Paula Camarós, matrona: «Tenemos que quitarnos el reloj y olvidarnos de las tres horas, tanto lactancia materna como artificial tiene que ser a demanda»
LA TRIBU
Hablamos con la fundadora de Baby Suite sobre las mayores preocupaciones en el embarazo, el miedo al parto, cómo debe de ser este para considerarse como «respetado», la depresión posparto y la lactancia
26 mar 2022 . Actualizado a las 11:29 h.Paula Camarós Ruiz, más conocida como Baby Suite en redes sociales, es matrona, consultora de lactancia certificada (IBCLC, por sus siglas en inglés) y fundadora de Baby Suite. Tras estudiar la carrera de enfermería y el máster en Madrid, emigró a Inglaterra, donde se formó y trabajó durante seis años en el Sistema Público de Sanidad Británico (NHS). Tal como ella relata, allí pudo descubrir que «otra maternidad» es posible, ya que Inglaterra es un país pionero en parto respetado. Ese poder de decisión y autonomía de la embarazada sobre el parto fue lo que la llevó a querer abrir su propio centro, Baby Suite by Pau, hace cinco años. Ahora publica El poder de crear vida, una guía con la que pretende acompañar a las mujeres durante el proceso de búsqueda, todo el embarazo, así como en el parto, posparto y los primeros meses del bebé.
- Existe la creencia de que la labor de la matrona se reduce solo al parto. ¿Cuál es vuestro papel antes y después de este?
- Realmente nuestra profesión es totalmente autónoma. De hecho, cuando yo me formé y trabajé en Reino Unido, pude ver que cuando se trata de una mujer sana y de bajo riesgo el seguimiento completo del embarazo lo hace la matrona. Lo que ocurre en España es que tenemos este conflicto entre la sanidad pública y privada. En la pública sí que la mujer verá a su matrona durante todo el embarazo, así como en el parto, posparto y demás, mientras que en la privada lo más frecuente es que la matrona se reduzca a la dilatación y poco más. No es lo correcto, en absoluto. La profesional referente para los partos de bajo riesgo es la matrona, pero es la forma que tienen en España de proceder y está bastante obsoleta. Espero que poco a poco, vaya cambiando.
- Tu libro se divide en tres partes: embarazo, parto y posparto. Partiendo del inicio del proceso, ¿qué consejos darías a una mujer que está buscando quedarse embarazada?
- En primer lugar, y suena muy tópico, que disfruten del proceso. Obviamente es importante que conozcan su ciclo menstrual para así poder entender cuáles son sus días fértiles o entender su moco cervical. Hay mujeres que también deciden llevar a cabo la toma de temperatura basal. Pero, sobre todo, creo que es muy importante que antes de empezar esa búsqueda, acudan a una consulta preconcepcional con su matrona en la que se le van a hacer muchas preguntas sobre su salud, hábitos, enfermedades pasadas, embarazos previos, si han sufrido algún aborto o que toda la vacunación esté en regla. Además, en caso de ser necesario, hacer una citología, analíticas y exploraciones físicas. Una vez que tengamos todo esto, la mujer comenzará ese proceso de búsqueda. Si pasado un tiempo prudencial ese embarazo no ha llegado, ya se puede poner en manos de un especialista en reproducción. Muchas veces no llega ni a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera…
- A veces la mujer se agobia.
- Claro, ve que no llega el momento. Y después que existen las típicas frases erróneas de «no te quedas porque estás muy nerviosa». En absoluto, el nerviosismo no hace que no te quedes embarazada, pero el hecho de no quedarte sí que te pone más nerviosa. Muchas veces estas frases las hace la gente con todo su cariño pero no aportan ningún beneficio a la pareja que está en ese proceso de búsqueda o que ve que ese bebé no llega.
- ¿Cuáles suelen ser las mayores preocupaciones durante el embarazo?
- La mayor preocupación es cómo llevar un embarazo saludable. Se preguntan si su bebé estará bien o si ellas lo estarán haciendo bien. Sobre todo las primeras semanas, ese primer trimestre de incertidumbre en el que los movimientos fetales aún no son notorios y todavía no se notan esas pataditas. Tienen que relajarse y confiar en que todo está saliendo bien. Esas suelen ser las mayores preocupaciones. Realmente una vez que pasa ese tercer trimestre tienes ese refuerzo emocional cada vez que el bebé se mueve y esa sensación de que todo te está yendo bien. Luego muchas mamás se agobian por el tema de la alimentación: qué pueden y no comer. También les da mucha aprensión pensar que con el ejercicio físico pueden dañar el bebé, o ingerir café. Son dudas frecuentes que abordamos en el libro.
