¿Quién es Robert Kennedy Jr.? Tragedias familiares, drogas y su cruzada contra las vacunas desde el Gobierno de EE.UU.

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

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Robert F. Kennedy Jr. en una audiencia en Washington D.C.
Robert F. Kennedy Jr. en una audiencia en Washington D.C. Jonathan Ernst | REUTERS

El sobrino del expresidente John F. Kennedy lidera el movimiento Make America Healthy Again, conocido como Maha, que busca establecer vínculos entre el autismo y las vacunas durante la infancia

23 sep 2025 . Actualizado a las 16:26 h.

En febrero del 2025, Robert F. Kennedy Jr., de 71 años, se convirtió en el secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos. Su confirmación, conseguida por una votación ajustada de 52 a 48 votos en el Senado, fue uno de los primeros grandes cambios establecidos durante el segundo mandato de Donald Trump y fue, también, uno de los más controvertidos.

Hijo del fiscal general y candidato presidencial Robert F. Kennedy y sobrino del expresidente demócrata John F. Kennedy, Robert, conocido en su país con sus iniciales, RFK Jr., ha continuado el camino político de su línea familiar, pero distanciándose del partido demócrata. De hecho, cuando se presentó como candidato en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en el 2024, lo hizo de manera independiente, sin afiliación al partido.

Pero su carrera comenzó décadas antes de que se volcara en la política. Como abogado, se especializó en derecho ambiental y se dedicó a la defensa de los recursos naturales, ocupando un puesto en el Natural Resources Defense Council (NRDC), una organización ambiental sin fines de lucro, desde la década de los ochenta hasta el año 2017. Durante más de treinta años fue también profesor adjunto de Derecho Ambiental en la Escuela de Derecho de la Universidad de Pace y formó parte de la junta de Riverkeeper, una organización no lucrativa dedicada a proteger el río Hudson, que atraviesa el sur del estado de Nueva York.

Robert F. Kennedy Jr., en el inicio de su audiencia de confirmación en el Senado.
Robert F. Kennedy Jr., en el inicio de su audiencia de confirmación en el Senado. Evelyn Hockstein | REUTERS

Crecer a la sombra de la tragedia

La vida de Kennedy estuvo marcada por sucesos trágicos. Sus circunstancias personales comenzaron a torcerse desde la infancia. Su tío fue asesinado de manera pública cuando él tenía nueve años y su padre sufrió el mismo destino cuando RFK Jr. tenía 14. Todo esto, mientras crecía en el seno de una familia en la que, según relata el propio Kennedy en su autobiografía, no estaba permitido llorar.

Las tragedias no terminan aquí. Uno de sus primos falleció en un accidente aéreo cuando viajaba a la boda de la hermana de Robert. Uno de sus hermanos murió en un accidente de esquí y otro falleció a causa de una sobredosis. La segunda esposa de Kennedy, Mary Richardson, murió por suicidio en el 2012. 

Tras la muerte de su padre, Kennedy cuenta que comenzó a consumir drogas y alcohol para afrontar la situación. Primero consumía cannabis y alcohol, pero avanzó hasta llegar a consumir cocaína, LSD y heroína. En 1983 fue arrestado por posesión y comenzó su rehabilitación para la adicción, un tratamiento que, según él mismo detalla, aún continúa, asistiendo a reuniones de Alcohólicos Anónimos a día de hoy.

Robert F. Kennedy Jr. junto a Donald Trump.
Robert F. Kennedy Jr. junto a Donald Trump. FRANCIS CHUNG / POOL | EFE

Enfermedades

Robert F. Kennedy Jr. reveló que conserva en su cerebro los restos de un parásito muerto. En el 2010 acudió a un neurólogo por problemas de memoria y episodios de desorientación, temiendo que se tratara de un tumor cerebral parecido al que había sufrido su tío, el senador Edward M. Kennedy. Lo que en un principio parecía un tumor resultó ser un gusano que había penetrado en su cerebro, se alimentó de parte del tejido y finalmente murió. Kennedy sospecha que contrajo el parásito durante un viaje por el sur de Asia. Asegura que actualmente no padece pérdidas de memoria ni confusión y que no fue necesario ningún tratamiento médico.

El secretario también padece disfonía espasmódica, un trastorno de la voz provocado por contracciones involuntarias de los músculos que controlan las cuerdas vocales o pliegues. Esto provoca problemas para hablar y es la causa de su característica voz que suele quebrarse y sonar forzada o ahogada. Se clasifica como una distonía focal, un tipo de trastorno neurológico del movimiento que afecta solo a una zona del cuerpo.

El giro hacia las teorías conspirativas

A raíz de su arresto, y como parte de su condena, Kennedy tuvo que brindar servicios a la comunidad y a través de estos servicios entró en contacto con organizaciones que defendían el medio ambiente. Así fue como comenzó una carrera de tres décadas dedicada a su defensa.

Pero este sería también el puntapié que le llevaría, más adelante, a interesarse por las teorías de la conspiración que actualmente defiende. A través de su firma de abogados, Kennedy & Madonna LLP, asumió casos importantes de contaminación ambiental. Gracias a este trabajo, ganó notoriedad y se convirtió en una figura pública.

Así fue como un grupo de madres de niños con autismo se acercaron a Kennedy para pedirle ayuda en la búsqueda de respuestas. Esto coincidió con la publicación en Nature en 1998 de un estudio que posteriormente sería retractado y que señalaba un vínculo entre la vacunación y el desarrollo de trastorno del espectro autista. 

El entonces abogado acabaría abrazando esta causa y haciéndola propia. En el 2007, fundó la organización Children's Health Defense, dedicada a denunciar lo que considera prácticas dañinas para los menores en la industria farmacéutica y en la producción de vacunas. Esta entidad es considerada por parte de la comunidad científica como una peligrosa fuente de desinformación sobre las vacunas.

