Un día en el que los monfortinos volvieron al año 1104

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Roi Fernández

Un espectáculo inspirado en la refundación de la villa por Froila Díaz abrió la Feira Medieval

01 abr 2018 . Actualizado a las 20:13 h.

Después de las inclemencias meteorológicas del viernes, no eran pocos los que temían que la lluvia y el frío desluciesen la Feira Medieval de Monforte. Pero la primera jornada se presentó con temperaturas suaves y sin precipitaciones de importancia, permitiendo celebrar la fiesta sin contratiempos. Tras la apertura de los puestos de artesanía y productos gastronómicos, la primera cita del programa fue una novedad con respecto a las anteriores ediciones. Al mediodía se ofreció en la plaza de España un espectáculo de teatro, música y danza inspirado en la llamada refundación de Monforte, esto es, la concesión del señorío de Monforte al hidalgo Froila Díaz y a su esposa Estefanía Sánchez del señorío de las tierras de Lemos y Chantada, firmada en el año 1104 por el rey Alfonso VI. Los miembros de la compañía Queiman e Pousa rememoraron a estos y otros personajes de la historia monfortina -como los condes de Lemos, el cardenal Rodrigo de Castro y las monjas del convento de Santa Clara- en una representación salpicada de referencias a clásicos de la cultura gallega, como Álvaro Cunqueiro, Ramón Cabanillas o Vicente Risco.

En el espectáculo participó un grupo de integrantes de la asociación Camiños a Santiago pola Ribeira Sacra ataviados de peregrinos, que recalcaron la relación histórica de la ciudad con el Camino de Invierno. La feria fue inaugurada seguidamente por el alcalde José Tomé, acompañado por otros miembros de la corporación municipal junto con el presidente de la Diputación, Darío Campos, y el responsable de Cultura y Turismo del organismo provincial, Eduardo Vidal. El estruendo de una salva de artillería disparada con la réplica de una antigua bombarda cerró el acto de apertura.

Calles y plazas repletas

A esa hora, las calles y plazas del casco histórico ya estaban repletas de vecinos y visitantes, muchos de ellos ataviados con trajes de época. Las aglomeraciones que se produjeron en otras ediciones en la plaza de España fueron menores que en anteriores ocasiones. El recinto de la feria es esta vez considerablemente más amplio y las atracciones están más repartidas en diferentes puntos, lo que ha permitido descongestionar este espacio en el que está instalado un campamento medieval con varios talleres participativos.

El tránsito de peatones por el puente viejo -cerrado al tráfico durante las jornadas festivas- fue más intenso que otras veces, puesto que este año se ofrecen por primera vez actividades en la margen derecha del Cabe. Las tradicionales exhibiciones de cetrería se desarrollan en la plaza de San Antonio, cuya extensión resulta más apropiada para los vuelos de las aves rapaces. Mientras tanto, la pequeña plaza de Santa Clara acoge un parque infantil con instalaciones recreativas construidas enteramente en madera.

Comidas al aire libre

La mejoría del tiempo ayudó por otro lado a que los asistentes a la feria recurriesen masivamente a los puestos callejeros de venta de comida y bebidas para reponer fuerzas. En el atrio de la iglesia de A Régoa y en el entorno de la plaza de abastos -donde se concentran los servicios gastronómicos- se sirvieron en gran abundancia raciones de pulpo, empanada, churrasco, pizza, bollos preñados y otros manjares. También recibieron muchas visitas los puestos de productos de artesanía, más numerosos que en cualquiera de las ediciones precedentes. Los grupos de actuaciones callejeras -integrados por músicos, zancudos, malabaristas, trovadores, bufones, monstruos, brujas y caballeros- se encargaron de animar el ambiente en el recinto festivo a lo largo de la jornada.

Al igual que en los tres años anteriores, una de las atracciones que atrajeron más público fueron las espectactulares justas que se celebraron a media tarde en los terrenos del colegio Escolapios, a cargo de los caballeros, soldados y escuderos del grupo Hípica Celta. A primera hora de la noche, la atención se concentró en la plaza de España, que sirvió de escenario al espectáculo de danza y fuego «A Lenda das Meigas». Siguiendo la tradición, de este mismo lugar arrancó después el desfile de antorchas hasta la cumbre del monte de San Vicente, donde los participantes en la marcha encendieron decenas de farolillos voladores para cerrar la primera jornada de la feria.