Jordi Olloquequi, biólogo: «Tenemos toda una red de neuronas en el tracto gastrointestinal que es superior a lo que tenemos en la médula espinal»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

Jordi Olloquequi (Barcelona, 1982) es doctor en Biología Celular.
Jordi Olloquequi (Barcelona, 1982) es doctor en Biología Celular.

El experto alerta de que la soledad es «devastadora», ya que es un factor reconocido para la neurodegeneración

12 sep 2025 . Actualizado a las 14:54 h.

A Jordi Olloquequi le preocupa el envejecimiento. Tanto a nivel profesional, porque es doctor en Biología Celular y lleva más de tres lustros impartiendo clases e investigando en la universidad, como en el ámbito personal. «Para mí es terrible ver cómo los años pasan por algunos de los músicos de mis bandas favoritas, o actores y actrices que ves en una película de hace un tiempo y en la actualidad. Al igual que ver el proceso en personas a las que quiero, familiares y amigos. Y en mí mismo, claro».

Este profesor del departamento de Bioquímica y Fisiología de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona es también investigador del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Barcelona y del Centro de Investigación Biomédica en la Red del Área de Enfermedades neurodegenerativas (Ciberned), donde busca tratamientos para el alzhéimer y otras enfermedades asociadas al envejecimiento. Acaba de publicar Antiaging para el cerebro (Paidós, 2025), las claves de la ciencia para mantener nuestra mente joven, ágil y sana. 

—¿Cómo envejece nuestro cerebro?

—Los procesos fisiológicos que conducen al envejecimiento suceden en todo el organismo, aunque es verdad que el cerebro tiene particularidades. A diferencia de otros tejidos, tiene muchos problemas para regenerarse. A lo largo de la vida vamos perdiendo neuronas y, si bien existe un poco de polémica en este asunto, parece ser que en el momento en el que somos adultos no se regeneran. Puede ser que en algunas pequeñas regiones sí lo hagan a un ritmo modesto, pero todavía no está claro. Es decir, las células que podamos perder no se reponen. Además, el cerebro tiene otra particularidad: no es solo el número de células lo que se puede perder, también la conectividad entre ellas. Estas sinapsis que tienen las neuronas, en procesos de envejecimiento avanzado o en neurodegenerativos, pues también desaparecen. Con lo cual, tienen problemas para comunicarse entre ellas y esto es lo que da lugar al deterioro cognitivo que puede aparecer en estos casos.

—Se habla de «basura» cerebral. ¿Qué es exactamente y qué papel tiene en este proceso de envejecimiento cerebral?

—Cuando hago la metáfora de «basura» celular no me refiero a las células como tal, sino a la acumulación de «trastos inservibles» dentro de las células. En el libro utilizo mucho este recurso literario porque el objetivo es que cualquier lector lo pueda leer. Lo que sucede es que nuestras células, de forma normal, con su propio funcionamiento van generando basura, igual que una persona. Si cada uno de nosotros se fija en lo que implica vivir, cada día estamos llenando un cubo de basura en nuestra casa, cada cierto tiempo hay que sacarla fuera. Lo mismo sucede con las células, incluidas las neuronas, que van generando unos residuos que son fruto de su propio funcionamiento normal. Pero el problema no es generarla, porque las células tienen mecanismos de limpieza, sino que con la edad, estos se van deteriorando, y estos desechos se van acumulando cuando son tóxicos. Esto es especialmente preocupante y es una de las características principales, por ejemplo, del alzhéimer o el párkinson. En estas enfermedades se acumulan estas moléculas defectuosas que no sirven para nada en el tejido cerebral y esto hace que las neuronas no puedan funcionar bien.

—¿Cuál es la relación entre la microbiota y el cerebro?

—Hay evidencias claras de que la microbiota, que es el conjunto de microorganismos que conviven con nosotros y que superan en número a nuestras células propias, tienen un papel súper relevante para nuestra salud y el cerebro. En el caso de la microbiota que tenemos en el tracto digestivo, hay que tener en cuenta que se habla de que el intestino es nuestro segundo cerebro. Esto se dice porque tenemos toda una red de neuronas en el tracto gastrointestinal que es superior a lo que tenemos en la médula espinal. Es lo que se llama el sistema nervioso entérico, que es importantísimo. Estos microorganismos que viven en nuestros intestinos son capaces de mandarle mensajes al cerebro como si fueran cables. Por ejemplo, estas bacterias son capaces de sintetizar neurotransmisores, que son las moléculas que utilizan las neuronas para comunicarse entre sí. Pero también se ha visto que la microbiota es importantísima, para mantener a raya lo que es la inflamación que está asociada a la edad: inflammaging

—¿Qué es el inflammaging?

