¿Es seguro tomar sacarina?: Europa eleva los umbrales de consumo máximo recomendado

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

La EFSA considera que la sacarina es segura.
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La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria aumentó la ingesta diaria admisible de los 5 miligramos por kilogramo de peso a 9

23 nov 2024 . Actualizado a las 11:42 h.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (conocida como EFSA, por sus siglas en inglés) acaba de publicar su último dictamen sobre la seguridad de la sacarina, en el que ha elevado los umbrales de consumo máximo recomendado. La agencia de la Unión Europea, encargada de detectar y alertar de los posibles riesgos relativos a la seguridad alimentaria en los países miembros, considera que el edulcorante es seguro para el consumo humano y, además, incrementa la ingesta diaria admisible (IDA) de 5 a 9 miligramos por kilogramo de peso corporal al día. Según la entidad, la IDA es una estimación de la cantidad de una sustancia que puede consumirse diariamente durante toda la vida sin que suponga un riesgo para la persona. 

Para establecer esta nueva recomendación, el panel de expertos de la EFSA revisó todos los datos disponibles sobre los efectos de este endulzante en la salud y concluyó que no provoca daños en el ADN, también consideró «poco probable» que su ingesta pueda asociarse con el riesgo de cáncer en humanos. 

«En el 2010, la Comisión Europea aprobó un reglamento en el cual decía que todos los aditivos que estuvieran aprobados antes de ese año se tenían que volver a evaluar», explica Rafael Urrialde de Andrés, profesor del Departamento de Genética, Fisiología y Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid, en referencia a este nuevo documento. Entre estos aditivos se encuentran los edulcorantes, a los que pertenece la sacarina. «En años pasados, se ha hecho una reevaluación del aspartamo, de la taumatina, de la neohesperidina, del eritritol y ahora de la sacarina», añade. 

El dictamen explica que la sacarina ha sido evaluada en diferentes ocasiones por la JEFCA, que es el comité mixto de la FAO y la OMS de expertos en aditivos alimentarios. Así, en 1977 había establecido una IDA máxima  de 2,5 miligramos por kilogramo de peso. Posteriormente, en 1995 —la última evaluación registrada—  se aumentó a 5 miligramos diarios por kilo de peso. Hace 19 años, el máximo se estableció teniendo en cuenta una mayor incidencia de tumores de vejiga observada en estudios hechos con ratas; sin embargo, el cambio de postura actual se debe a que, ahora, existe un consenso científico en el hecho de que estos tumores son específicos de la ratas macho y no se pueden extrapolar a los humanos. 

En suma, el informe de la agencia europea destaca que la exposición de los consumidores a este edulcorante está por debajo, incluso, del nuevo valor que indica la ingesta diaria admisible, por lo que no supone ningún riesgo para la salud. 

Ahora bien, esto no significa que este nuevo umbral vaya a entrar en vigor para los fabricantes de la industria. «Hasta que la Comisión Europea lo modifique en el reglamento 1333/2008, donde se encuentra la lista positiva con condiciones de uso, de restricciones, no cambia nada. Lo único que es diferente es la evidencia científica», detalla. Queda por ver, entonces, si se registra un cambio o la normativa queda como está. 

Los edulcorantes llevan mucho tiempo en el punto de mira por diferentes estudios que se han ido publicando. Sin embargo, Urrialde de Andrés destaca que es importante fiarse de las autoridades competentes y de sus recomendaciones, no de análisis individuales. «Debemos confiar en la autoridad de seguridad alimentaria, que en nuestro caso es la EFSA, cuyo trabajo es valorar todos los estudios que hay, ver si esta evidencia es o no contundente, y sacar su dictamen», explica el profesor de la Complutense. 

El experto recuerda, además, que la IDA ya es un valor que incluye un principio de cautela. Pues se establece con una reducción de diez veces sobre la tolerancia del animal de la investigación —en este caso ratones— y otras diez veces por situaciones fisiológicas especiales como niños, embarazadas o en periodo de lactancia, personas mayores o individuos con el sistema inmunitario debilitado.  

¿Qué es un edulcorante?

Los edulcorantes son uno de los aditivos más estudiados: «Es un endulzante que aporta cero o muy pocas calorías», indica el experto. Sustituye a los distintos tipos de azúcares, «y con muy poca cantidad se obtienen más o menos el mismo efecto refrendo al grado de dulzor», añade. Es más, algunos presentan 200 o 300 veces la capacidad de dulzor que tiene el azúcar. Se pueden mezclar, de hecho, es una práctica habitual que permite a la industria acercarse lo máximo posible a la curva de dulzor, al sabor, que daría la sacarosa. 

En la Unión Europea, hasta la fecha, están autorizados 19 tipos, aunque para bebidas, solo 12, pues la mayoría de los polioles no están permitidos en formatos líquidos por su posible efecto laxante si se consumen en altas cantidades. 

Así, este tipo de endulzantes funcionan como una herramienta de composición de los alimentos para rebajar o eliminar la cantidad de azúcar, aunque este uso no deba confundir a la población: «Muchas veces, la gente piensa que adelgazan y se frustran cuando no ven el efecto. Claro, es que no reducen el peso, sino el azúcar. Es la dieta la que debe tener esta consecuencia», señala. En otras palabras, poco puede hacer un café con leche y sacarina si el comensal lo acompaña de un croissant con mantequilla y mermelada. 

Existen más de 270.000 registros con estudios referidos a los edulcorantes. Para Urrialde, una línea que merece más tiempo y estudio es la de si podrían afectar a la microbiota intestinal. Sin embargo, estos deben hacerse con las condiciones correctas: «Se deben hacer en vivo con la matrices alimentarias, porque el edulcorante no se consume por sí solo, sino incorporado a un producto», señala. La composición total de ese alimento —edulcorante incluido— puede alterar la reacción en el organismo. 

Precisamente, en los últimos años los endulzantes autorizados en Europa han protagonizado titulares aludiendo a su posible efecto perjudicial, sin nada concluyente hasta el momento. En el 2023, por ejemplo, la OMS clasificó el aspartamo como «posible cancerígeno». «A día de hoy, ninguna autoridad de seguridad alimentaria ni la europea, ni la estadounidense, ni la de la India, o la de China o la de Australia y Nueva Zelanda, entre otras, han cambiado si ingesta diaria admisible ni lo han retirado porque esa afirmaciones se basó en tres estudios observaciones si apneas contundencia científica», aclara el profesional de la universidad madrileña. En otros análisis ha fallado la metodología: «O no había estudios en personas, o si los había el número era muy pequeño; en otros, la dosis muy alta», ejemplifica el experto. 

Por el contrario, diferentes estudios sí han encontrado que los edulcorantes no calóricos, como sustitutos del azúcar, pueden favorecer un mejor control metabólico en personas con diabetes tipo 1 y tipo 2. De igual forma, se ha visto que cuando el azúcar se sustituye por el edulcorante no calórico, también se favorece una ligera reducción o mantenimiento del peso. Eso sí, en programas de mejora de hábitos, lo que parece indicar que no es tanta la acción del edulcorante, como del buen estilo de vida en general.

Lucía Cancela
Lucía Cancela
Lucía Cancela

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.