Guía para elegir unas gafas de sol: «Antes de utilizar unas de baja calidad, es mejor no utilizar ninguna protección ocular»

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Se recomienda el uso de gafas de sol homologadas, es decir, que hayan pasado un control sanitario por parte de un óptico-optometrista.
Se recomienda el uso de gafas de sol homologadas, es decir, que hayan pasado un control sanitario por parte de un óptico-optometrista.

Además del filtro de las lentes, también se debe revisar el diseño de la montura

01 ago 2024 . Actualizado a las 18:35 h.

Utilizamos las gafas para protegernos del sol, pero también como complemento de moda. La lista de diseños disponibles es amplia, para todos los gustos. Estas son la primera línea de defensa contra el deslumbramiento del sol y los rayos UV. Pero ¿existen unos diseños más adecuados que otros? Según los datos recogidos por el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas, una de cada tres gafas de sol que se venden en nuestro país no superan los controles sanitarios necesarios, a pesar de que pueden dañar la visión provocando queratoconjuntivitis, queratitis o cataratas prematuras. Este tipo de patologías, junto con las típicas infecciones oculares, se incrementan en un 20 % durante el período estival. 

Qué tener en cuenta a la hora de elegir unas gafas de sol: el filtro solar

El Colegio recalca que las gafas de sol deben de ser homologadas, es decir, que hayan pasado un control sanitario por parte de óptico-optometrista. Por lo tanto, no aconsejan su compra en bazares o mercadillos «donde se venden falsificaciones sin ningún tipo de registro sanitario». En este sentido, conviene fijarse en el filtro solar. Existen cinco tipos, en función de su capacidad de absorción lumínica:

  • Categoría 0. En este grupo entran las gafas de lentes muy claras, que son capaces de absorber de un 0 a un 19 % de la luz. 
  • Categoría 1. Este tipo de filtro puede absorber entre un 20 y un 56 % de luz por sus lentes que son ligeramente coloreadas. Se recomiendan en condiciones de luminosidad leve. 
  • Categoría 3. Su uso es óptimo cuando existen condiciones de luminosidad alta. Son las óptimas para utilizar en primavera y verano, en la playa o montaña, porque son capaces de bloquear entre un 82 y un 92 % de luz. 
  • Categoría 4. Son las ideales para zonas de alta montaña o para practicar esquí; lugares donde la incidencia del sol es extrema y donde entra en juego la reflexión lumínica sobre las superficies (ya sea nieve o agua). 

El Colexio Oficial de Ópticos Optometristas de Galicia recomienda unas gafas de sol de filtro tipo 3 o incluso tipo 4 «en zonas de alta montaña, para la práctica de deportes acuáticos, adaptadas a las características de usuarios de todas las edades, poniendo especial atención en la protección de grupos vulnerables como bebés, niños y adolescentes, tercera edad, mujeres embarazadas y personas que recientemente se hayan sometido a operaciones de cataratas o cirugía refractiva, que pueden ser más sensibles a la luz ultravioleta». 

De qué color debe ser el filtro de tus gafas

En el caso de padecer algún problema de visión, el color importa. Según el Colexio, el filtro marrón es el ideal para las personas con miopía y el verde para los que tienen hipermetropía. Asimismo, influyen las condiciones del día a día: filtros naranjas o amarillos para días de baja luminosidad, muy nublados o con niebla, e incluso en conducción de noche, ya que favorecen los niveles de contraste. Eso sí, no son válidos para utilizar en jornadas soleadas. 

Por otro lado, los filtros fotocromáticos se adaptan a la intensidad lumínica y de radiación UV del ambiente. Es decir, se oscurecen o aclaran en proporción a la radiación ultravioleta que reciban: de noche o con luz artificial son claras o transparentes, mientras que con luz solar se colorean dependiendo de la intensidad de la misma. 

«También existen filtros rosas y azules, pero se debe tener mucho cuidado con ellos porque modifican la percepción de los colores y son peligrosos para la conducción. Por otro lado, las lentes fotocromáticas se adaptan a la intensidad lumínica y de radiación UV, oscureciéndose y aclarándose según las necesidades», aseguran desde el Colexio.

La presidenta, añade: «Las lentes de sol polarizadas (aquellas a las que se les agrega una lámina que filtra los rayos de sol que caen en una determinada dirección) son especialmente interesantes para cierto tipo de actividades al aire libre como conducir, pescar o los deportes acuáticos». 

Hidratación, horas clave y por qué es mejor no llevar gafas a unas que sean de mala calidad 

Esther Amaro, presidenta del Colexio, amplía: «Es importante extremar la protección de la vista de 12 de la mañana a 5 de la tarde, aunque exista nubosidad, porque parte de la radiación UV traspasa la barrera de nubes, y también si se viaja a la montaña porque la radiación aumenta entre un 10 y un 12 % por cada 1.000 metros de altura, pudiendo producir quemaduras y lesiones en la vista». 

Así, no es lo mismo elegir unas gafas de sol para ir a correr o hacer esquí, que aquellas que vamos a llevar a la playa. Pero además de los cristales, el diseño también importa y hay que fijarse en la montura. «Las más adecuadas son las que cubren los laterales de los ojos porque evitan que entre la radiación solar; con unas gafas pequeñas, los párpados quedan muy al descubierto ante la radiación nociva», apuntan desde el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas. 

Además, los profesionales consideran que la hidratación es clave para protegerse de los efectos adversos del aumento de las temperaturas y las olas de calor en verano, reduciendo el riesgo de ojos secos y fatiga visual. «Antes de utilizar unas gafas de sol de baja calidad, es mejor no utilizar ninguna protección ocular. Con unas que no protejan adecuadamente de los rayos nocivos la pupila se dilata en mayor medida y hace que traspase al ojo mucha más radiación UV», concluye la presidenta del Colexio. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.