Klotho, la proteína antienvejecimiento que producen tus riñones

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Los riñones producen la proteína del antienvejecimiento denominada como klotho.
Los riñones producen la proteína del antienvejecimiento denominada como klotho. iStock

Su descubrimiento se produjo de manera fortuita en 1997 y, desde entonces, las investigaciones sobre su papel han ido en aumento

15 may 2025 . Actualizado a las 13:13 h.

Los riñones albergan el elixir de la eterna juventud. En 1997, el doctor japonés Kuro-o descubrió, de casualidad, cómo el sistema renal puede actuar como una fuente de envejecimiento a través de la proteína klotho. «De manera inadvertida, en su laboratorio, seleccionó a un grupo de ratones a los que se les eliminó la expresión de klotho», cuenta Borja Quiroga, nefrólogo en el Hospital Universitario de la Princesa, de Madrid, y vocal de la Sociedad Española de Nefrología (SEN).

Lo que sucedió no se lo esperaba nadie. Los roedores a los que se les había retirado esta proteína envejecían a una velocidad mucho más rápida y la muerte,en ellos, se adelantaba. «En lugar de vivir tres años, que es lo normal, vivían tres meses y se morían, por así decirlo, de viejos», asegura Quiroga. A raíz de este hallazgo, el klotho se convirtió en objeto de estudio.

Casi treinta años después, se conocen muchos aspectos de esta molécula. Se trata de una proteína presente en la membrana celular y en la circulación sanguínea donde funciona como una hormona antienvejecimiento. Debe su nombre a la hija menor de Zeus, que manejaba los hilos del destino y de la vida de todos los humanos. La vida continúa mientras ella trenzaba las hebras, pero con un simple tijeretazo podría provocar la muerte.

Emilio Sánchez, presidente de la SEN, explica que el riñón tiene funciones más allá de lo que todos conocen, la producción de orina. El especialista lo describe como un órgano endocrino: «El riñón produce muchas hormonas, entre ellas, la eritropoyetina, para la anemia; la renina para el control de la tensión arterial; la vitamina D activa, que aunque se llame vitamina es una hormona, así como la klotho», destaca el profesional.

Mitología aparte, la proteína Klotho «muestra el impacto que tiene el riñón en la salud», apunta el vocal de la SEN. ¿La razón? La principal fuente de su producción son estos dos órganos con forma de habichuelas. Las células renales secretan Klotho al medio que las rodea, y llega al resto de órganos a través de la circulación sanguínea.

Por esta razón, los pacientes de enfermedad renal crónica tienen unos niveles circulantes menores que la población sana. Sucede lo mismo en aquellos que reciben diálisis. Este efecto, que permite hablar de envejecimiento, se traduce en un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y óseas. Precisamente, en roedores se observó que unos bajos niveles de esta proteína provocan lesiones vasculares y muerte prematura. En cambio, un exceso de ella prolonga su vida.

El klotho contribuye al antienvejecimiento porque, entre sus funciones, se encuentra la regulación del metabolismo del fósforo y acciones antioxidantes. Precisamente, la inflamación y el estrés oxidativo son dos factores que favorecen el envejecimiento, es más, se han relacionado con patologías que son más frecuentes a medida que uno cumple años como las cardiovasculares o el cáncer.

Si bien para los expertos consultados es más que evidentes que los niveles de klotho están alterados en pacientes de enfermedad renal, «en personas sanas con determinados hábitos dietéticos, como un consumo desproporcionado de fósforo, que forma parte de los aditivos utilizados habitualmente, impacta de manera negativa en la cantidad disponible de klotho», señala Quiroga. Precisamente, el nefrólogo recuerda que si alguien desea, tal siquiera, intentar alcanzar la longevidad, tendría que empezar por el cuidado y la preservación de lso riñones.

