Pros y contras de los chicles: «Prefiero que una persona mastique un chicle que utilice colutorios con alcohol»
VIDA SALUDABLE

Aunque su consumo ha disminuido, los expertos defienden el chicle sin azúcar como aliado ocasional para la salud bucal
18 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Mascar chicle ya no es lo que era. Lo que antes se asociaba a modernidad, frescura y hasta rebeldía, hoy se enfrenta a un retroceso global. En España, sus ventas cayeron un 40 % en el 2020 y aún no logran recuperarse del todo. Detrás de esta caída no solo está el impacto de la pandemia, sino un cambio más profundo en los hábitos de consumo. Ante esta crisis, expertos analizan si masticar chicle tiene más desventajas que beneficios para la salud.
Aunque la crisis sanitaria aceleró la tendencia, el declive del chicle venía gestándose desde hace años. En Estados Unidos, las ventas descendieron un 23 % entre el 2008 y el 2018. Si bien en los últimos años ha habido un repunte del 8 % en la facturación en España, se debe principalmente a las exportaciones, no a un aumento en el consumo local.
Entre las causas de este fenómeno se encuentra el auge de los estilos de vida saludables, sobre todo entre las generaciones más jóvenes, que ha puesto bajo la lupa productos que antes pasaban desapercibidos. Hoy, lejos de su origen como goma natural que se masticaba para limpiar los dientes, la mayoría de los chicles contienen ingredientes sintéticos como el acetato de polivinilo, un polímero más cercano al plástico que a una resina vegetal.
Así, el chicle —que alguna vez fue símbolo de juventud y espontaneidad— se ha transformado en una golosina ultraprocesada a ojos del consumidor actual. Pero en medio de su caída surgen nuevas preguntas: ¿es realmente tan perjudicial como se piensa o aún conserva propiedades beneficiosas para nuestra salud bucodental?
¿Mascar o no mascar? Ventajas para nuestra salud
Cuando pensamos en las ventajas de masticar chicle, es crucial que nos enfoquemos exclusivamente en las variedades sin azúcar. ¿Por qué? Porque cualquier beneficio potencial se desvanece si optamos por los que contienen azúcar. Solo este tipo nos ofrece una serie de aspectos positivos, sin los inconvenientes que el azúcar añadido podría generar en nuestra salud bucal y general.
«Al masticar el chicle sí es verdad que se estimula la salivación, lo que disminuye la acidez de la boca, porque se aumenta el pH», explica el Dr. Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas de España. Ese entorno más alcalino favorece la remineralización de los dientes. Para quienes padecen xerostomía (boca seca), esta estimulación puede ser especialmente beneficiosa.
Por su parte, José María Suárez, presidente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de A Coruña, explica que los niños mantienen una dieta muy blanda hasta aproximadamente los tres o cuatro años de edad y, posteriormente, no desarrollan patrones de masticación lo suficientemente intensos. Este cambio en los hábitos alimenticios es una de las razones por la cual «los dientes ahora, evolutivamente, no caben en la boca», a diferencia de lo que ocurría hace dos o tres siglos. «Favorece especialmente en la situación de formación de la dentadura, pues contribuye a aumentar el número de masticaciones y de la estructuración de la boca, pero siempre que se haga con moderación», afirma el especialista. Incluso sostiene que «contribuye a generar una mejor reorganización de la función de los dientes».
Además, un estudio publicado en Physiology & Behavior sugiere que masticar conscientemente podría ser una herramienta efectiva para controlar el apetito. Esta acción parece influir en las hormonas intestinales que regulan la saciedad, llevando a una menor sensación de hambre y una reducción en la ingesta de alimentos. Por su parte, Castro Reino agrega que si se tratan de chicles con xilitol, no se debería consumir «más de 40 gramos al día de este compuesto químico, porque aparecerán molestias digestivas, incluso con cuadros gástricos intestinales».
El xilitol, un edulcorante común en los chicles sin azúcar, también «facilita a veces la limpieza de los dientes cuando no tenemos acceso al cepillo», añade. No obstante, ambos expertos coinciden en que nunca debe sustituir al cepillado. Puede ser un recurso ocasional, no una alternativa.
Precauciones que debemos tener
Más allá de los archiconocidos chicles con azúcar ?esa golosina que, sin aportar absolutamente nada nutricional, se convierte en enemigo de nuestra salud dental? existen otros riesgos menos evidentes que asumimos cada vez que masticamos chicle.
Castro Reino advierte que «un exceso de masticación de chicle puede hacer que se sobrecargue la articulación temporomandibular y tener un efecto negativo sobre la superficie de los dientes, provocando incluso un desgaste». En el caso de personas con bruxismo o tratamientos de ortodoncia, los daños pueden ser aún mayores. «Los alineadores los pueden llegar a estropear», agrega el especialista.
Suárez coincide con su colega sobre que los principales riesgos se encuentran en el abuso del masticar, por lo que recomienda realizar esta acción solo una vez al día y no por periodos muy prolongados.
También existe un riesgo poco discutido pero grave: aspirarlo. «Tragar un chicle directamente por la vía respiratoria puede generar una obstrucción de los bronquiolos terminales, o de cualquier parte del tubo respiratorio, y provocar un problema de salud realmente grave, porque puede adherirse a los bronquiolos e imposibilitar su salida», explica Suárez. El especialista recomienda no mascar chicle mientras se realiza ejercicio físico para evitar este riesgo: «No se imagina la cantidad de niños que, por desgracia, ingresan por este motivo en los centros hospitalarios», cuenta Suárez.
A esto se suma el efecto de los colorantes y aditivos, que podrían inducir a un «acto reflejo» de masticación continua, según el mismo doctor. En palabras simples: mascar sin pensar.
¿Deberíamos volver a comer chicle como hacíamos antes?
El chicle aún tiene espacio en la vida diaria, y los especialistas aconsejan su uso siempre que se consuma de forma controlada. «Personalmente lo recomiendo, porque es una cosa anti-estrés. Hay chicles de nicotina que pueden ayudar a dejar el tabaco, por ejemplo», señala el Dr. Castro Reino. Incluso considera preferible su uso frente a otros productos: «Prefiero que una persona mastique durante unos minutos un chicle a que utilice colutorios con alcohol», afirma el especialista.
Respecto a los más pequeños, ambos especialistas coinciden: mejor evitarlo o restringirlo a una práctica ocasional. «Los niños deberían comer chicle a partir de los 5 o 6 años. Su uso esporádico se puede aceptar», recalca Castro Reino.