Iris Pérez, psicóloga: «La inseguridad forma parte de la preadolescencia y la adolescencia»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

LA TRIBU

Iris Pérez es psicóloga especializada en salud infantil y juvenil.
Iris Pérez es psicóloga especializada en salud infantil y juvenil.

La experta asegura que «hay que comenzar a trabajar la autoestima cuanto antes», y da las claves para poder hacerlo

12 jul 2024 . Actualizado a las 12:40 h.

A partir de los nueve o diez años, se empieza a formar la identidad de una persona, junto con su personalidad. Empiezan a dejar de ser niños, para encaminarse hacia la vida adulta. «Son cada vez más conscientes de las cosas que son capaces de hacer, pero también de las que no; y aparece la presión de los otros. A veces se sienten diferentes o que los otros hacen las cosas mejor que ellos», asegura Iris Pérez, psicóloga. Son más vulnerables a las críticas, verse defectos, y de ahí la importancia de trabajar su autoestima. La especialista en salud mental infantil y juvenil acaba de publicar ¡Hola, autoestima!: Atrévete a ser tú sin miedos ni vergüenzas (B de Blok, 2024). 

—La autoestima es un concepto que, a veces, ni los adultos tenemos muy claro qué es.

—Al final trabajo mucho con padres también, y muchos de ellos vienen diciendo: «MI hijo tiene la autoestima muy buena porque sabe que es muy guapo»; o porque sabe que es alto, listo o sociable. Esto es una parte, pero es mucho más que eso. No es ninguna tontería, es muy importante. Al final, es el concepto que se tiene de uno mismo.

—¿Qué importancia tiene el adjetivo que el adulto le da al menor?

—Es importantísimo. Al final, los niños se quedan con esa etiqueta y se autodefinen en función de eso. Eso no quiere decir que no le digamos las cosas, como aquello que no le sale bien, pero hay que vigilar mucho. No hay que aplaudirle y decirle que todo lo hace muy bien, incluso cuando se equivoca. Hay que decirle las cosas que hacen bien y mal y, sobre todo, cómo pueden mejorar. 

—Hablamos de buena o mala autoestima, baja o alta. ¿Se puede medir?

—Te diría que sí. Se puede medir porque existen cuestionarios, el libro está lleno de ellos. Nosotros hablamos de que hay un tipo de autoestima muy baja y negativa, que se da cuando los niños han pasado por situaciones muy difíciles como una enfermedad grave, una pérdida de un ser querido, han recibido críticas constantes como bullying por parte de los compañeros, mal ambiente familiar o experiencias del pasado que le han dejado muy malos recuerdos. Es un tipo de autoestima que realmente les impide hacer muchas cosas en el día a día y es importante que acudan a terapia para intentar ayudarles a mejorar. Eso sería un extremo. Después hay una que sería baja, no tan dañada.

—¿Cómo describiría esa autoestima?

—Serían aquellos chicos y chicas que no tienen porqué haber sufrido este tipo de acontecimientos vitales estresantes, o este tipo de traumas, pero sí que en su día se van encontrando dificultades o retos y les cuesta mucho afrontarlos. No se sienten bien consigo mismos, se avergüenzan de cómo son. Se comparan mucho con los demás, son críticos consigo mismos y solo ven las cosas negativas que han hecho. No tienen muchas esperanzas de futuro y piensan que todo les va a salir mal. Pero si además ocurre, se bloquean y no cuentan con estrategias para salir adelante. Les cuesta mucho decidir y les influye mucho lo que los demás opinen de ellos. No se atreven a probar cosas nuevas porque sienten que no harán nada bien.

—¿Y cómo sería esa autoestima saludable y positiva?

—Se da cuando están a gusto con ellos mismos, aceptan quiénes son, con las cosas buenas y malas. Se quieren, valoran las cualidades, creen en ellos, saben en qué tienen que mejorar y escuchan la opinión de los demás, porque tener una autoestima saludable y positiva no quiere decir que no escuches a nadie; pero no te pueden hundir. Esa es la diferencia, escucharlas e intentar mejorar. Pero siempre de forma constructiva. Se equivocan, entienden lo que ha pasado, buscan soluciones y lo vuelven a intentar de otra forma. Confían en que pueden conseguir lo que se propongan. 

—Hasta ahora has hablado de cuestiones que tienen que ver con nuestro interior. Pero en realidad la autoestima se relaciona también con nuestro físico. ¿Qué porcentaje tiene cada uno de los dos aspectos?

