Juan Carlos Pérez, ortodoncista: «Uno de los problemas que detectamos es que no se retira el chupete en la edad adecuada»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Juan Carlos Pérez Varela es presidente de la Sociedad Española de Ortodoncia.
Juan Carlos Pérez Varela es presidente de la Sociedad Española de Ortodoncia. La Voz de la Salud

El presidente de la SEDO asegura que muchos pacientes siguen creyendo que la primera visita al ortodoncista debe ser cuando se tengan todos los dientes definitivos. Un momento en el que a veces, «ya es tarde para llevar a cabo muchos tratamientos»

05 ago 2022 . Actualizado a las 18:13 h.

Juan Carlos Pérez Varela es especialista en sonrisas. No solo las hace más atractivas a la vista, también más sanas. De hecho, este último aspecto es el que más defiende de su trabajo y de todos a los que representa. Porque el ortodoncista gallego, con clínicas en Santiago y Ourense, es además presidente de la Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO) y de la Comisión de Especialidades. Unos cargos que le han llevado a «pelear» por el reconocimiento de la profesión y de las diferentes especialidades odontológicas.

Hablamos con él sobre el auge de los tratamientos de ortodoncia, los principales problemas que se presentan en los niños, cómo influye su alimentación en el desarrollo de sus dientes, qué edad es mejor para ponerse ortodoncia y si de verdad estamos dejando atrás los tradicionales brackets. 

—Cada vez más gente se somete a un tratamiento de ortodoncia. ¿Cree que es por necesidad o por estética?

—La ortodoncia tiene una gran parte estética, pero también tiene una gran parte funcional y de salud. Es verdad que si tú pones en cualquier buscador, tipo PubMed, e intentas analizar el principal motivo por el que vienen los pacientes a una consulta de ortodoncia, te vas a encontrar que a un porcentaje muy elevado de ellos lo que le preocupa es la estética de la sonrisa. Es muy importante hoy en día. Una sonrisa bonita, obviamente, tiene un gran atractivo social y en las relaciones interpersonales es muy importante. Incluso hay estudios que demuestran que es más fácil conseguir trabajo si tienes una sonrisa bonita. 

Pero por otra parte, siempre queremos recordar que estamos un poco en contra de todas estas políticas que hay ahora mismo de alineadores, con cadenas que anuncian que es posible alinear los dientes en cuatro meses. La ortodoncia no es solo alinear dientes. También es tratar las irregularidades de los maxilares de la mandíbula en niños. O en los adultos, además de que los dientes queden bien alineados, que es importante para la estética y para el cepillado, también es importante que encajen los dientes superiores con los inferiores. Porque si no es así, el paso del tiempo puede llegar a desgastarlos. Incluso tener problemas de la articulación temporomandibular, que es la que une la mandíbula al cráneo. Por lo tanto, hay un componente estético y un componente funcional. Nuestro lema es que la ortodoncia es estética, pero también es salud. 

—¿Cuándo debe ser la primera consulta a un ortodoncista?

—Todas las sociedades, desde la American Association of Orthodontists (Asociación Americana de Ortodoncia) a la Sociedad Española de Ortodoncia, recomiendan que la primera visita a un ortodoncista sea entre los cinco y los seis años. Porque es cuando erupciona el primer molar definitivo, están erupcionando los primeros dientes, y es un momento importante porque vamos a ir viendo si hay espacio para todos ellos y a detectar anomalías en el crecimiento de los maxilares. El maxilar superior es donde están los dientes superiores; la mandíbula, donde están los inferiores. Normalmente ya vamos a poder detectar si el maxilar es estrecho o si la mandíbula está creciendo desviada, y en esos momentos se puede ya actuar para solucionar estas anomalías del crecimiento e incluso ver si hay espacio para los dientes. Por lo tanto, a los cinco o seis años, es la edad ideal para ir a una primera consulta con el ortodoncista. 

—¿Se suele cumplir esta recomendación?

—Desgraciadamente muchos pacientes quedan fuera del plazo ortopédico, y ese es un tema muy importante, sobre todo para que se sepa, cuando hay una anomalía del desarrollo, a que edad se debe tratar. Por eso es muy importante que vayan a los seis años, porque entre los seis y los ocho años, cuando el maxilar no crece bien a lo ancho o hacia adelante, hay que poner una serie de aparatos para potenciar ortopedicamente eso. Muchos pacientes siguen teniendo la idea clásica de que hay que ir al ortodoncista cuando recambie todos los dientes y salgan los definitivos, y no es así. Estamos hablando de los doce o trece años que, muchas veces, ya es tarde para llevar a cabo ciertos tratamientos. Tanto del maxilar, a lo ancho o hacia adelante, e incluso de la mandíbula. Por eso es muy importante que la población se conciencie. Incidimos mucho en ello para que llegue a la población general y los padres estén preocupados en pensar «mi niño tiene cinco o seis años, lo tengo que llevar al ortodoncista». 

