Arón Piper desvela en «El Hormiguero» que tiene discalculia: «Es una especie de dislexia con números»

La Voz de la Salud

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Aron Piper durante la «premiere» de «La sociedad de la nieve».
Aron Piper durante la «premiere» de «La sociedad de la nieve». José Oliva | EUROPAPRESS

Esta condición forma parte de los trastornos del aprendizaje, y se sospecha que tiene una base neurobiológica con un componente genético

11 ene 2024 . Actualizado a las 19:27 h.

Arón Piper y José Manuel Poga visitaron este miércoles El Hormiguero, para presentar El Correo, dirigida por Daniel Calparsoro, la película que protagonizan y que llega a la cartelera de los cines el próximo 19 de enero. En este filme, el actor de 26 años, conocido por su papel en Élite o El desorden que dejas, interpreta a Iván, un ambicioso chaval de Vallecas que quiere salir de su vida y encuentra una salida haciendo de correo para una organización internacional dedicada al blanqueo de dinero. 

Durante la entrevista con Pablo Motos, Piper habló, por primera vez, del trastorno que padece: discalculia. «Es una especie de dislexia con números. Se me puede timar fácilmente en cuanto al dinero, con el cambio, no lo calculo», explicó al presentador. 

También que se trata de una condición con la que convive desde pequeño: «Me imagino que todo el mundo hace unos movimientos en su cabeza a la hora de calcular, que yo no hago, yo haré otras cosas, doy mil vueltas, y no llego al objetivo», añadía, a la vez que daba a entender que tenía un problema con los números. «Pues que las negociaciones las haga tu repre», atajaba Motos. 

¿Qué es la discalculia?

La discalculia es un tipo de trastorno del aprendizaje que se manifiesta en la etapa infantil. Existen diferentes tipos y varían según el área académica alterada. «La limitación de la lectura es la dislexia, que es la más frecuente. La limitación en la expresión escrita es la disortografía, en la que existe un problema para reconocer los símbolos escritos. Y por último está la discalculia, que supone limitaciones en las matemáticas», explica la Asociación Española de Pediatría (AEP) 

Esta última afecta a la correcta adquisición de habilidades aritméticas lo que tiene unas consecuencias muy claras: suspenso en matemáticas. Eso sí, en el resto de materia, «el rendimiento se sitúa en valores normales». 

¿Cómo se manifiesta?

Los niños que tienen discalculia erran en las operaciones matemáticas básicas—como son la suma, la resta, la multiplicación y la división—, confunden los signos y «presentan problemas en el cálculo mental, dificultades relacionadas con la orientación espacial, tanto en la propia como en los objetos, así como con los conceptos abstractos del tiempo y la dirección», apunta la AEP.

Por etapas

En Educación Infantil: lo habitual es observar que el niño tiene dificultades a la hora de comprender procesos como los de más o menos; ordenador elementos por su tamaño o contar enumerando una serie aleatoria.

En Educación Primaria: en esta fase, es frecuente que el niño falle en la aritmética básica, en el concepto de cantidad, en la ejecución de ejercicios aritméticos y en la resolución de problemas. «A esta edad, es frecuente observar que el niño necesita excesivamente los dedos para contar y que se apoya en unidades para resolver operaciones, porque no es capaz de manipular cifras grandes. A veces, la discalculia puede manifestarse como una excesiva lentitud en la resolución de problemas, ya que no se posee la habilidad lógico-matemática suficiente». 

En Educación Secundaria: en este punto, el joven utiliza mal los números en su día a día, tiene errores de cálculo, precisa la calculadora para cuentas sencillas y no tiene automatizados hechos aritméticos.

Fuente: Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (Sepeap).

¿Se conoce la causa?

Si bien el origen concreto de la discalculia todavía no se ha descubierto, sí se sabe «que como el resto de trastornos del aprendizaje, tiene una base neurobiológica y, con probabilidad, un componente genético», responde la Sepeap. De igual forma, la entidad explica que estudios recientes encontraron una relación entre el mal rendimiento numérico con la baja memoria de trabajo; otros apuntaron hacia un déficit en la memoria procedural; mientras que otros, «hacen hincapié en la incapacidad de los alumnos discalcúlicos para almacenar hechos numéricos en la memoria a largo plazo». 

¿Se sabe el número de niños afectados?

Se manifiesta tanto en niños como en niñas, por igual. Si bien la prevalencia exacta es desconocida, algunas investigaciones estiman que está presente en, aproximadamente, el 5 % de la población escolar. Un porcentaje inferior a la dislexia. 

Sin embargo, y con frecuencia, «la discalculia se produce de forma comórbida con otros trastornos del neurodesarrollo», indica la Sepeap. Algo que sucede en dos tercios de los menores afectados. 

¿Qué pueden hacer las familias o cuidadores?

Tal y como recoge la entidad, el único abordaje de este tipo de trastornos es una correcta enseñanza, «un proceso de reeducación con técnicas específicas», que cuanto antes comience, mucho mejor. En este sentido, resulta fundamental la figura de la familia o cuidadores, así como de profesionales específicos como logopedas, psicopedagogos o psicólogos.

El modo de intervención dependerá de la edad del niño y de sus necesidades. En principio, se contempla una mejora del conocimiento numérico a través de varias representaciones. Se empieza a trabajar con números pequeños para después ir aumentando en complejidad; se disminuye el uso de los dedos para el conteo; se componen y descomponen los números y se refuerza el concepto de suma y resta.

¿Tiene solución?

La asociación de pediatría señala que el pronóstico es «favorable» siempre y cuando la detección y el abordaje sea precoz. Es más, si este resulta apropiado, «la mayoría de niños pueden superar o aprender a compensar los problemas escolares que se han podido presentar», precisa la entidad.