10 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.
Todo o nada. Ese es el movimiento que sigue la legislación gallega en urbanismo. Si tradicionalmente Galicia ha crecido de forma dispersa, en los últimos tiempos la lucha contra este fenómeno (que tanto coste tiene para las arcas públicas) desembocó en una norma tan restrictiva que hacía prácticamente imposible la construcción en los núcleos rurales.
La nueva Xunta ha optado por abrir la mano, aunque asegura que controlará la dispersión. Así debe ser. Solo faltaba que ahora se volviese a fomentar la diseminación de la población cuando es uno de los hándicaps que Galicia esgrime como argumento ante Madrid para ser merecedora de más financiación.