—¿Cuáles suelen ser los problemas más comunes que se presentan en los niños?

—En los niños pequeños, muchos padres vienen preocupados porque tienen lo que nosotros llamamos una mordida abierta. Es decir, que los dientes de arriba no cubren perfectamente los de abajo. Esto es por muchos factores. Uno de los que detectamos en los más pequeños es que no se retira el chupete en la edad adecuada. Recomendamos siempre que se retire el chupete a partir de los dos años. Vemos muchos niños de dos o tres años que siguen teniendo una mordida abierta, con la marca del chupete, e incluso algunos que mantienen el biberón. Es recomendable que utilicen el chupete en los primeros meses de vida porque tiene sus beneficios, pero a partir de los dos años creemos que es también importante que lo retiren. Igual que dejar el biberón e ir cambiando la alimentación hacia alimentos más duros, que son tan importantes para la masticación. 

Cuando son un poco más mayores, entre los cuatro y cinco años, lo que vemos es que el hueso superior de la maxila no se desarrolla adecuadamente a lo ancho o hacia adelante, con lo cual es importante que los padres traigan a los niños para que podamos anchear el hueso con aparato, hacerlo más ancho transversalmente, favoreciendo la masticación y la respiración. Vemos muchos niños que respiran mal por la nariz, que lo hacen fundamentalmente por la boca, y cuando le hacemos la expansión y aumentamos la anchura del maxilar con una serie de aparatos el niño, además de masticar mejor, tiene un mejor desarrollo de la arcada y una sonrisa más bonita. Tener más espacio para que salgan todos los dientes también provoca una masticación y respiración mejor. Es un tratamiento muy sencillo y que tiene muchos beneficios desde el punto de vista estético y funcional. 

—¿Cómo influye la alimentación que se le da a los pequeños en el posterior desarrollo de sus dientes?

—Fíjate que hay un dicho clásico, y en esto de la ortodoncia ha sido una constante disputa, entre los que creían más en la función y los que creían más en la genética del desarrollo craneofacial. Hay un dicho histórico que dice que la función crea al órgano y la necesidad crea la función. Es un dicho clásico, pero sí que es verdad que hay dos factores muy importantes para el desarrollo de los maxilares: uno que es la carga genética, que es evidente que la hay, pero otra es la función. Históricamente, si tu vas a los estudios antropológicos, ves que los hombres primitivos prácticamente no tenían apiñamiento, tenían muy poca caries. Incluso veías que la muela del juicio, el tercer molar, tenía espacio. Con el paso de los años, es curioso que el tamaño de los dientes se va a haciendo más pequeño. Pero el tamaño de los maxilares, también se hace más pequeño que el de los dientes. Con lo cual, una constante en la evolución es la tendencia a que los dientes salgan apiñados. Los antropólogos dicen que es por el tipo de alimentación. Piensa que los hombres primitivos tenían que desgarrar y masticar todo, con lo cual utilizaban mucho los maxilares y la musculatura. Los funcionalistas creen que esto es uno de los factores que hacen que se mantenga más ancha las arcadas y haya más espacio para los dientes. 

Por eso recomendamos que, poco a poco, se vaya cambiando la alimentación en los niños. Por supuesto, el período de lactancia es muy importante para que el niño aprenda a succionar, que haga un sellado labial correcto e intente respirar por la nariz. Incluso cuando va succionando la leche materna, va haciendo movimientos de vaivén de mandíbula y le viene muy bien para abrir los maxilares. Pero llegada a una edad, creemos que es importante que empiece a masticar alimentos un poco más duros. Hay una teoría, el Baby Led Weaning, que habla de que al niño hay que ir dándole alimentos para que pueda ir masticando. Cuando el niño tiene entre dos y tres años, hay que ir dando alimentos poco a poco y que vaya huyendo de los tradicionales purés. Y que lo vaya haciendo con las manos. Sin la utilización de cuchara incluso, porque ayuda a ejercitar la coordinación de ojo-mano-boca. Evidentemente, primero le podemos ir dando alimentos más blandos, como pueden ser una pera, un melocotón o fruta más madura que sea fácil de masticar. Después, podemos darle otros, como un poco de pan. Quizás a todos los padres, yo incluido, nos da un poco de miedo que el niño se pueda atragantar, pero normalmente no hay ningún problema. 

Antes no existía tanto puré ni tanto refinado. Y tanto refinamiento en la alimentación provoca que los niños mastiquen menos, los alimentos sean más pegajosos y queden más restos en la comida. Si los alimentos son más duros, llevan a masticar mejor, pero también a un efecto de arrastre y limpieza de los restos de alimentos que quedan entre los dientes. Todo son beneficios y es un poco la recomendación que hacemos. 

