Cómo afrontar el «blue monday» (aunque no exista): «Lo primero que hay que hacer es reconocer esa tristeza»
SALUD MENTAL
Este término hace referencia al «día más triste del año», una fecha en la que todo parece conspirar para bajar nuestro ánimo
20 ene 2025 . Actualizado a las 12:50 h.El tercer lunes de enero se conoce como blue monday, un término que hace referencia a que este sería, supuestamente, el día más triste del año. Aunque el origen de esta efeméride está en una estrategia comercial, lo cierto es que las semanas frías del invierno pueden dejar a muchas personas de capa caída. La cuesta emocional de enero provoca un sentimiento de melancolía o angustia que puede estar relacionado con las dificultades a la hora de encarar un nuevo año y la posible falta de motivación para volcarse en los propósitos que muchas personas se marcan. La bajada de la temperatura y las pocas horas de sol tampoco ayudan a encontrar el bienestar.
Orígenes
El blue monday surgió en el año 2005, a raíz de una investigación. El psicólogo Cliff Arnall ideó una fórmula que, teniendo en cuenta diferentes variables económicas, climáticas y socioculturales, permitía calcular cuál era el día más triste del año. Entre estos factores se encuentran la tristeza posvacacional, las restricciones monetarias tras la época festiva y el cansancio acumulado. Con esta ecuación matemática, el experto precisó que la fecha de máximo bajón anímico estaría entre los días 10 y 20 de enero. Así nació el lunes azul o, en inglés, blue monday.
La fórmula que creó el especialista en psicología para determinar el valle anual de nuestro estado de ánimo es (W+(D-d)) x TQ/M x NA. La W se corresponde con el tiempo («weather»), la D son las deudas («debt») y la d minúscula es el salario mensual del individuo. Todo ello se multiplica por el tiempo que ha transcurrido desde Navidades, que corresponde a la T y la frustración por haber fallado en los propósitos de Año Nuevo, que se define con la Q. Esta cifra se divide por la motivación (M) y se multiplica por la necesidad de actuar guiados por nuestros propósitos de año nuevo (NA). En otras palabras, la fórmula busca cuantificar una sensación que no había sido expresada hasta ese entonces en cifras.
Desde que se popularizó este término, han sido numerosas las objeciones a su validez científica. Especialmente, porque el estudio que realizó Cliff Arnall estuvo financiado por la agencia de viajes Sky Travel, en el marco de una campaña publicitaria dedicada a promocionar paquetes de viajes. La empresa aprovechó estos resultados para animar a los clientes a reservar sus vacaciones para olvidarse de la angustia asociada a esta fecha. El éxito de la campaña fue espectacular, pero mayor aún fue la trascendencia del blue monday como concepto.
Tomando esta fecha como excusa, muchas marcas han aprovechado la ocasión para ofrecer promociones y fomentar el consumo, desde tiendas de ropa hasta otras empresas de viajes. En el 2019, la aerolínea Ryanair puso en venta un millón de billetes con descuento a propósito del blue monday.
Días de bajón
Una de las razones por las que la teoría desarrollada por Cliff Arnall tuvo tanto éxito es que, si bien su metodología ha sido criticada, parece capturar una sensación que muchos individuos experimentan en torno a estas fechas. En este sentido, puede que estemos un poco más tristes de lo normal y existen motivos que pueden hacer de la segunda quincena de enero un momento difícil de sobrellevar a nivel social.
Por un lado, venimos de las fiestas navideñas en las que hemos consumido un exceso de alimentos cargados de azúcar, desde turrones hasta el inevitable panetone. Este exceso de azúcar desequilibra el sistema de recompensas de nuestro cerebro al hacerle segregar una cantidad mayor de dopamina que, más adelante, deberá compensar produciendo un bajón. Cuando dejamos de ingerir azúcar de forma drástica, y con más énfasis después de un período en el que la hemos consumido de forma excesiva, pueden aparecer algunos síntomas como dolor de cabeza, cansancio o cambios de humor, entre otros.
A nivel emocional, el estrés de los gastos acumulados durante el mes de diciembre, sumado a la vuelta al trabajo o a la rutina después de las vacaciones, puede contribuir a empeorar nuestro sueño. Este círculo vicioso se traduce en un agotamiento que en muchos casos se manifiesta con tristeza, irritabilidad o angustia.
A todo esto se suma el factor estacional, ya que la falta de exposición solar se relaciona con numerosos problemas de salud y esto es precisamente lo que ocurre en el hemisferio norte durante estas fechas. Cabe recordar que hace apenas unas semanas dejamos atrás el solsticio de invierno y, si bien los días empiezan, poco a poco, a ser más largos, todavía no se llega a notar del todo. Especialmente, para aquellas personas que trabajan en interiores realizando tareas sedentarias. Además de interferir con nuestros ritmos circadianos, agravando cualquier dificultad que tengamos para dormir, la falta de exposición al sol nos impide sintetizar vitamina D y nos deja más vulnerables a sufrir un trastorno afectivo estacional, un tipo de depresión ligada a esta época del año.
Cómo afrontar los lunes de invierno
Si te sientes identificado con el bajón del blue monday, existen algunas estrategias que pueden ayudarte a remontar el ánimo. Para la psicóloga Alicia González, «el autocuidado es fundamental» en este sentido. «Si me levanto triste, lo primero que tengo que hacer es reconocer esa tristeza, porque si no la acepto, no puedo hacer nada para aliviarla», explica.
Una vez que la hemos reconocido, la experta recomienda recurrir a lo que llama nuestro «botiquín emocional». «Cuando estamos tristes, nos cuesta recordar aquellas cosas que nos hacen sentir bien. Cuando aparece el malestar, podemos buscar entonces esos elementos que nos ayudan a transitarlo sin bloquear nuestra capacidad de experimentar el bienestar», indica.
En otras palabras, tener a mano aquello que nos reconforta y nos hace sentir bien es especialmente importante en estos días. La experta subraya que no tienen por qué ser objetos ni productos de consumo. Aunque el origen del blue monday esté en el márketing, existen numerosos recursos que podemos utilizar y que no cuestan dinero, desde una llamada a un amigo cercano hasta un paseo por un entorno natural o un abrazo de una persona que queremos. «Ese acompañamiento, esa suavidad y esa amabilidad son la clave», destaca González.