 —Soy psicóloga y creo que voy a decir esto de una forma sesgada. A estas edades se habla mucho del cuerpo, de hecho hay una parte del libro en la que hablo de ella, pero intento enfocar la autoestima en quiénes somos porque creo que en la sociedad de hoy en día hay una excesiva atención en el cuerpo. Lo vemos constantemente en las redes sociales. Al final, la autoestima la sitúan en dos aspectos: el cuerpo y las cosas que tienes. No es así. La felicidad verdadera no está en tener, sino en ser. Al final, el orgullo nace del esfuerzo, del trabajo, de las cosas que consigues por ti mismo; no de tener un tipo de ropa o móvil, o este tipo de cosas materiales. 

—Pero es una etapa en la que el cuerpo empieza a cambiar. 

—Sí, y puede aparecer acné o vello.  Es una edad de mucha inseguridad física y es normal. Los cambios se materializan en la adolescencia, pero empieza a haberlos. Es verdad que, al final, a algunos chicos y chicas no les gustan algunas partes de su cuerpo porque están cambiando mucho. Pero ellos tienen que aprender a aceptar estos cambios. Si se obsesionan con una parte de su físico como su nariz, su cabello y se comparan constantemente con los cuerpos ideales que salen en las redes sociales, solo ven sus imperfecciones. Imagínate que todos los días te miras la oreja, mañana también, y pasado. Al final seguro que ves que la oreja tiene alguna cosa rara. Verás solo imperfecciones. Pero tu cuerpo es mucho más que eso Te permite hacer un montón de cosas y hay que apreciarlo.¿La autoestima son ambas cosas? Para mí sí. El cuerpo, la personalidad y las habilidades y destrezas que tienes. 

—Si los padres tienen un problema de autoestima, es más probable que el hijo adolescente también lo tenga?

—Si tienen un problema de autoestima y ellos mismos se dan cuenta, siempre puede mejorar. Hay padres que se dan cuenta por su hijo, cuando este dice: «Todo me sale mal» o «no valgo para nada». Se da cuenta de que es lo mismo que piensa él. Pero en el momento en que esa persona del entorno familiar empiece a hacer cosas para trabajar y cambiar, lo verbaliza y actúa, y el niño o niña lo ve, te diría que no, que no influye. Pero si el padre tiene una autoestima baja y es perceptible para su hijo, sí, sin duda. Los niños aprenden de muchas formas, pero una de las más efectivas es viendo lo que los adultos hacemos, imitando a sus personas de referencia. Si el padre siempre está diciendo: «no valgo para nada», «no lo lograré», «todo lo hago mal», el niño o niña va a terminar verbalizando frases muy similares. No diría que seguro, pero sí. 

—¿Cómo de frecuentes son los problemas de autoestima en adolescentes? 

 —Muy frecuentes. Al final, la inseguridad forma parte de la preadolescencia y la adolescencia. Hay muchos niños inseguros y con problemas de autoestima. Cuando la inseguridad es constante, es cuando hablamos de problemas. Si no intentamos proporcionar estrategias en estas edades, es muy probable que se convierta en un adulto con baja autoestima. Por eso es muy importante empezar a trabajarla, cuanto antes, mejor. 

  —Se puede llegar a confundir el tener buena autoestima con ser arrogante, con falta de humildad. ¿Qué importancia tiene esta última en estas edades?

—Mucha. Al final, cuando se habla de autoestima, lo que se ve son mensajes de tipo «eres el mejor». Son mensajes poco humildes porque una cosa es tener la autoestima saludable y otra ser una persona arrogante. Es algo que vemos cada vez más y no sabemos si las redes sociales tienen algo que ver en esto. «Soy superior» o «no quiero escuchar a los demás». Eso es ser una persona arrogante y hay que ser humilde en la vida. Te quieres mucho y te respetas a ti mismo, pero también a los demás. Por eso son muy importantes los valores. Recordar que eres una persona que vive en sociedad.

También me he encontrado la otra versión, que son estos padres y madres que, por el miedo a que su hijo o hija tenga un autoestima baja, le dicen que no tienen puntos débiles, que todo lo hacen bien y no tienen nada que mejorar, que no tienen que escuchar a los otros o que no cometen errores. Eso no es la realidad. Estamos creando una persona arrogante que tendrá problemas sociales y de interacción, sin duda. 

 —¿Cuáles son las ventajas de empezar a trabajar la autoestima en la preadolescencia y de que el problema no se alargue en el futuro?

—Todas. Hay mil maneras de hacerlo y el libro está lleno de ejercicios prácticos. Las ventajas, si lo consiguen, es que cuando sean adultos serán capaces de buscar soluciones a los problemas, no se rendirán fácilmente, tomarán decisiones y sentirán orgullo de sí mismos. Se sentirán cómodos y seguros con los demás incluso cuando piensan diferente. Esto es muy importante, la interacción social. También tendrán más energía y entusiasmo para hacer lo que les gusta, estarán motivados para conseguir aquello que quieren y darán lo mejor de sí mismos. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.