—¿Sobre qué edad recomendarías que se empiece con el Baby Led Weaning?

—Los primeros meses, evidentemente, se basan en papillas y potitos. Pero algunos niños de dos o tres años siguen comiendo todo batido y este es el gran problema. Al igual que si se sigue con el chupete o el biberón a partir de esa edad. 

—A pesar de esto, no podríamos decir que el Baby Led Weaning nos puede ahorrar una ortodoncia posterior, ¿no?

—Claro, por supuesto que no. No queremos decir que porque el niño practique esta técnica, no vaya necesitar ortodoncia. Hay un factor muy importante que es la genética que marca muchas cosas, como el aspecto facial. Y eso es algo que no podemos modificar nunca, o por lo menos hoy en día. Lo que sí podemos hacer es actuar en los aspectos funcionales, que son los que estamos comentando. Y por supuesto, aclarar una vez más que el hecho de hacer todas estas cosas no va a impedir que en un futuro ese niño no vaya a necesitar ortodoncia, depende de muchos otros factores. 

—¿Es mejor someterse a un tratamiento de ortodoncia siendo un niño que en la edad adulta?

—Teóricamente, si tenemos en cuenta los principios biológicos, la edad ideal para poner ortodoncia es en la adolescencia. Por que el hueso es perfecto, hay más actividad celular y los dientes se mueven mejor. Pero hay que recordar que no hay límite de edad para hacer ortodoncia. Cualquier momento es idóneo si no hay caries ni periodontitis, enfermedad de las encías. Tenemos muchos pacientes adultos que se la ponen. Si están controlados perfectamente por un profesional cualificado y con un control adecuado de las encías y la caries, no hay ningún problema. No hay límite de edad para hacer ortodoncia. Si que en la adolescencia es una etapa biológica en la que va mejor, pero todos sabemos que los adolescentes pueden no ser tan conscientes del problema y pueden no ser tan «colaboradores» porque no están tan preocupados por el aparato. Sin embargo, el adulto suele estar más motivado en hacerse el tratamiento porque quiere arreglarse los dientes. Todo tiene sus ventajas e inconvenientes. 

—Los tratamientos cada vez son más estéticos. ¿Estamos dejando atrás los tradicionales brackets?

—No creo que sea el fin de los brackets, creo que van a seguir en el mercado. Hay que recordar que la mayor parte de la ortodoncia mundial se hace con ellos. Sí que es verdad que, en nuestras consultas, notamos cada vez más que los tratamientos con alineadores van mejorando, pero también hacemos muchos tratamientos con brackets estéticos, que también son una buena alternativa para un paciente que quiere cuidar la imagen. Nosotros principalmente hacemos nuestras consultas con tratamientos estéticos y alineadores, y creo que es lo que más va a crecer en el futuro. Cada uno con sus ventajas e inconvenientes. 

—Antes me hablabas de empresas que anunciaban alineadores con resultados en tiempo récord…

—Hoy en día hay empresas online que se dedican a vender alineadores directamente al paciente sin pasar por el control de un profesional cualificado, y estamos totalmente en contra. Hace poco hemos tenido una reunión con la Agencia Nacional del Medicamento y ya han sacado una nota de prensa en la que aclaran y explican claramente que los alineadores son un tratamiento sanitario que debe de estar controlado por un dentista cualificado y un ortodoncista formado en esta materia. Los alineadores son una forma más de hacer ortodoncia y, si no está controlado por una persona cualificada, va a dar mogollón de problemas. Los ortodoncistas, un 60 % de los tratamientos que hacemos hoy en día, son «retratamientos» de otro tipo de profesionales o que se han hecho de forma online.

—Habrá gente que no pueda permitirse muchos de los tratamientos de los que hemos estado hablando. ¿Crees que deberían ser financiados por la Seguridad Social?

—Nosotros estaríamos encantados de tener un sistema como el alemán u otros países europeos en los que el paciente va a la clínica de ortodoncia, se hace el tratamiento, pide una factura y el estado le devuelve parte del coste. Si realmente la economía del estado puede pagar eso, nosotros estaríamos encantados. Evidentemente, estos tratamientos tienen unos costes y, desgraciadamente, a nosotros nos los han subido. Como a casi todos los autónomos y negocios de España. No obstante, la mayor parte de ortodoncistas y odontólogos no lo hemos repercutido en los precios. Los márgenes de beneficios, como le pasa a muchos negocios de España, son mucho más pequeños. Si el gobierno de turno está dispuesto o tiene la posibilidad de financiar parte de los tratamientos de ortodoncia de nuestro país como un sistema como el alemán… A nosotros nos vendría genial, porque significa que muchos más pacientes podrían acceder a una ortodoncia. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.