Celia Padilla, matrona y enfermera: «Se trata de ser padres, no pobres; que a veces se nos va de las manos»

LA TRIBU

La especialista remarca que hay que normalizar la «mamitis», pero también la «bebitis»
27 jun 2025 . Actualizado a las 14:46 h.Celia Padilla es matrona y enfermera, pero sobre todo, madre. Eso es lo que la llevó a querer escribir un libro en el que otras mujeres pudieran sentirse reflejadas. «Aportaba esa empatía que pueden desarrollar las madres y de cómo se pueden sentir identificadas con los procesos que pasamos y, más aún, siendo matrona», dice. Así, en Oh, la maternidad (La esfera de los libros, 2025), recorre el embarazo, parto y posparto, compartiendo experiencias de su viaje más intenso, lleno de sentimientos y experiencias diversas.
—¿Qué puede comer y qué no una embarazada?
—Aquí podemos dar la respuesta corta y la larga. Si queremos simplificar y hacer la respuesta más corta posible y concluyente diría que todo aquello que está cocinado lo va a poder comer. Si tiene dudas, en el caso de que esté bien cocinado se lo va a poder comer. Luego hay algunas cosas como las frutas y verduras que se pueden comer sin problema, pero tienen que estar bien lavadas. Son cosas que la gente no suele tener muy en cuenta. A veces se habla de algunos microorganismos muy importantes que pueden estar relacionados con complicaciones en el embarazo como la toxoplasmosis y parece que solo está presente en el fuet o los embutidos, cuando en realidad también lo está en la tierra de las verduras y frutas que comemos. Importante hacer una buena lavada debajo del grifo, no hacen falta productos específicos.
—¿Y el queso?
—Se puede comer siempre que esté pasteurizado. Por eso siempre es interesante ver las etiquetas. En el caso de que no lo esté, suele indicarse que es queso elaborado con leche cruda. Esos son los que habría que evitar. Hay mucho miedo con los embutidos y demás, cuando el riesgo en sí no está en ese alimento. Hay que evitarlos porque puede darse, pero no porque sea un problema en sí ese propio alimento.
—Si nunca he hecho actividad física y me quedo embarazada, ¿es buen momento para empezar?
—Sin ninguna duda, sí. Es un momento maravilloso el embarazo para empezar a hacer actividad física. Evidentemente, adaptada, ya no solo al embarazo, sino a tu nivel y condición física. Pero siempre será mejor un embarazo activo que uno completamente sedentario y sin hacer ningún tipo de actividad física, porque tu cuerpo va a trabajar a mayor velocidad. Todo lo que puedas ayudar a mejorar tu condición física va a mejorar cómo te encuentres y va a disminuir las probabilidades de que sufras alguna complicación relacionada con el embarazo.
—¿Qué actividad física no recomendarías para nada?
—La que no se recomienda nunca es el submarinismo, aunque seas una profesional. Evitaría todas las actividades que tengan riesgo de caída o impacto. Ir en bici, que parece absurdo, pero una caída puede implicar alguna complicación. En el caso de los ejercicios de impacto, creo que hay una especie de mito con que no se pueden realizar bajo ningún concepto.
—¿No es cierto?
—Hay que hacer un matiz. No se pueden hacer bajo ningún concepto si tu suelo no está estable o no tienes la técnica. Hay mujeres que corren maratones embarazadas, sin problema, porque son profesionales. Pero por recomendación general, evitar los ejercicios de impacto se basa en que el suelo pélvico tiene que soportar nuestro peso normal, más el peso del embarazo. Conforme va avanzando el embarazo a partir del segundo o tercer trimestre, que es cuando hay más peso, los ejercicios de impacto someten al suelo pélvico a una excesiva presión y si no lo tenemos bien trabajado y controlado, se recomienda evitarlos.
—¿Cuándo recomendarías empezar a preparar su llegada?
—Creo que aquí hay que hacer un matiz. Hay veces en las que preparar su llegada parece solo comprar cosas, implica bastante más. Creo que la primera preparación se basa en mentalizarnos, vincularnos con la criatura, pensar en cómo nos vamos a organizar, cuál va ser nuestra vida después de la llegada del bebé, una lectura más global.
Después va a ser necesario comprar una serie de cosas, claro. Pero se trata de ser padres, no pobres, que a veces se nos va de las manos y acabamos comprando cosas que luego nos damos cuenta, meses después, que están sin estrenar. Creo que también es interesante hacer esta reflexión de qué cosas son necesarias, cuáles opcionales e incluso cuáles están desaconsejadas.
—¿Un ejemplo?
—Una de las cosas que son innecesarias en el caso de que vayas a dar, por ejemplo, lactancia materna, es que no tienes que tener biberones en tu casa. Parece una cosa muy absurda, pero se da. Me vienen a la mente los sacamocos, que no se recomiendan. Cuidado con los nidos, con los cojines que se colocan en las cunas para reducir un poco el espacio en el que está el bebé, porque aunque se pueden utilizar durante el día mientras hay vigilancia por parte los padres, si el bebé va a dormir solo en su cuna (en el caso de que lo haga), sí que habría que retirarlo y dejar la cuna lo más despejada posible. Son solo algunos ejemplos.
—Cómo saber cuándo se está de parto, ¿existe confusión?
