¿Secador, toalla o al aire? Esta es la mejor forma de secar el pelo según la ciencia

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Secar el pelo con secador puede reducir el daño y mantenerlo más fuerte.
Secar el pelo con secador puede reducir el daño y mantenerlo más fuerte. iStock

El uso de secadores de pelo se ha asociado durante mucho tiempo al daño a nivel capilar, pero la alternativa podría ser incluso peor según observan los expertos

27 jul 2023 . Actualizado a las 10:29 h.

Aún quedan muchos días de verano por delante, pero los efectos de esta temporada de récords históricos en cuanto a la temperatura ya se están haciendo ver en la piel y en el pelo. Aunque, en este último caso, se trata más de un problema secundario que del efecto directo del calor: los días de playa con sus refrescantes baños en el mar o las tardes de nadar en la piscina traen consigo residuos como el cloro y la sal que deben ser eliminaros del cabello cada noche antes de ir a la cama.

En otras palabras, en verano nos lavamos más el pelo. Esto es así por necesidad: no es aconsejable desde el punto de vista de la salud del cuero cabelludo dejar que esos restos del agua permanezcan en él toda la noche, incluso más allá de toda consideración higiénica. Pero hay que tener en cuenta, para que el lavado frecuente no cause irritación a nivel del cuero cabelludo y el pelo mantenga su fuerza y su brillo, que el método de secado no es un detalle menor.

Fragilidad

El calor del secador, que asciende a más de 200º C dependiendo del dispositivo, ejerce un daño a corto plazo que se corrobora en distintos estudios, sí. Pero el daño será mayor aún si dejamos que se seque con el aire. Dejar que el cabello quede expuesto a humedad durante tanto tiempo no es lo más recomendable si de lo que se trata es de mantenerlo sano y fuerte.

Lo cierto es que un pelo mojado es, inevitablemente, un pelo más frágil. Esto es lo que concluyen los expertos. Pero en este aspecto, un punto clave que no se suele tener en cuenta es que, cuando tenemos el pelo mojado, el cuero cabelludo se lleva la peor parte muchas veces. Un cuero cabelludo mojado perderá hidratación debido a la alteración que el agua supone a nivel del sebo. Por eso, la recomendación es aplicar el secador durante al menos unos segundos para que esta piel de la cabeza quede seca, incluso si no vamos a tomarnos el tiempo de secar toda la melena.

La clave para evitar que el secador dañe el cabello va a estar en la distancia a la que apliquemos el calor. En ese sentido, un estudio publicado en Annals of Dermatology observa que «aunque usar un secador de pelo causa más daño superficial que el secado natural, utilizar un secador eléctrico a una distancia de 15 centímetros con movimientos continuos causa menos daño que el secado natural». Más allá de la superficie capilar, en la investigación se señala que la membrana celular cuticular del cabello presenta daño únicamente cuando el cabello se seca al aire, sin secador. Esta membrana es un lípido que mantiene unidas las células muertas que conforman la cutícula, es decir, la capa externa del pelo.

Dada la fragilidad del cabello mojado, cabe señalar que irse a la cama sin secarlo está totalmente desaconsejado, ya que al hacerlo exponemos el pelo a la fricción que ejerce la almohada contra él en su momento de máxima vulnerabilidad y esto hace que se quiebre más fácilmente.

Sebo capilar

Según se observa en un estudio publicado en la revista Journal of the Society of Cosmetic Chemists, «el cabello secado de manera natural pierde su sebo a una velocidad más lenta que el cabello secado a altas temperaturas», lo que significa que secar el cabello al aire hace que se engrase más rápido, mientras que el uso de secador ayuda a mantenerlo limpio durante más tiempo.

Para minimizar los daños y reducir el exceso de grasa en el cabello, hay que seguir una serie de pasos que van a ayudarnos a secarlo de la mejor manera posible. Lo primero será envolverlo sin estrujar en una toalla, a poder ser, de microfibra. A continuación, dejamos secar con la toalla colocada a modo de turbante hasta que esta se empape y la retiramos. Dejamos que el aire seque un poco más el cabello y, para finalizar, aplicamos calor con el secador, especialmente en la raíz y el cuero cabelludo.

Además de evitar el secado completamente al natural por las razones que ya hemos aclarado, es importante tener en cuenta que, como vemos, el cabello se lava con mayor frecuencia durante el verano por lo que, para protegerlo, conviene escoger champús con extractos vegetales y pH neutro, que son los menos agresivos.

Estas precauciones son importantes y van a contribuir a que tengamos un pelo sano. Sin embargo, el lavado no lo es todo. Para limitar el exceso de grasa a nivel capilar, una de las cosas que podemos hacer y que no se suelen practicar con tanta frecuencia es el cepillado. Un estudio mostró que cepillar el cabello remueve hasta un 70 % del sebo que se ha producido. La mejor forma de hacerlo es con un cepillo de cerdas de pelo de jabalí, un secreto bien guardado en la industria peluquera. Estos cepillos naturales tienen cerdas porosas que son las más efectivas para «barrer» el sebo desde el cuero cabelludo hacia el largo, enriqueciéndolo y dándole brillo a la vez que se mantiene el aspecto limpio y se retiran los restos de polvo, células y contaminación que a lo largo del día acumula nuestra melena.

El mito del no lavado

En los últimos tiempos, impulsado principalmente a través de las redes sociales, el movimiento en contra del lavado del pelo y, sobre todo, en contra del uso de champú ha calado en la cultura. Quienes siguen este movimiento afirman que, si dejamos de lavarnos el pelo, la producción de sebo capilar disminuirá y de esa forma, no se verá engrasado. Pero ¿qué tanto hay de cierto en esto? 

La producción de sebo capilar depende de factores como la edad, el sexo y, principalmente, las hormonas. Esto quiere decir que lavarlo con una mayor o menor frecuencia no incide sobre la grasa del cabello. Además, los estudios muestran que los activos surfactantes que contienen los champús no tienen la capacidad de estimular la producción de sebo, lo que significa que este se engrasará en la misma medida lo laves o no.

Como se explica en el estudio de Journal of the Society of Cosmetic Chemists, las glándulas sebáceas producen sebo capilar a un ritmo constante hasta que entra en efecto la tensión superficial del cuero cabelludo, por lo que el champú no tiene la capacidad de acelerar o ralentizar ese proceso, sino que actúa eliminando una capa de residuos del cuero cabelludo. Si no lavamos el cabello, lo que puede ocurrir es que esta tensión superficial se mantenga constante, evitando que la secreción de sebo capilar se reanude. Pero esto no significa que se mantenga limpio si no lo lavamos. Lo cierto es que todo dependerá, en gran medida, de las hormonas, por lo que si nuestra tendencia es a tener el pelo graso, no podremos incidir en ello dejando de lavarlo.

Otro factor que entra en juego si hablamos de sentir el cabello sucio o graso es, como ya hemos mencionado, el cepillado y el contacto del cabello con otras superficies como gorros que podemos llevar, o la funda de la almohada al dormir. Entonces, hay personas que optan por hacer lavados menos frecuentes y mantener la limpieza mediante el cepillado. Esto es adecuado siempre y cuando no hayamos sumergido la cabeza en agua de mar o de piscina, ya que en ese caso tendremos que lavarlo para eliminar restos de sal o de cloro.

De todos modos, no se recomienda hacer más de un lavado diario, puesto que existe el riesgo de irritar el cuero cabelludo con una limpieza excesiva. En verano, lo mejor es lavar el pelo por la noche al volver de la piscina o la playa, y el resto del año, indican los expertos, tres lavados semanales suelen ser suficientes.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.