En el siniestro se quemaron unas cien hectáreas, según estima Medio Rural
04 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.El incendio más grave registrado en el sur lucense en todo el verano quemó en torno a un centenar de hectáreas de monte en el municipio de Quiroga, de acuerdo con las primeras estimaciones de la Consellería de Medio Rural. Los técnicos de este departamento consideran que lo más probable es que el fuego se originase a causa de un rayo, ya que el domingo por la tarde -cuando se declaró el incendio, en torno a las cinco y media- se produjeron tormentas con aparato eléctrico en este territorio. Poco antes de las seis de la tarde de ayer, el incendio se declaró estabilizado. Una hora más tarde, en torno a las siete, se registró en la misma zona una tormenta acompañada de fuertes chaparrones, lo que se supone que habrá contribuido a atajar el fuego.
No obstante, los responsables de los servicios de extinción tenían previsto mantener la vigilancia por la noche y también durante la jornada de hoy en previsión de que el fuego se reprodujese en algún punto, dada la considerable extensión del área quemada. El incendio se registró en un lugar apartado de los núcleos habitados, en el territorio de la parroquia de Outeiro. La zona afectada se encuentra en las estribaciones del monte Montouto, muy cerca de los límites del municipio de Folgoso do Courel y de la provincia de León. Se trata de un área de orografía complicada y de difícil acceso a la que no es posible llegar sin la ayuda de un todoterreno. Según informaron desde el Ayuntamiento de Quiroga, las llamas fueron frenadas en algunos puntos por los arroyos que bajan del referido monte y que siguen llevando agua a estas alturas del año.
Equipos de extinción
En los trabajos de extinción participaron un técnico, nueve agentes, 43 brigadas, quince motobombas y dos palas excavadoras, así como once helicópteros y cinco aviones que operaron mientras las condiciones de luminosidad lo permitieron.
A diferencia de otros años, en el sur lucense se ha registrado un limitado número de incendios en lo que va de verano. El primer siniestro de este tipo tuvo lugar en las cercanías de la localidad de Seceda -en el municipio de Folgoso do Courel- el 24 de mayo. Al haber afectado solo una superficie de 0,11 hectáreas, fue clasificado como conato. El 24 de julio se produjo otro incendio en la parroquia monfortina de Seoane que quemó alrededor de dos hectáreas de monte bajo. Aunque el área afectada fue relativamente reducida, el siniestro se consideró peligroso por haberse registrado cerca de varias viviendas y causó alarma entre los vecinos de la zona.
Por otro lado, el 19 de agosto un pequeño incendio quemó una superficie de 0,38 hectáreas en la parroquia de Vilaescura, perteneciente al municipio de Sober. El último incendio del mes pasado se registró el día 28 en la parroquia de San Pedro -en el municipio de O Incio- y quemó en torno a media hectárea de terreno arbolado antes de ser controlado, lo que pudo hacerse en un plazo de aproximadamente dos horas.
Un suceso que viene a sumarse a otros en un territorio de alto valor ambiental
El incendio que se declaró el domingo en Quiroga viene a agregarze a una serie de siniestros forestales que en los últimos años han dañado áreas de alto valor ecológico en la sierra de O Courel. El mayor de los que se produjeron en este territorio en el 2017 tuvo lugar en la parroquia de Meiraos a mediados de octubre y quemó unas 140 hectáreas. La zona quemada fue cubierta con paja a finales de diciembre, pero esta medida de protección no impidió que sufriese importantes arrastres de tierras debido a las lluvias que se registraron en la sierra el pasado abril.
El 29 de abril del año pasado, por otra parte, se declaró en las cercanías de Seoane do Courel un incendio que quemó una importante cantidad de vegetación autóctona y que provocó un alarma considerable al avanzar en algunos momento en dirección al valioso bosque de la Devesa da Rogueira, que no llegó a alcanzar. Dos años antes, a comienzos de agosto del 2015, se produjo un grave incendio en las proximidades de la localidad de Seceda que quemó unas 187 hectáreas de matorral y bosque autóctono, dejando sin ninguna cobertura vegetal una gran parte de la margen derecha del valle del río Lóuzara. El área afectada, en la que los terrenos son muy empinados, sufrió despué una fuerte erosión a consecuencia de las lluvias caídas en la sierra durante el siguiente invierno.
La parroquia de Meiraos también sufrió un incendio de grandes dimensiones -más de doscientas hectáreas de superficie afectada- en marzo del 2012, después de un invierno que resultó particularmente seco.