—Sí, el miedo puede empañar la sensación de parto. En libro dedico un apartado específico. No significa que el miedo al parto tenga que desaparecer, más bien, ¿dónde coloco este miedo? Y en función de dónde lo ubico, le puedo dar un poco de forma. Creo que el miedo a veces empaña un poco el saber si estás o no estás de parto. Pero también es importante recuperar esa sabiduría que tenemos a veces las mujeres. A veces digo si hay duda o no duda, porque si la hay, es que no estás. Cuando uno está de parto, la mayoría de las veces por no decir el cien por cien, lo sabe. Cuando alguien está empezando con esas contracciones y tiene tiempo para pensar y plantearse si eso será el parto o no, probablemente no esté de parto como tal. Estoy convencida de que cuando se está de parto las mujeres lo saben.
—¿Existe una posición ideal para parir?
—No, no la hay. Realmente el parto es un baile en el que no solo adoptas una postura, sino todas aquellas que te ayuden a llevar mejor las molestias. Es un proceso y durante el mismo vamos a adoptar muchas posturas. En unas estaremos más cómodas y en otras nos daremos cuenta de que no nos está ayudando y cambiaremos de posición. En mi caso, el movimiento me ayudó mucho a mejorar las molestias que tenía en el parto y llegó un punto en el que ya me quedé estática. No la puedo ni describir, me encontraba cómoda y ya está. Acompañando mujeres en los partos te das cuenta de que no hay una sola postura. Al final las mujeres encuentran la postura en la que están mejor y en la que el parto progresa, que suele ser la misma.
—En el posparto, ¿cómo lidiar con los pensamientos intrusivos?
—Creo que hay que darles voz y, de alguna forma, te diría que normalizarlos. Nos genera malestar el no saber que esto es algo que puede pasar. Es normal, no deja de ser algo que te hace sentir la responsabilidad que tienes con tu bebé de cuidarle, que no le pase nada, protegerle. Sí que es cierto que en el momento en el que los pensamientos intrusivos se convierten en un malestar constante, no podemos deshacernos de ellos y nos implican que, de alguna forma, no podemos llevar nuestra vida de forma normal porque nos limitan… Ahí hay un problema. O tengo tanto miedo de que mi bebé no se esté alimentando bien, que lo peso todos los días. Esa obsesión por el control no es normal. Habría que trabajarlo con las profesionales que se encargan de esto, que son las psicólogos perinatales.
—Sobre la lactancia materna, dices: prepara tu mente, no tus pezones.
—Mítico. Porque muchas veces creemos que hay que preparar el cuerpo para la lactancia cuando el cuerpo lo hace solo. Ya está haciendo una serie de cambios para preparar a tu cuerpo para la lactancia. Sin embargo, sí es interesante que te prepares psicológicamente con información y evidencia de lo que implica la lactancia y lo que esperar de ella, porque muchas fracasan por una mala interpretación de los primeros días y de lo que sucede. Al final, el proceso de subida de la leche es muy desconocido, mucha gente cree que va a ser un grifo, que se abre, sale leche y luego se cierra. No funciona así, la lactancia también es un proceso. Creo que es más interesante para las futuras mamás que se informen, que sepan qué va a implicar y que tengan un asesoramiento adecuado al respecto. A veces nos centramos en preparar los pezones y ponernos una serie de cremas que el cuerpo no necesita porque ya se prepara solo.
—¿Crees que existe poca información sobre la leche de fórmula en comparación a la lactancia materna?
—Sin ninguna duda. Creo que sí, pero esto también se basa en el código ético de conducta. Las matronas sabemos que la mejor opción para los bebés es la lactancia materna. La promocionamos porque sabemos los beneficios que conlleva. Yo de alguna forma pienso que, aunque sea la mejor opción para los pequeños, no siempre es la mejor opción para todas las madres. No todas la llevan bien. Aunque tengan toda la leche del mundo y todo funcione bien, hay madres que no lo consiguen y pienso que también es necesario que exista información para ellas.
—¿Un bebé debe aprender a no necesitar a su mamá?
—Para nada, me da una pena… Parece que socialmente estemos programando a los niños para que no necesiten a sus madres. No funciona así. El bebé necesita de su madre al igual que esta necesita de su bebé, que esto fue algo que me sorprendió mucho de la maternidad. Sabía que mi bebé me iba a necesitar, pero no sabía que yo también lo iba a necesitar tanto a él. Parece que tienen que dormir solos, gestionarse solos, si lloran es porque nos están manipulando y si lo coges en brazo lo acostumbras. Da la sensación de que hay que entrenarlos para que no nos necesiten, pero es naturaleza. El bebé quiere garantir su supervivencia y esta pasa por estar con mamá. Hay que normalizar la mamitis y la bebitis. Es naturaleza pura y dura.
—¿Hay que enseñar a dormir a un bebé?
—Los bebés saben dormir perfectamente. Lo que sucede es que tenemos la expectativa de que saben dormir solos. No estamos acostumbrados a que su sueño es distinto al nuestro. Tenemos que acompañar su sueño, no entrenarlo. Por poner otro ejemplo, yo no entrenaría a mi bebé de cuatro meses para quitarle el pañal cuando no está preparado, no me parece respetuoso. Todo el mundo se tiraría las manos a la cabeza. Sin embargo, ¿por qué todo el mundo piensa que un bebé debe dormir solo, cuando es una necesidad igual de madurativa? Los bebés van teniendo una serie de necesidades que las madres y padres tenemos que acompañar, no entrenar.