- Se suele pensar que una embarazada no puede comer embutidos, pero en cambio tú en tú libro afirmas que sí es posible.
- Esto probablemente genere mucho debate interno entre profesionales. Tampoco quiero que se mal entienda este comentario, pero no es lo mismo ingerir un embutido que se ha generado en el pueblo de tu tía, y que este animal campara libremente por el campo, no haya pasado ningún control veterinario; a lo que encontramos en el supermercado hoy en día que pasa estrictos controles de calidad. Por supuesto todos hemos escuchado en redes sociales, en televisión, en prensa, que existen contagios de toxoplasmosis. Ninguno estamos exentos de ningún riesgo. Para este caso lo que recomiendo es congelar antes el embutido mínimo 48 horas y luego ya lo pueden consumir. Eso no quiere decir que en el embarazo no se pueda comer embutido. Siempre y cuando sea de supermercado, haya pasado estos controles y no tenga ningún reparo en comerlo. Y ante la duda, yo aconsejo congelarlo antes.
- ¿Existen miedos provocados por informaciones erróneas?
- Es curioso porque vivimos en la era de la información. Te diría incluso de la sobreinformación. Internet no tiene filtro y todo el mundo puede abrirse un blog y publicar, sin ser sanitario o sin ver si esa evidencia está actualizada o no. También te diría que las mujeres eviten esa sobresaturación, porque puede que se encuentren dos informaciones completamente diferentes y no saben a cuál hacer caso. Es importante que siempre se recurra a fuentes fiables, que se actualicen y lean en base a la evidencia científica, que es súper cambiante y al final está para eso. Hoy en día sabemos que el cordón umbilical debe mantenerse limpio y seco, pero si nos remontamos a diez o quince años atrás la recomendación era ponerle alcohol y una gasa enrollada. Si nos quedamos en esa evidencia de hace diez años estaremos desactualizados, cuando sabemos que han pasado los años, se ha estudiado al respecto y que existe una nueva técnica o un nuevo procedimiento para hacerlo mejor. Como siempre les digo, la información es poder.
- Algo que preocupa mucho a las mamás es el parto. ¿Se puede afrontar el miedo que produce?
- Por supuesto. Es verdad que el miedo es una sensación que en muchas ocasiones nos bloquea, no nos deja pensar con claridad. Además, en la sociedad actual en la que vivimos, desde que somos pequeñas, nos han inculcado que el parto es un proceso traumático, doloroso, visualizamos a mujeres encogiéndose y pegando gritos. Realmente es una sensación, un sentimiento. Es verdad que la mujer lo describe como algo muy intenso. Decir que es un proceso sin dolor sería un atrevimiento por mi parte, pero sí que habría que diferenciar lo que es dolor de lo que es sufrimiento. Sufrimiento es cuando te partes una pierna, tienes mucho dolor y te tienen que operar. El dolor del parto es un dolor bueno, que nos acerca cada día, cada contracción, un poco más a conocer el amor de nuestra vida. Tenemos que intentar separar esa sensación de sufrimiento a lo que sería el miedo y el dolor. También lo que decía antes, informarse y empoderarse mucho. Por ejemplo, técnicas como el hipnoparto ayudan un montón. Al final las mujeres somos capaces, lo podemos hacer, hemos nacido preparadas para eso: con el poder de crear vida.
El hipnoparto es un conjunto de técnicas que pretenden reducir el miedo al parto llevando a la embarazada a un estado de relajación. Uno de los pilares de este método es entender el parto como una experiencia humana natural en la que la mayoría de madres y bebés no necesitan técnicas excesivamente medicalizadas para que salga bien.
- En el libro mencionas que muchas veces, la posición en la que da a luz una mujer es la más cómoda para el médico, pero no para la embarazada…
- Lo primero que hay que entender es que la pelvis, cuando una mujer se tumba, se aplana, y el parto es movimiento. Para que un bebé nazca tiene que ir bajando, descendiendo, apoyando y rotando. Si privamos a la mujer de este movimiento y de esa capacidad innata que ella tiene de moverse libremente, ese bebé tiene que hacer todo el trabajo por sí mismo, y por lo tanto, es muy probable que se acabe cansando. Cuando nos tumbamos boca arriba con las piernas abiertas (que es la posición de litotomía), la pelvis la estamos aplanando, tanto por arriba como por abajo. Por tanto, estamos reduciendo el diámetro de esa pelvis. Aparte de que la mujer está tumbada y no estamos favoreciendo con movimiento, estamos quitando a ese bebé centímetros y diámetro para que pueda rotar la cabeza y salir.