La controversia de las vacunas

Robert Kennedy ha mantenido desde hace años una postura escéptica en torno a las vacunas y es un defensor de la idea, desacreditada a nivel científico, de que la vacunación es una causa del autismo. Parte de este escepticismo estuvo motivado por los problemas de salud que sufrió uno de sus hijos, Connor, que nació en 1994 y rápidamente comenzó a manifestar síntomas severos de alergia al cacahuete y anafilaxia. Según ha contado Kennedy, tuvo 29 visitas a Urgencias durante sus primeros tres años de su vida. Esto llevó a Robert a fundar la Food Allergy Initiative, un movimiento que busca hallar un vínculo entre la vacunación durante la primera infancia y el desarrollo de alergias alimentarias graves.

Aunque posteriormente lo ha negado, Kennedy ha declarado que «no existe una vacuna segura y eficaz». A lo largo de los años, ha seguido insistiendo en la afirmación, ya desmentida, de que la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) está relacionada con el autismo, a pesar de que el único estudio que la encontró ha sido ampliamente desacreditado.

La postura de Kennedy sobre las vacunas ha suscitado críticas no solo desde el ámbito científico, sino también por parte de su propia familia. Su prima, Caroline Kennedy, lanzó una alerta en enero de este año, previa al nombramiento de Robert como secretario de Salud. «Carece de toda experiencia médica, gubernamental, financiera o de gestión. Su punto de vista acerca de las vacunas es peligroso e intencionalmente desinformado», expresó Caroline en un vídeo.

Entre sus afirmaciones sin evidencia científica acerca del autismo también se incluye la idea de que este trastorno no tiene una base genética y que podría curarse. Las recientes declaraciones del presidente Donald Trump, en las que hizo alusión al hecho de que en la población Amish no existe el autismo, refuerzan esta idea del estilo de vida moderno como principal causante del trastorno del espectro autista. Sin embargo, las investigaciones apuntan en sentido contrario y hablan de una importante carga genética en esta enfermedad de causa multifactorial, en la que también podrían tener relevancia la edad de la madre durante la gestación o las circunstancias del parto.

Robert F. Kennedy Jr. expone datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) acerca del autismo y la discapacidad derivada de este trastorno en abril del 2025.
Robert F. Kennedy Jr. expone datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) acerca del autismo y la discapacidad derivada de este trastorno en abril del 2025. Elizabeth Frantz | REUTERS

Otras polémicas

Además de sus declaraciones en contra de las vacunas, Kennedy ha hecho afirmaciones falsas con respecto a diversas enfermedades. Entre otras, ha sugerido que la enfermedad de Lyme «probablemente sea un arma biológica diseñada». También ha afirmado que el 99 % de las muertes por covid-19 se produjeron en personas con deficiencias de vitamina D. Además, ha cuestionado el papel del VIH como causa del sida. Ninguna de estas posturas cuenta con respaldo científico. En otras ocasiones, Kennedy ha sugerido que el covid-19 afectó a ciertos grupos étnicos y eximió a otros.

Kennedy también se opone a la fluoración del agua, una práctica que tiene comprobados beneficios para la prevención de la caries dental. Ha cuestionado de manera insistente la seguridad de esta medida y ha afirmado que está relacionada con diversas enfermedades como la artritis, el cáncer de huesos, la pérdida de coeficiente intelectual y los trastornos del desarrollo neurológico. El actual secretario de Salud ha manifestado la idea de que las sustancias químicas presentes en el agua del grifo podrían volver transgénero a algunos niños.

Las principales medidas de Robert F. Kennedy Jr.

Al asumir el cargo público como secretario de Salud, Kennedy se comprometió a poner el foco en el tratamiento y la prevención de las enfermedades crónicas, que abarcan desde la diabetes o la obesidad hasta las cardiopatías. Se ha erigido como líder de la iniciativa Make America Healthy Again (Hagamos a Estados Unidos Saludable Otra Vez, o MAHA, por sus siglas en inglés), un movimiento que busca combatir una serie de patologías que, según indican desde MAHA, han sido causadas por «el envenenamiento masivo de las industrias farmacéutica y alimentaria». Como parte de esta plataforma política, aseguró en noviembre del 2024 que se comprometía a llevar a Trump resultados «en la disminución de las enfermedades crónicas dentro de un plazo de dos años».

Este foco en las patologías crónicas no solo ha sido perjudicial al dificultar el acceso de la población a vacunas como las del covid-19, que deberán ser cubiertas por los seguros médicos de cada ciudadano. Tras asumir el cargo, Kennedy recortó miles de empleos en el Departamento de Salud y Servicios Humanos y clausuró varios programas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). También ha propuesto ordenar a los Institutos Nacionales de Salud que pausen la investigación sobre enfermedades infecciosas durante ocho años para priorizar la investigación sobre enfermedades crónicas y tratamientos alternativos.

Kennedy ha lanzado además una cruzada contra la industria de los ultraprocesados, con resultados diversos. Su primer objetivo fueron los colorantes alimentarios, con la promesa de eliminar gradualmente el uso de tintes derivados del petróleo para finales del 2026. Más recientemente, Kennedy manifestó su apoyo a un proyecto de ley alimentario radical en Texas que podría abordar los aditivos en algunos productos, desde dulces hasta cereales y bebidas carbonatadas. Pero, al mismo tiempo, se ha pronunciado en contra de los aceites vegetales y ha requerido que establecimientos como los de la cadena de comida rápida McDonald's utilicen grasa de res para freír patatas y otros alimentos, una medida cuyos efectos en la salud no han sido respaldados ni motivados por estudios científicos.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.