Seis trucos para hablar de sexo con tu hijo: «En el coche, al no tener que mirarnos de frente, se sueltan más»

LA TRIBU

Las madres siguen siendo, muy mayoritariamente, las que afrontan conversaciones de sexo con sus hijos.
Las madres siguen siendo, muy mayoritariamente, las que afrontan conversaciones de sexo con sus hijos. La Voz de la Salud

Tradicionalmente considerada una conversación incómoda, lo cierto es que solo un 12,4 % de los adolescentes obtienen información útil sobre sexualidad de sus padres

14 jun 2024 . Actualizado a las 12:35 h.

Un 17,5 % de los adolescentes aseguran que una de las principales motivaciones para salir de marcha los fines de semana es «ligar» —el porcentaje, si desgranamos el dato por género, dice que el 22,6 % de los chicos salen en buena parte por esta razón frente al 12,9 % de las chicas—. Además, el 17,4 % de los jóvenes varones asegura que otra de las razones de su ocio nocturno del fin de semana es «para tener experiencias sexuales», porcentaje que baja bruscamente, al 2,3 %, en las jóvenes adolescentes. Son datos del último informe de Relaciones Afectivas y Sexualidad en la Adolescencia, elaborado por el Ministerio de Sanidad e Igualdad y la Liga Española de la Educación. ¿Pero cómo están de preparados los jóvenes para sus primeras experiencias sexuales?, ¿están informados sobre cómo disfrutar del sexo de una manera sana? 

Hablar sobre sexo con adolescentes es uno de esos eventos inevitables en la trayectoria de todo padre y toda madre. Tradicionalmente se ha enfocado —incluso parodiado en la cultura popular— como un momento incómodo que debe atravesarse. Sin embargo, este mismo informe recoge que solo un 12,4 % de los adolescentes obtienen información útil sobre sexualidad y cuidados de la salud sexual de sus padres —frente al 32,7 % que declaran obtenerla «en internet»—. Los colegios e institutos juegan un papel fundamental en la divulgación sobre sexualidad y son la fuente de información para más de la mitad de los jóvenes. El problema parece estar en casa, donde queda claro que el rol de educadora sexual recae sobre las madres: mamá es, en ambos géneros, la proveedora de información de un 9,5 % de los jóvenes, papá solo juega este papel en un 2,9 % de los casos. Tenemos que hablar de sexo en familia y los psicólogos infanto-juveniles pueden ofrecernos estrategias para desnudar a esta conversación de ese aura incómoda. O por lo menos darnos algunos trucos para que nos resulte más fácil introducirnos en ella de forma orgánica y sin que el adolescente se sienta violentado.

1. Ya has empezado a hablar de sexo, aunque no lo sepas

Padres y madres empiezan a guiar a sus hijos en la sexualidad mucho antes de que nadie pronuncie palabras como pene o vagina. Así lo entiende el psicólogo infantil Jaime Picatoste. «Hablar de sexo con niños empieza en la infancia, y quizás sin necesidad de hablar. Se dice que los hijos que han jugado durante la infancia con sus padres tienen más sencillo disfrutar de una vida sexual plena y satisfactoria cuando sean mayores. Esto se relaciona con todos los procesos internos de desarrollo emocional o psicológico dan fruto de la interacción. Al final, el juego es la parte lúdica que también necesita el sexo y que abre la puerta a sentir cierta unión, deseo mutuo y bienestar. No hay que menospreciar todo lo que supone el lenguaje lúdico tanto para el niño como para cualquier ser humano», recalca.

Tener un vínculo fuerte con un hijo o hija adolescente hará que, llegado el punto, la conversación sea más fructífera. «Y eso también empieza en la infancia», comenta el terapeuta. «Uno de los pilares de la educación de un hijo es la capacidad de autorregulación y de sacrificio del propio adulto a la hora de acompañar a un niño. Debemos aprender a leer las situaciones emocionales y a no dejarnos llevar por ellas». Esa capacidad de autorregularnos fortalecerá, según Picatoste, la «capacidad de vinculación, de relación, de intimidad y de seguridad necesarias para una conversación que eduque, en la que haya espacio para hablar de dudas, de inquietudes o de necesidades». El profesional recuerda que hay que tener siempre presente que las conversar sobre sexo y compartir los cambios corporales que surgen nos generan cierta vergüenza y temor al rechazo. Un vínculo fuerte previo nos ayudará. Y mucho. 

2. Pide permiso

Llega el momento, te has decidido a que ha llegado la hora de tener una conversación. Estás mentalizado, ¿pero por dónde empezar? «Antes de nada, para introducir la conversación, preguntaremos. ''Oye, si no te importa, vamos a hablar de esto''», es el consejo que aporta Núria Casanovas, psicóloga infantil y vicepresidenta de la Junta de la Sección de la Intervención Social del Colegio Oficial de Psicologia de Catalunya (COPC). Explica que la sexualidad es un tema íntimo y que «no podemos meternos ahí bruscamente, haciéndoles preguntas».