—Que nosotros, a medida que nos vamos haciendo mayores, desarrollamos una especie de inflamación general en todo nuestro cuerpo que es de bajo grado. No es que sea muy fuerte, pero es persistente. Este es uno de los motores del envejecimiento. Esta inflamación de bajo grado lo que hace es que nuestras células envejezcan más. La microbiota que tenemos en nuestros intestinos fabrica unas moléculas que lo que hacen es que reducen esta inflamación. 

—¿El estrés nos hace envejecer más rápido?

—Hay que tener en cuenta que el estrés es una respuesta fisiológica que es necesaria y, evidentemente, como otras, seguro ha tenido un papel fundamental para que nosotros, hoy en día, estemos aquí como especie. Porque el estrés lo que hace es prepararnos para superar situaciones peligrosas, difíciles. Ahora bien, para que esto funcione y sea conveniente, el estrés tiene que ser una cuestión aguda que aparece en un momento determinado y tiene que desaparecer una vez que este peligro ya lo hemos superado. Lo que nos está pasando hoy en día, y esto probablemente es un problema del primer mundo, es que nosotros nos estamos expuestos a muchos estímulos, situaciones que lo que hacen es que van desencadenando esta respuesta al estrés de forma crónica.

—¿Qué peligros tiene este estrés crónico?

—Esta respuesta estresante que se va manteniendo, que aparece con mucha frecuencia o no se resuelve, afecta al cerebro, al funcionamiento de las neuronas. Incluso provoca que una área fundamental de este, el hipocampo, que está relacionada con la memoria, se vuelva más pequeña y se atrofie. Por lo tanto, sí, el estrés crónico, descontrolado, es un factor clave para el envejecimiento del cuerpo y del cerebro. Por eso es importante gestionar el estrés. 

—Puede que se llegue a relacionar con lo que me estás comentando: ¿qué papel tiene no dormir bien en el envejecimiento?

—Claro, a medida que nos vamos haciendo mayores, la gente va presentando problemas para dormir. Nos vamos a la cama y le seguimos dando vuelta a un tema que nos pone nerviosos. Pero es importante dormir las horas suficientes y no despertarse por la noche, que eso también altera el sueño. Se ha demostrado que mientras dormimos, nuestras neuronas aprovechan para reparar pequeñas lesiones en su ADN que han podido aparecer durante el día. Por tanto, si nosotros no dormimos bien, este proceso de reparación del ADN de las neuronas se puede ver afectado, con lo cual hace que al día siguiente nosotros no rindamos de la misma forma. También se conoce que durante la noche, mientras estamos durmiendo, se secreta una proteína específica que se fabrica en los riñones sobre todo, pero también en otros lugares, que se llama klotho, y que tiene efectos antienvejecimiento a nivel general. Y si no dormimos, la generamos en menor cantidad. 

—Comentas que hacer ejercicio nos hace ganar años de vida, pero ¿cuál?

—Yo no soy profesional de Educación Física y, por tanto, no podría describir un plan de entrenamiento que sea general. Lo que sí puedo comentar es que además del ejercicio cardiovascular, que puede ser caminar cada día treinta minutos a un ritmo alegre que está comprobado que es muy sano y que efectivamente tiene una acción antienvejecimiento, también ahora se está viendo que es importante hacer ejercicio de fuerza. Una de las cosas que conlleva el envejecimiento es una reducción de la masa muscular a medida que nos hacemos mayores y eso nos hace más proclives, por ejemplo, a tener caídas. Estas, a determinadas edades, marcan un punto de inflexión que puede hacer que una persona mayor que tenía una vida plena, deje de tenerla. 

—¿Qué beneficios nos proporciona la lectura?

