Takafumi Minamimoto, el neurocientífico que estudia la emoción: «La cura del párkinson es difícil, pero detener la progresión sería un gran avance»

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Takafumi Minamimoto, director adjunto del Centro de Neuroimagen Avanzada de los Institutos Nacionales de Ciencia y Tecnología Cuántica.
Takafumi Minamimoto, director adjunto del Centro de Neuroimagen Avanzada de los Institutos Nacionales de Ciencia y Tecnología Cuántica. RANM

El experto, director adjunto del Centro de Neuroimagen Avanzada de los Institutos Nacionales de Ciencia y Tecnología Cuántica (Chiba, Japón), es pionero a nivel mundial en la aplicación de quimiogenética en primates no humanos

04 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El profesor Takafumi Minamimoto, director adjunto del Centro de Neuroimagen Avanzada de los Institutos Nacionales de Ciencia y Tecnología Cuántica (Chiba, Japón), participó en la Semana Cajal, un homenaje que cada año organiza la Real Academia Nacional de Medicina de España (Ranme). Minamimoto es uno de los pioneros, a nivel mundial, en la aplicación de tecnologías quimiogenéticas a primates no humanos con el fin de investigar circuitos neuronales específicos. Esta técnica combina la inyección de un gen con la administración de un ligando farmacológico con el fin de activar o desactivar células y circuitos neuronales. En conversación con La Voz de la Salud, reconoce que todavía quedan muchos pasos por dar a la hora de conocer cómo funciona el cerebro.

—Dice que su objetivo es lograr desarrollar tratamientos para la enfermedad de Párkinson, la epilepsia y el dolor crónico. Como es obvio, son trastornos o problemas muy diferentes, pero ¿tienen algo en común como para que usted y su equipo quieran encontrar tratamientos para los tres?

—Todas estas enfermedades o condiciones implican una actividad anormal o excesiva en ciertos grupos de neuronas. Investigaciones tanto en pacientes humanos como en modelos animales han demostrado que suprimir esta hiperactividad puede ayudar a reducir los síntomas. Si logramos administrar receptores quimiogenéticos con precisión a esas neuronas hiperactivas, podríamos controlar su actividad a demanda, simplemente, administrando un fármaco cuando aparecen los síntomas. Esto permitiría un tratamiento específico y flexible.

—El párkinson, junto al alzhéimer, crecerán en el futuro. El envejecimiento de la población hará que cada vez sean más frecuentes. ¿Cree que llegaremos a encontrar la cura?

Ambas enfermedades tienen varios pasos conocidos que conducen a su aparición. Si encontramos maneras de bloquear o revertir incluso uno de esos pasos, podríamos retrasar o ralentizar la progresión de la enfermedad. Una cura completa puede ser difícil, pero detener la progresión de la enfermedad o retrasar su inicio ya sería un gran avance.

—Hay muchas cosas de las enfermedades que suceden en el cerebro, ya sea el párkinson o la depresión, que no sabemos. ¿Es complicado estudiarlo?

—Sí, muchísimo. El cerebro es el órgano más complejo del cuerpo humano, con miles de millones de neuronas y aún más conexiones entre ellas. Estas conexiones cambian constantemente con la edad, la experiencia y las enfermedades. Los trastornos cerebrales también evolucionan con el tiempo, y el cerebro a veces intenta adaptarse o repararse de maneras que aún no comprendemos del todo. Esto hace que estudiarlo sea fascinante y a la vez un gran desafío.

—¿Es cierto que aún nos quedan muchas cosas por saber de este órgano?

—Por supuesto. Hemos avanzado mucho, pero aún no comprendemos del todo cómo el cerebro apoya el pensamiento avanzado, las emociones o la toma de decisiones, ni cómo estas funciones se deterioran en las enfermedades. Apenas estamos empezando a descubrir cómo se relacionan circuitos específicos con comportamientos o estados mentales específicos.

—¿Hasta qué punto se parece el cerebro de un primate no humano al cerebro de un humano?

—Existen muchas similitudes en estructura y función, especialmente en regiones como la corteza prefrontal, que participa en la planificación, la toma de decisiones y el comportamiento social. Los humanos poseen capacidades lingüísticas y de pensamiento abstracto más avanzadas, pero los primates no humanos siguen ofreciendo un modelo muy valioso para estudiar las funciones básicas del cerebro.