Este acercamiento implica que, por supuesto, podamos obtener un no por respuesta que nos chafe. Y, ya que le hemos ofrecido esta posibilidad, deberemos estar dispuestos a aceptarlo. «Es posible que nos encontremos con un ''ay, mamá, pues no quiero''. Lo aceptaremos y propondremos la misma conversación otro día. Podemos posponerlo, porque aunque nos hemos preparado en nuestras cabezas para tener esa conversación y lo que vamos a tratar y preguntar, él no está preparado, le hemos cogido por sorpresa. Podemos resultar invasivos en un tema tan íntimo. Lo primero con los niños siempre es preguntarles», aconseja Casanovas. Del mismo modo, deberíamos tener en cuenta el contexto del adolescente. «No podemos dar una información sin saber qué saben al respecto, qué piensan, qué conocen o si han hablado ya con alguien», apunta la profesional de la salud mental. 

3. Relájate, solo es hablar de sexo

Hablamos de sexo, no de manipular uranio. Vamos a hablar, pero no hay vidas en peligro. Buscamos educar, por lo que acercarnos a la sexualidad tiesos como una estaca y con un rictus demasiado solemne tal vez no sea una buena idea. «Es recomendable hablarlo de manera distendida. Hay aspectos que deben ser hablados, pero hacerlo de manera muy seria satura un poco a los adolescentes. A veces tratamos estos temas como si alguien hubiesen cometido un pecado. Les preguntamos con angustia, ''¿pero has pensado en protegerte?''. Transmitimos demasiado estrés cuando nos ponemos tan serios, tan rígidos. Tal vez podemos recurrir al humor para generar un ambiente más distendido o tirar de alguna broma», comenta Núria proponiendo estrategias que, en sus más de veinte años de ejercicio, le han sido de utilidad. 

4. La experiencia es un grado y el sexo también tiene límites

Si la conversación no se ha pospuesto demasiado, es esperable que dos adultos tengan más experiencia en el terreno de la sexualidad que un adolescente. Y ahí es donde un padre o una madre pueden ejercer un rol de supervisión importante, según considera Jaime Picatoste. «Conversar no quiere decir aceptar cualquier realidad», valora. Porque al igual que en el resto de aspectos de la vida, en el sexo también hay límites que son importantes

«Son adolescentes. Debemos tener en cuenta de que su naturaleza les puede llevar a correr riesgos y creo que tiene que haber cierta supervisión. Lo digo por esta tendencia que hay en la educación de los chavales de aceptar cualquier realidad», analiza Picatoste que hace referencia a un problema latente hoy en día: la enorme influencia del porno en las relaciones sexuales. «Hablando sobre límites, ¿podemos cuestionarnos cuántas veces se puede llegar a masturbar un adolescente? En ocasiones la masturbación es un reflejo de los niveles de ansiedad que puede haber. Es fácil encontrarse a adolescentes que, como método de autorregulación de la ansiedad y el estrés, usan la masturbación. Aquí, los límites también son necesarios; límites de acompañamiento y regulación. También límites en torno al cuerpo, sobre lo que está permitido y lo que no, enseñarles cómo debes acercarte a cualquier persona. Cualquier asunto que se trate con adolescentes no se debe quedar vacío de normas, por muy culturales que sean. Yo a veces veo casos de padres que hablan de sexo con sus hijos con realidades que, quizás, no se deban aceptar. Y debe haber un consenso de que no todo está permitido a ciertas edades». Los límites son necesarios y la experiencia del adulto es imprescindible. 

5. Genera ambientes no invasivos

Está claro que el cómo importa, pero el dónde puede ayudar a que una conversación sobre sexo con un adolescente sea más cómoda para todos. «A veces va muy bien crear situaciones que no sean invasivas», explica Casanovas. ¿Pero cómo podemos crear un ambiente friendly? «Estar sentados en una mesa, cara a cara, uno frente al otro, puede resultar demasiado invasivo. El niño, sentado en esa silla frente a sus padres, se verá pequeño frente al adulto». Así, la terapeuta nos da alternativas, tips que, sin ser atajos, pueden poner hacer más fácil la situación. «Podemos mantener la conversación andando, por ejemplo. Una terapia que también va genial para hablar de cosas difíciles es hacerlo en el coche. Los padres con hijos adolescentes, cuando se suben al coche, sienten un cambio. Al no tener que mirarse de frente, se sueltan más. Es un truco bastante positivo», recomienda la psicóloga catalana.

6. No agites el fantasma del sexo

¿Cuántas veces se ha empezado a hablar de sexo basándonos en el miedo? Puede ser a una ITS, a un embarazo no deseado o a cualquier otra cosa. Por muy obvio que pueda resultar, entre la tensión de la charla y las preocupaciones circundantes al sexo, a veces se nos olvida lo más básico: «Lo primero que tienen que entender los adolescentes es que el sexo —que no es sinónimo de penetración, nunca está de más recordarlo— es algo biológico, necesaria y que puede ser muy bonito cuando nos acercamos a él correctamente». Por tanto, Casanovas recalca que «s importante hablar de forma positiva, de forma bonita». «Si como padres ya empezamos con el "pero ten cuidado", "vigila que aquí hay riesgos de no sé qué", mala cosa. Que tratemos un tema tan importante, de entrada de forma negativa, aunque lo hagamos para proteger al adolescente, ya instala cierta tensión al respecto». Un adulto no se acerca con miedo al sexo, ¿por qué deberían hacerlo los jóvenes?

Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.