Arranca la temporada de gripes y catarros: «Un mucolítico que va genial es el agua, ayuda a expulsar la flema»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

La hidratación con agua o infusiones ayuda a aliviar los síntomas de una infección respiratoria.
La hidratación con agua o infusiones ayuda a aliviar los síntomas de una infección respiratoria.

En las últimas semanas han aumentado los casos de enfermedades como gripe A, virus respiratorio sincitial (VRS) y covid-19

13 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Las primeras semanas del otoño llegan con estornudos, tos y carraspeos que en lugares de trabajo y reuniones sociales comienzan a sonar de fondo. En la banda sonora de esta época del año, el ritmo lo marcan las enfermedades respiratorias, infecciones víricas como la gripe, el resfriado o el covid-19, que inician su curva ascendente de casos.

Los últimos datos del Sivira, el Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda que mantiene actualizado el Centro Nacional de Epidemiología, muestran un repunte a partir de finales de septiembre en las infecciones totales reportadas en atención primaria, con un número de casos que en comunidades como Galicia prácticamente se ha duplicado en las últimas cuatro semanas.

Entre estas enfermedades, la bronquiolitis en niños menores de cinco años presenta la curva más pronunciada. Esta patología, causada por el virus respiratorio sincitial, supone un riesgo importante para la salud de los más pequeños cuyo sistema inmunitario aún no está completamente desarrollado. Pero no es la única que va en aumento. «En los últimos días, han aparecido la gripe A, el covid-19 y las neumonías también», observa la doctora Isabel Jimeno, responsable del Grupo de Trabajo de Vacunas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (Semg).

Estas patologías aumentan su incidencia cuando comienza la temporada más fría del año, debido a diferentes factores. Por un lado, con las bajada de las temperaturas, la mayoría de virus respiratorios estacionales se replican con mayor avidez y su cubierta lipídica es más resistente. Esto permite que sobrevivan más tiempo en nuestras vías respiratorias altas (como la nariz, en torno a 33ºC), que es por donde suelen entrar al organismo. Por otro lado, la bajada de las temperaturas conlleva un mayor tiempo de convivencia en interiores, facilitando la transmisión.

El efecto de la vacunación

La prevención en las enfermedades respiratorias a través de las vacunas es crucial, ya que su transmisión es difícil de controlar al tratarse de virus que pueden estar presentes en el aire que respiramos. «La vacunación es importante sobre todo en adultos mayores, porque a partir de los 65 años nuestro sistema inmunitario comienza a trabajar peor y somos más susceptibles. Este tipo de infecciones pueden ser más graves en estos individuos, también en aquellos que tienen patologías crónicas», explica Jimeno.

La vacunación es clave por varios motivos. En primer lugar, consigue prevenir la enfermedad, pero también, en caso de que esta ocurra, evita el ingreso de aquellos pacientes especialmente vulnerables en el hospital. «Intentamos prevenir la hospitalización, porque con el ingreso en el hospital muchas veces la patología de base empeora o aparece una patología que no tenía», apunta la experta de la Semg. «Además, un paciente diabético o cardiópata, si sufre una neumonía por gripe, por covid o por neumococo, cuando ingrese, tendrá un riesgo aumentado de muerte», señala.

En este sentido, el programa de vacunación en Galicia, que llega a cubrir a niños en edad escolar, es referencia a nivel nacional. «Esta es una medida que aumenta muchísimo las coberturas frente a estas infecciones y está demostrado que funciona muy bien», apunta Jimeno.

Señales de alarma

En general, no es necesario acudir al médico ante los primeros síntomas de una infección respiratoria, que pueden incluir tos, congestión, secreción nasal o incluso fiebre. El momento de preocuparse llega cuando los síntomas se prolongan en el tiempo o aumentan en intensidad, a pesar de tomar analgésicos. «Cuando la mucosidad es verde, el paciente está mal, se ahoga o tiene una fiebre que no cede, es hora de ir inmediatamente al médico de familia», resume la doctora Jimeno.

Si después de 72 horas, la fiebre continúa alta, hay un estado de decaimiento intenso o dificultad para respirar, todas estas son señales de que la situación podría requerir atención médica.

¿Qué me puedo tomar si me encuentro mal?

Lo primero es recordar que las infecciones víricas han de seguir su curso, no existen medicamentos destinados a combatir estos patógenos. Como explican los expertos, los síntomas suelen durar siete días con tratamiento y una semana sin él. En este sentido, está totalmente desaconsejado el uso de antibióticos sin indicación médica. Este tipo de fármacos solamente actúan frente a bacterias específicas y su consumo inadecuado conlleva riesgos para la microbiota y contribuye a la resistencia bacteriana.

Lo que sí podemos tomar son fármacos para el alivio sintomático. «Tenemos el grupo de los antigripales, que no van a tratar la infección sino hacer que pasemos la enfermedad de la mejor manera posible. Habitualmente, llevan sustancias descongestivas o antihistamínicas. También se pueden usar analgésicos como paracetamol o ibuprofeno para disminuir la fiebre o el dolor, o antitusivos; algunos de ellos contienen expectorantes», enumera la farmacéutica Blanca González, miembro de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña (Cofc).

La experta recomienda, en caso de acudir a la farmacia, pedir consejo explicando los síntomas, ya que existen diferentes opciones para cada uno de ellos. «Si tienes una tos de pecho, un antigripal no va a ser adecuado. Es mejor consultar, según los síntomas que tenemos, qué medicamento se adapta mejor», explica.

Por otro lado, señala que, aunque muchos fármacos se pueden comprar sin receta médica, «por algo son de dispensación farmacéutica. Nosotros vamos a preguntar qué otra medicación está tomando el paciente, para evitar interacciones». Un ejemplo son los antitusivos, que pueden estar contraindicados en pacientes que toman ciertos antidepresivos. «Si tomas un hipertensivo, es mejor optar por paracetamol o ibuprofeno y no un antigripal», propone. De esta manera podemos evitar los efectos adversos.

El hidratarse es otra clave para la recuperación rápida. «Un mucolítico que va genial es el agua. Ayuda a que esas flemas estén mucho más líquidas y fluidas, de manera que, cuando tosemos, logramos expulsarlas», apunta Jimeno. La miel, reconocida por sus propiedades suavizantes, puede ser útil para el dolor de garganta, pero debemos recordar consumirla con moderación, dado su alto contenido en azúcar.

Cómo evitar enfermarse

Aunque muchas personas comienzan a tomar suplementos vitamínicos en esta época del año para prevenir las infecciones, la evidencia científica no acerca de ellos es tan sólida como podríamos pensar. «Lo importante en las suplementaciones es individualizarlas, porque no todos los pacientes son iguales. La información que nos llega por redes sociales es demasiado general como para tomarla por cierta», advierte en este sentido González.

De cara a la prevención, una alimentación adecuada es mucho más importante que cualquier complemento. «Si nos interesa la vitamina C, en esta época podemos tomar kiwis o naranjas. Una buena alimentación realmente también te ayuda para que tu sistema inmunitario funcione y te defienda mejor frente a las infecciones. El hacer ejercicio también está demostrado que ayuda a fortalecer las defensas», recomienda Jimeno.

No está de más recordar que estas son enfermedades que se transmiten muy fácilmente a través del aire, en pequeñas gotitas que expulsamos al toser o estornudar, o al hacer contacto con superficies que puedan estar contaminadas. Por esta razón, la mejor prevención que podemos tener es el lavado de manos, una buena ventilación de espacios cerrados, y el evitar, en la medida de lo posible, permanecer en espacios muy concurridos.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.