—En aspectos como la memoria, ¿estamos muy alejados unos de otros?

—Compartimos los mismos sistemas básicos de memoria, como la memoria a corto plazo, la memoria a largo plazo y la memoria de trabajo. Sin embargo, los humanos podemos manejar información más compleja y abstracta, y somos mejores en la planificación a largo plazo. Aun así, los procesos fundamentales son similares, y podemos estudiar estos fundamentos en primates.

—Usted ha hablado, en alguna ocasión, de su intención de investigar cómo pequeños cambios en el estado de ánimo afectan a la función cerebral. ¿Sabría decirme cómo?

—Los cambios de humor pueden influir en cómo tomamos decisiones, nuestra motivación e incluso en cómo percibimos el mundo. En nuestra investigación, intentamos estimar estados de ánimo similares a los del mono observando su comportamiento, expresiones faciales y señales físicas. Esta área me interesa porque los trastornos del estado de ánimo, como la depresión, son graves problemas de salud pública y necesitamos mejores modelos para estudiarlos de forma controlada.

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—Se dedica a investigar los mecanismos neuronales de la motivación, la emoción y la toma de decisiones. ¿Por qué estos y no otros?

—Estas funciones son fundamentales para la vida cotidiana y se ven profundamente afectadas en muchos trastornos mentales y neurológicos. También conectan el pensamiento y la conducta. Al estudiar cómo el cerebro apoya la motivación y la emoción, podemos comprender y tratar mejor afecciones como la depresión, la ansiedad y la adicción.

—¿Existen hábitos que cuiden nuestro cerebro?

—Sí. Dormir bien, una dieta equilibrada, hacer ejercicio con regularidad y socializar son importantes para la salud cerebral.

—¿Pone alguno en práctica?

—Personalmente, intento tomar el sol por la mañana, hacer ejercicio ligero y comer bien todos los días. Estos hábitos ayudan a regular el estado de ánimo y a mantener la motivación.

—Para quienes no están familiarizados, ¿cómo describiría la quimiogenética?

—La quimiogenética es una técnica que nos permite controlar células cerebrales específicas mediante receptores artificiales y un fármaco compatible. Primero, utilizamos la terapia génica para insertar estos receptores en las neuronas diana. Luego, al administrar el fármaco, este activa o silencia únicamente esas neuronas. Es una forma eficaz de estudiar el funcionamiento de los circuitos cerebrales y una herramienta potencial para el tratamiento de enfermedades.

—¿Qué avances en esta materia espera que revolucionen la neurociencia en los próximos años?

—Un avance emocionante es la capacidad de controlar múltiples circuitos cerebrales de forma independiente mediante diferentes combinaciones de receptores y fármacos. Otro avance es la focalización en tipos específicos de neuronas, como las que utilizan serotonina o noradrenalina, incluso en cerebros de primates de gran tamaño.

—¿Qué limitaciones existen en el uso de quimiogenética?

—Una limitación de la aplicación de la quimiogenética en primates es la dificultad de administrar genes con precisión a las neuronas diana. Otro desafío radica en que los métodos no invasivos de administración de genes aún no están completamente establecidos. Los investigadores, incluido nuestro equipo, trabajamos activamente para mejorar estas técnicas y lograr que la quimiogenética sea más precisa y aplicable.

—Algunos estudios sugieren que pueden afectar a circuitos neuronales de manera más precisa que otros métodos. ¿Por qué se logra esta selectividad?

—La quimiogenética funciona combinando la orientación genética con un fármaco específico. Solo las neuronas con el receptor de diseño responden al fármaco, mientras que el resto del cerebro permanece inalterado. Esta selectividad no se puede lograr con fármacos tradicionales ni con estimulación eléctrica.

—¿Qué consideraciones éticas se tienen en cuenta a la hora de querer trabajar con circuitos neuronales, las emociones o la motivación?

—Seguimos estrictas normas éticas para garantizar el bienestar animal y el uso responsable de la ciencia y la tecnología. Dado que los estados emocionales y motivacionales son complejos e individuales, interpretamos nuestros resultados con sumo cuidado, evitando la sobreinterpretación. Nuestro objetivo final es mejorar la salud y el bienestar mediante una comprensión más profunda del cerebro.

Lucía Cancela
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Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.