Iria Grande, psiquiatra: «Antes de un suicidio, siempre hay signos de alarma»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

Iria Grande es psiquiatra y forma parte del proyecto Survive.
Iria Grande es psiquiatra y forma parte del proyecto Survive.

En el Día Mundial de Prevención del Suicidio, la experta analiza las causas que llevan a alguien a intentar quitarse la vida

11 ene 2023 . Actualizado a las 17:10 h.

El suicidio es una de las principales causas de muerte entre la población joven en España. Cada día, aproximadamente once personas se quitan la vida, lo que equivale a un suicidio cada poco más de dos horas. Se trata de un problema complejo de abordar, tanto desde el punto de vista profesional como en términos familiares e interpersonales.

Sabemos, a día de hoy, que hablar de suicidio es importante para prevenirlo. Sabemos también que hay ciertos factores de riesgo que pueden hacer que alguien sea más propenso a cometer este acto, como lo es el hecho de padecer un trastorno de salud mental. Sin embargo, hay mucho que no está claro aún.

Tratar de entender por qué alguien toma una decisión tan extrema tiene que ver con escuchar más y asumir menos. Después de todo, siguen siendo prevalentes algunos mitos sobre el suicidio que hacen más daño a las personas que ya están atravesando un momento difícil en términos de su salud mental. En el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, la doctora Iria Grande nos ayuda a comprender un poco más sobre este tema que representa una verdadera emergencia. Ella es psiquiatra en el Hospital Clínic i Provincial de Barcelona e investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM). Forma parte del proyecto Survive, una iniciativa de investigación en toda España que busca recabar información para ayudar a personas que han intentado suicidarse.

—¿Qué lleva a alguien a intentar quitarse la vida? ¿Es una decisión impulsiva o premeditada?

—Normalmente, son situaciones que la persona vive como extremas y le sobrepasan. Ocurre cuando alguien no ve otra solución a estas cuestiones, que pueden ser de diversa índole. Puede ser de la esfera personal, laboral, económica. Y yo creo que ahora que estamos en una crisis económica y la situación hará todo menos mejorar, todo esto son factores que pueden llegar a colapsar a alguien haciendo que se plantee que no hay ninguna solución a sus problemas.

—¿Cómo es la situación en particular para los jóvenes?

—La incidencia de la conducta autolítica en jóvenes ha aumentado mucho. Es una situación que nos preocupa a todos. Hay que tener en cuenta que en estos momentos el suicidio es la segunda causa de muerte en gente de entre 15 y 29 años. Por tanto, es uno de los problemas más importantes en gente joven. Esto se ha incrementado sobre todo después del covid-19. Es bueno que hablemos de ello, porque antes se pensaba que al hacerlo se estaba induciendo a una mayor tasa de suicidios. Lo que se ha comprobado es que lo que se tiene que hacer es hablar de forma adecuada. Y ahora hemos tomado consciencia de ello, dado el incremento de suicidios en gente joven. Pero se deben seguir las guías que hay respecto de cómo enfocarlo. No se debe hacer desde una visión sensacionalista, sino de forma objetiva.

—¿La pubertad es un momento de mayor riesgo?

—Digamos que la adolescencia ha existido siempre. Lo que se ha visto es que tal vez, ahora, la forma de gestionar el estrés en esta población está cambiando y es diferente a la que existía previamente. El tema hormonal siempre ha estado, lo que está cambiando es cómo los jóvenes lo manejan. Los jóvenes manifiestan más problemas de salud mental, que tal vez antes estaban más escondidos. Seguramente esto se deba a un cambio social en nuestras vidas. La tasa de consumo, por ejemplo, ha cambiado. Sí que es verdad que ahora hay sustancias diferentes que antes no existían o no se utilizaban tanto en el pasado, y puede ser un factor. Pero yo creo que es más un tema de la sociedad en la que vivimos. La presencia digital también es uno de los factores que tenemos en nuestra sociedad. Hay bastante gente, YouTubers, influencers que comentan la situación de estrés que las redes les ocasionaban y que han tenido que abandonarlas.

—Supongamos que hay una crisis. Una persona está con ideas suicidas y necesita buscar ayuda. ¿Cómo se la atiende más rápido?