La posición tumbada con las piernas a los lados que tenemos vista en todas las películas, de la mujer pegando gritos, del profesional entre sus piernas con un flexo, dista mucho de lo que realmente es un parto fisiológico en el que la mujer adopta libertad de movimientos. Al final somos mamíferas, sabemos hacerlo, y con el paso de los años hemos ido medicalizando un proceso que no debería de estarlo. Por supuesto, en los escenarios que así lo requieren, sí, porque la medicina salva vidas y está ahí para esos casos de alto riesgo o en los que se precisa de intervención. Pero en la gran mayoría de los casos, las mujeres sabemos hacerlo y nacimos preparadas para ello. La mujer tiene que entender que el parto es movimiento.
- Defiendes el parto humanizado. ¿En qué consistiría o en qué casos no lo es?
- Mucha gente lo malinterpreta. Entiende que esta nueva vertiente en la que tanto se habla del parto humanizado y respetado es como una corriente alternativa e incluso hippie. En absoluto. Para una mujer, un parto súper respetado puede ser que lo conciba con epidural, tumbada en una cama, durmiendo y sin acompañante porque es pudorosa. Si yo sé los deseos de esta mujer, ella tendrá un parto respetado. Pero para otra mujer su parto soñado o respetado puede ser en su casa, con una bañera, acompañada de una matrona o de su familia. Eso también es un parto respetado. No sé poner etiquetas, porque realmente lo que convierte un parto en respetado es que a la mujer se le de esa libre elección, el poder de decidir sobre su cuerpo, el estar informada de todo lo que se le va a realizar. Ofrecerle opciones, permitirle ese acompañamiento, todo esto hace que una mujer tenga una experiencia positiva. Y sobre todo también, limitar esa cantidad de intervenciones que estamos practicando en nuestro país.
- ¿Cuándo y cómo debe llevarse a cabo una cesárea?
- Según mi criterio y el de cualquier persona, de hecho nos podemos basar en la Organización Mundial de la Salud (OMS), las cesáreas deberían realizarse cuando son estrictamente necesarias. La cesárea es una cirugía mayor y debe ser empleada para salvar vidas. De hecho, te hablo con números en la mano, que no me invento y son públicos, a la orden del día, del Ministerio de Sanidad y de la OMS. Esta última nos dice que las cesáreas deben estar en torno a un 10 % o un 15 % . En España en la actualidad tenemos un 25 % de cesáreas. Además, si miramos las estadísticas y diferenciamos entre sanidad pública y privada, llama mucho la atención que en la privada las cesáreas suelen tener picos muy altos antes de puentes, de festivos, antes de que llegue el fin de semana, en horario laboral como quien dice… Y cuando vemos estadísticas de un hospital público es verdad que también estamos saturados y sobrepasados en cuanto a las cesáreas, pero esa fluctuación es menor. Existen cesáreas por el día, por la noche, antes y después del puente. Tenemos que trabajar todos a una y darnos cuenta que realmente es un problema, que cuanto más medicalicemos un proceso natural y fisiológico como es este, mayor morbimortalidad adquirimos.
- Algo de lo que no se habla mucho es de la depresión posparto. ¿Es más habitual de lo que pensamos?
- Es muy habitual. Realmente ahora mismo estamos viviendo en una sociedad en la que hablar de salud mental cuesta. Lo sentimos como que nos van a señalar con el dedo. Si no tenemos vergüenza para decir que vamos al traumatólogo porque nos duele el tobillo tampoco deberíamos sentirla por decir que vamos al psicólogo a hacer terapia porque no estamos bien anímicamente o porque te ayuda. Además, en el posparto como también mezclamos las hormonas, las mujeres tienden a sentirse más flojitas. Es verdad que los primeros días es bastante normal, incluso lo llamamos «baby blues»: una sensación de fluctuaciones en los sentimientos. Pero cuando los días van avanzando lo normal es que desaparezcan.
Si estos «baby blues» no se van aparece lo que conocemos como depresión posparto. Esto ya es un trastorno del estado de ánimo y sabemos que afecta en torno a un 15 % de las mujeres. Es un porcentaje altísimo y es muy importante que la mujer recurra a un especialista. Puede que tenga sentimientos encontrados, sensación como de culpa o le da un poco de vergüenza poder comunicarlo a su pareja. Por eso es importante que en la consulta con su matrona le diga «no me encuentro bien», «he perdido el interés en hacer cosas que antes me motivaban», «no tengo energía» o «tengo ganas de llorar», y que esta la derive al especialista.
- Como consultora de lactancia certificada. ¿Cuáles serían las claves del éxito?