Las investigaciones centradas en el klotho han crecido en los últimos años, ya que tiene un papel importante en la salud musculoesquelética y la función física. Por ejemplo, se conoce su efecto en la regeneración muscular, en la biogénesis mitocondrial, en la función endotelial, y en los ya mencionados, estrés oxidativo e inflamación. Todo ello clave para la salud, no solo de pacientes renales, sino también de adultos mayores, pues los niveles de esta proteína también se reducen a medida que pasan los años.

Así, según un estudio publicado en la revista Frontiers, en el 2022, la investigación en modelos animales sugirió que mejorar los niveles de esta sustancia puede repercutir de manera positiva la fuerza, la calidad y la recuperación del músculo esquelético después de una lesión y, por lo tanto, puede representar un nuevo agente ergogénico. Por eso, concluían dejando la puerta abierta a emplear esta proteína como una estrategia prometedora para prevenir y revertir la sarcopenia y enfermedad cardiovascular en poblaciones de riesgo. En esta misma línea, otro estudio publicado en Antioxidants, en el 2023, concluía que el klotho puede ser un interesante tratamiento antioxidante y protector de las mitocondrias.

Enfermos renales y población general, mejor no pasarse con el fósforo

El fósforo es un mineral que tiene presencia en cada una de las células del organismo. Se encuentra, en su mayoría, en estructuras como los huesos y los dientes. El cuerpo necesita este micronutriente para producir energía y realizar muchos procesos químicos, pero siempre debe tener un límite en lo que a cantidades se refiere. Cuando la concentración en sangre de fósforo es demasiado elevada se tiene que eliminar de forma inmediata. Precisamente, en esta tarea vital, el órgano con más protagonismo es el riñón.

«La cantidad de fósforo diaria que el ser humano necesita no superar nunca es de 1.000 miligramos y el dintel tóxico se establece en 4.000 miligramos», expone Quiroga, autor del libro Por mis riñones que hoy como bien. Como puede ser tóxico, cuando sus concentraciones en sangre han superado los límites, el organismo activa mecanismos para favorecer su eliminación a través de la orina. «A mis alumnos les suele decir que cuando el riñón empieza a fallar, en las primeras etapas de la enfermedad, empezamos a retener fósforo y eso pone en marcha sistemas deletéreos», destaca. Una de las consecuencias que puede provocar es que se una al calcio de la sangre y se deposite en los vasos, lo que aumenta el riesgo de infarto. Además, para Quiroga, la hiperfosforemia tiene un impacto aún mayor: reduce los niveles de klotho.

La dieta es un buen camino para evitarlo, ya que los alimentos procesados y ultraprocesados son una fuente de fósforo oculto. «La mayoría de ellos contienen entre 200 y 300 miligramos por cada cien gramos de alimento, y son especialmente relevantes en los embutidos, en las carnes procesadas y en los refrigerados», destaca Quiroga. Un abecé que la población general debe limitar en su día a día. El doctor Emilio Sánchez lo explica mediante un ejemplo: «En el supermercado, te puedes encontrar una lasaña buenísima por 2,40 euros. Si la comes un día, no pasa nada. Pero lo que no se puede hacer es comer hoy lasaña, mañana albóndigas de bote y pasado una pizza. Todo eso lleva una serie de aditivos que impactan directamente en los riñones», precisa el presidente de los nefrólogos.

Ahora bien, el rizo se riza todavía más con los pacientes renales. Ellos deben hilar, con su nefrólogo, mucho más fino. Para ellos, «las recomendaciones incluyen limitar la ingesta de productos lácteos, tomar con precaución las carnes roja y los pescados azules, eligiendo preferentemente carnes y pescados blancos; moderar el pan, eliminando lo integral y,sin duda, eliminar radicalmente los productos procesados», resume el vocal de la SEN.

Eso sí, Sánchez recuerda que los riñones, al igual que otros órganos como el corazón, no solo se benefician de una dieta saludable, «sino que también se ven afectados, para bien y para mal, por el nivel de hidratación, por el ejercicio físico, por el tabaquismo y por la obesidad», concluye.

Lucía Cancela
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Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.