después de la infección, y la recuperación, generalmente, al noveno o décimo día tras la aparición de la enfermedad 

Este patógeno, que llega, principalmente, a través de las garrapatas y del ganado, «puede transmitirse entre personas en caso de contacto estrecho», indica el organismo. Los animales suelen infectarse por la picadura de este ácaro, lo que hace que el virus se mantenga en el torrente circulatorio durante, aproximadamente, una semana tras la infección. «Así, cuando otra garrapata pica al animal, se perpetúa el ciclo garrapata-animal-garrapata», señala la OMS. 

En España se detectó, por primera vez, la circulación de este virus en garrapatas capturadas en la provincia de Cáceres en el 2010. Posteriormente, se detectaron en otras zonas de Extremadura, así como de Castilla La Mancha, Castilla y León y Madrid. 

¿Cómo se produce la transmisión?

Existen dos vías: o bien, a través de la picadura de la garrapata portadora del virus; o bien, al entrar en contacto con la sangre o tejidos infectados del animal durante la matanza. Por ello, «la mayoría de los casos se han dado en personas relacionadas con la industria ganadera, como trabajadores agrícolas, trabajadores de mataderos y veterinarios», explica la OMS.

Entre personas también es posible. Se produce mediante el contacto estrecho de sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas. En suma, la contaminación de suministros médicos o la mala esterilización del equipo puede producir una infección nosocomial. 

¿Cuáles son los síntomas?

La manifestación clínica de esa enfermedad se divide en cuatro fases: incubación, fase prehemorrágica, fase hemorrágica y período de convalecencia. La duración de la primera depende del modo de contagio. Cuando sucede por medio de la picadura de una garrapata, dura entre uno y tres días, con un máximo de nueve; en cambio, si el contacto con el virus se produce a través de sangre o tejidos infectados suele oscilar entre cinco y seis días, con un máximo de 13. 

A continuación, llegan los síntomas de manera repentina. La lista incluye fiebre,  mialgia (dolor muscular), mareo, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia (hipersensibilidad a la luz). Además, algunos pacientes también presentaron náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y de garganta en un primer momento, seguidos de bruscos cambios de humor y confusión. Al cabo de entre dos y cuatro días, la agitación puede dar paso a la somnolencia, depresión y debilidad, y puede surgir un dolor abdominal en la zona superior derecha, con una hepatomegalia o agrandamiento del hígado. 

Otros signos son taquicardia, adenopatías —inflamación de los ganglios linfáticos—, y erupción en mucosas internas, como la boca o la garganta, que posteriormente puede dar lugar a erupciones de mayor tamaño, conocidas como equimosis, así como a otros procesos hemorrágicos. 

De igual forma, es habitual que haya muestras de hepatitis, por lo que los pacientes muy graves corren el riesgo de sufrir un rápido deterioro renal, insuficiencia hepática o pulmonar repentina tras el quinto día de contagio. 

¿Cómo se puede prevenir?

El Ministerio de Sanidad ha difundido una serie de recomendaciones que seguir si una persona puede entrar en contacto con garrapatas, ya sea por cuestiones de ocio o laborales. La mejor forma de prevenir estas enfermedades es evitar la picadura y detectarlas a tiempo. Con todo, es especialmente importante recordar que no son dolorosas, y en ocasiones, las garrapatas adheridas pueden pasar desapercibidas. 

  • Utiliza manga larga y pantalón largo.
  • Evita las sandalias o calzado abierto y procura usar siempre botas cerradas con calcetines procurando que cubran la parte inferior de los pantalones.
  • Usa ropa de color claro, ya que de esta forma será más fácil comprobar si hay alguna garrapata sobre ella.
  • Camina si es posible por la zona central de los caminos y evita el contacto con la vegetación circundante.
  • Evita sentarte en el suelo en las zonas con vegetación.
  • Utiliza repelentes autorizados y sigue siempre las indicaciones de uso de la etiqueta o folleto explicativo.
  • Si sales con tu animal de compañía recuerda que es conveniente que le apliques algún antiparasitario externo autorizado. Consulta con tu veterinario.
  • Al finalizar la jornada examina cuidadosamente todo tu cuerpo para detectar si te ha picado alguna garrapata y lava siempre la ropa con agua caliente. No olvides revisar a los niños.
  • Revisa, con especial atención, zonas como las axilas, ingles, cabello, detrás de las rodillas, por dentro y fuera de las orejas, dentro del ombligo y alrededor de la cintura. Las garrapatas prefieren los lugares calientes y húmedos del cuerpo. Puedes aprovechar el momento de la ducha para hacer la revisión.
  • Utiliza espejos si hace falta para poder ver bien todas las partes del cuerpo.