- Sobre la lactancia materna lo más importante es estar informadas. A veces lo hacemos y aún así, los problemas y dificultades ocurren. Pero gracias a que esa mujer se ha informado, consigue detectar que ella pone de su parte y lo está haciendo bien pero hay algo que falla. Creo que para no extenderme mucho, las claves serían asegurarnos que el agarre y el posicionamiento es correcto, y que la postura de la madre también es la adecuada. Sobre todo enfatizar mucho en que el agarre debe ser óptimo.
- ¿Cómo hacer frente a las opiniones sobre si dar el pecho o no?
- Yo siempre le digo a las mamás en la consulta que hagan línea directa. Si nadie te ha pedido el consejo, ¿para qué lo das? Hubo una mamá que hace poco vino a consulta y me dijo: «Paula, siento que ahora para ser madre necesitamos tener tres carreras y cinco másters, porque haga lo que haga lo voy a estar haciendo mal. Si he elegido dar el pecho, porque se queda con hambre. Si he elegido biberón, qué mala madre que no doy el pecho. Si lo porteo, que lo voy a criar en brazos y se va a mal acostumbrar. Si lo pongo en el carro, qué mala madre soy que no hago piel con piel. Si colecho en la cama, que lo voy a matar, si le pongo en su cuna, que como puede ser que le esté privando de colechar. Para todo hay que entender. Estoy súper agobiada». Es un comentario que me marcó mucho y yo siempre les digo: «Mira hay algo que no vas a fallar nunca en la vida que es el instinto materno». Ninguna madre en el mundo quiere algo malo para sus hijos. Aunque hay excepciones que rompen la norma que son casos horrorosos. Al final lo que más alimenta a un bebé y lo que mejor le cría, es el amor que recibe día tras día. Dejarte llevar por tu instinto, y si tienes alguna duda, preguntar y pedir alternativas. Pero por supuesto, no hacer lo que te impongan, sino lo que más resuene con tu manera de vivir y sentir la maternidad.
- Cuando el bebé es pequeño, aunque tome biberón o se opte por lactancia materna, preocupan mucho las bajadas de peso. ¿Son normales?
- Tenemos que quitarnos el reloj y olvidarnos de las tres horas, tanto la lactancia materna como la artificial tiene que ser a demanda. Al principio, el estómago de los bebés es muy pequeñito y cambiante. Se tiene que ir adaptando tanto a la leche materna como los biberones. Al final el apetito de una persona fluctúa mucho. Hay días que tú te tomarás tu tostada, fruta y café, y a las dos horas después tendrás hambre, mientras que habrá días en los que llegues a la hora de la comida y no tengas nada de hambre. Con los bebés sucede lo mismo. Es verdad que la pérdida de peso agobia mucho, pero tenemos que entender que en los primeros días es normal y todos la sufren. ¿Qué es lo más importante a tener en cuenta? Tenemos que saber que una pérdida de hasta el 10 % de su peso total es aceptable. Siempre y cuando esto ocurra en los primeros días y haya ganado de nuevo ese peso de nacimiento en un máximo de entre diez y quince días. Por supuesto, aquí me estoy refiriendo a bebés sanos nacidos a término. En el caso de los prematuros, que hayan nacido con bajito peso o ya de base tienen alguna enfermedad preexistente sí que sería importante que tuviese un control más estrecho por parte de su neonatólogo.
- Y ya por último, en el libro cuentas muchas experiencias que has vivido como matrona en el sistema público de sanidad del Reino Unido. ¿Crees que hay aspectos que deberíamos llevar a cabo aquí?
- El poder formarme como matrona, haber trabajado allí durante seis años y haber tenido la suerte de que mi primer hija naciese allí te diría que me ha abierto mucho los ojos y de hecho fue lo que me impulsó a abrir mi centro Baby Suite, porque me di cuenta que otra maternidad era posible. Por eso nació mi centro hace cinco años, justo a la vez que nacía mi hija. Tampoco tenemos que demonizar a los profesionales españoles porque en España tenemos mucho talento y grandísimos profesionales. Lo que sí se destacaría es que en Inglaterra se invierte mucho en formación. Allí las matronas nos reciclamos cada tres o seis meses, y estamos muy especializadas. Además, toda esta formación está financiada por el sistema público, que ahí es donde se marca la diferencia. Si ya de por sí la matrona es un personal autónomo por completo, la encargada de seguimiento de embarazo de bajo riesgo de una mujer sana, y además tenemos subespecialidades, es una maravilla. Me encantaría que llegase el momento en el que en la sanidad española también se pudiese trabajar de esta forma. Pero repito, creo que vamos muy bien encaminados. Esta nueva generación de matronas venimos fuerte, con ganas de cambiar las cosas y de hacerlas bien. Aun falta camino y recorrido, pero lo conseguiremos. No sé si lo veré yo, mis hijos o mis nietos, pero lo vamos a conseguir, eso seguro.