—Hay estudios que demuestran que leer por sí mismo es un ejercicio excelente para el cerebro, que no es un músculo, pero se comporta como tal. Por una cuestión muy sencilla: si no lo pones a trabajar, se atrofia. Y una de las maneras que se ha demostrado científicamente que va muy bien para activar al cerebro es precisamente la lectura, que puede ayudar a retrasar el envejecimiento. No es el único, pero sobre este hay evidencia. Aquellas personas que no puedan leer, algún estudio hay, y supongo que cada vez se irán haciendo más, acerca de escuchar audiolibros, por ejemplo. El simple hecho de estar siguiendo una historia, de trabajar la atención, cosa que hoy en día también es muy difícil, focalizar en las cosas con tantos estímulos que tenemos, es un buen ejercicio para el cerebro. 

 —¿Hay que sacar al cerebro de la zona de confort?

—Sí, porque si nosotros tenemos un hábito desde hace años que se nos da bien y que prácticamente llevamos a cabo sin esfuerzo, tampoco es el mejor ejercicio para el cerebro. Las personas que quieren construir un cuerpo musculado no hacen siempre las mismas rutinas, las van cambiando, porque llega un momento en que el cuerpo se acostumbra a hacer ese ejercicio determinado, ese peso determinado, esas repeticiones determinadas; lo mismo sucede con el cerebro. De tanto en cuanto, hay que plantearle retos, porque se ha visto que favorece más la neuroplasticidad.

—¿Qué hay de la dieta, hay una exacta para cuidar nuestro cerebro?

—Una dieta exacta como tal probablemente no existe, pero la que está más cerca de la perfección es precisamente la nuestra, una dieta mediterránea en la que se combinan nutrientes de diferentes tipos: fruta, verdura fresca y grasas saludables. Lo que está clarísimo es que hay que evitar lo máximo que se pueda el alcohol porque no existe una dosis segura. Y los alimentos ultraprocesados, los azúcares refinados, son veneno para nuestras células.

—Un problema en auge en la sociedad actual es la soledad, ¿cómo afecta esta al envejecimiento?

—La soledad es devastadora, es un factor de riesgo reconocido para la neurodegeneración. Incluso existe algún estudio que lo pone al mismo nivel que el tabaquismo, es decir, es tan peligroso para el cerebro como ser un fumador. Pero aquí hay que distinguir entre diferentes tipos de relaciones. Las hay más superficiales, las que podemos tener con un vecino que te encuentras por la calle y que no es que seáis amigos pero os saludáis, preguntáis cómo está la familia, tal y cual, al igual que con la persona que te está vendiendo el pan. Vas a establecer unos vínculos superficiales que, por sí mismos, se ha visto que también tienen un efecto positivo para el cerebro porque favorecen la neuroplasticidad. Y luego tenemos otro tipo de relaciones sociales que también son importantísimas: las más profundas, con amigos íntimos, con familiares, con la pareja. Estas nos disminuyen el estrés.Tener un apoyo social firme, pues sobre todo en momentos de crisis, esto nos ayuda mucho, nos ayuda a modular el estrés y de esta manera tiene un efecto neuroprotector.

—¿Y los perros?

Se ha visto que el hecho de tener mascotas, especialmente perros, contribuye a prevenir el envejecimiento cerebral por varias razones. Más allá de ese vínculo afectivo y emocional que es beneficioso porque modula el estrés. Además, te obliga a salir porque tienes que sacarlo. Así haces un poco de ejercicio. Y cuando lo sacas, a lo mejor, interaccionas con más gente que tiene perros. Existen estudios que demuestran que tener un perro, que no deja de ser un vínculo social o una estrategia para no estar aislado, para aquellas personas que tengan la mala suerte de no tener familiares, es una buena alternativa para evitar el aislamiento social desde un punto de vista de salud cerebral. 

—¿Podremos ser jóvenes eternamente?

—Es una pregunta que hoy en día nadie la puede contestar con total certeza, es hacer una predicción. Si alguien responde de manera contundente que sí o que no, habría que desconfiar de ambas. La ciencia y la tecnología avanzan a un ritmo vertiginoso y estamos consiguiendo cosas que parecerían imposibles hace poco tiempo. ¿Puede ser que algún día esto sea posible? Puede ser. Creo que aún estamos un poco lejos porque a pesar de que sabemos cada vez más cuáles son los factores que determinan el envejecimiento y, al hacerlo, podemos diseñar estrategias que incidan sobre ellos, todavía estamos lejos de encontrar un método que sea definitivo y que sea capaz de frenar algo tan importante como es el efecto que tiene el paso del tiempo sobre nosotros. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.