—En los teléfonos de atención, que en diferentes comunidades se les ha dado más relevancia o más apoyo. Antes, a lo mejor eran más asociaciones del ámbito privado, pero ahora se ha dado mucho apoyo a los teléfonos y quien recibe estas llamadas es gente que tiene experiencia en el ámbito y se utilizan, por ejemplo, estas técnicas que están probando su eficacia en el estudio Survive. También algo que se da, que yo creo que es lo principal, es el acompañamiento y el escuchar. El que alguien vea que detrás del teléfono hay alguien con ganas de ayudarle es indispensable.

—¿Qué tipos de intervenciones se están estudiando para ayudar a estos pacientes en el proyecto Survive?

—Hay dos tipos de programas, uno para adultos y uno infantil. En el caso infantil, lo que se ofrece es una terapia personal que son unas cuatro o cinco sesiones, y en ellas se les dan herramientas de cómo gestionar el estrés, cómo poder manejar situaciones de agobio. Para la gente que ha hecho un intento de suicidio en adultos, se está probando la eficacia de dos terapias. Una sería un seguimiento telefónico y la otra es una terapia online con la misma idea de aprender a gestionar estresores. Cuando nos vienen ideas negativas, cómo aprender a lidiar con ellas. Así se trabaja.

—¿Qué recursos se les dan a estas personas en ese sentido?

—Básicamente, hay diferentes técnicas a nivel psicológico. Una es la terapia DBT, que es la terapia dialectal. Se usa en adultos y niños. También hay terapias psicológicas de tercera generación, que sería sobre todo el mindfulness. Son estrategias que se utilizan para frenar el pensamiento, para pensar en el ahora, no anticiparse a situaciones. Esto ayuda a reconstruir el pensamiento y reconducir todas estas ideas negativas. Estas terapias ayudan a reestructurar la forma de pensar que tiene la persona para que no lo vea todo tan negativo y ayudarle a ver opciones dentro de una situación que quizás ve muy negra. Intentar buscar opciones es importante, y en la mayoría de las situaciones, existen.

—¿Y en cuanto a tratamientos farmacológicos? ¿Son recomendables?

—Exacto. El acto suicida está muy relacionado con los trastornos mentales. De hecho, tener un trastorno es uno de los mayores factores de riesgo para el suicidio. Los tratamientos farmacológicos y también los psicológicos son intervenciones que se utilizan para ayudar a que estas ideas suicidas remitan. Afortunadamente, la psiquiatría va perdiendo el estigma que está asociado a ella y la gente acepta con más facilidad un tratamiento farmacológico, y más aún cuando después ven que ha funcionado. Obviamente, también quedan pasos para concienciar a la población de los beneficios de fármacos como los antidepresivos, sobre todo en situaciones tan agudas como el que alguien piense en matarse.

—Se suele decir que una persona que se va a suicidar no avisa ni da señales pero no es así.

—Hay muchas ideas que no son del todo correctas acerca del suicidio, tal vez porque no se ha hablado correctamente de ello. Si existen planes de prevención del suicidio es porque existen avisos que nos pueden ayudar justamente a prevenir este hecho. Siempre hay signos de alarma que nos indican que estas cosas pueden suceder. Por ejemplo, el mayor factor de riesgo es haberlo intentado previamente. Se sabe que quien lo ha intentado tiene una alta probabilidad de volver a realizarlo. También se ha visto que, antes de cometer un intento, la gente ha acudido a los servicios de salud mental y al médico de cabecera pidiendo ayuda. Por tanto, existen factores que pueden ayudar a estar alerta a que una persona esté en riesgo de cometer un acto suicida.

—¿Cómo se puede actuar para prevenir o impedir esa reincidencia tras un intento de suicidio?

—Para alguien que ha hecho un intento autolítico que ha sido motivo de ingreso, lo que se intenta es iniciar un tratamiento en sala y se valora el alta una vez se ha visto que la persona ha mejorado. Uno de los factores a tener en cuenta para el alta es que estos pensamientos sobre la muerte y sobre el suicidio hayan disminuido.

—¿Cuándo es más frecuente esa reincidencia?

—En el primer año sí que se ha visto que hay un largo incremento, pero digamos que es un factor a tener en cuenta a lo largo de la vida. Si ha hecho un intento en el último año, hay más riesgo aún.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.