El campo de San Antonio, del poder franciscano al cine Barbagelata

felipe aira MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Entrada al campo de San Antonio por Méndez Casal en una fotografía dle año 1909
Entrada al campo de San Antonio por Méndez Casal en una fotografía dle año 1909 ARCHIVO F. AIRA

El desaparecido convento marcó durante siglos el devenir de uno de los principales barrios monfortinos

13 jun 2020 . Actualizado a las 13:15 h.

El barrio de San Antonio recibe esa denominación en recuerdo del convento de monjes franciscanos que desde comienzos del siglo XVI habitaron el lugar. Con anterioridad, durante la Edad Media, esta barriada monfortina se conocía con el nombre de As Cortes. Estaba formada por las calles seculares del campo de San Antonio, crucero de San Antonio -hoy Antonio Méndez Casal-, Cobas, Carude de San Antonio y de Cobas, (actual calle Ourense), Tejedores de San Antonio (calle Tecelanes), callejón del Tinter y Veiguiña.

En el pasado los Abeledos era un barrio independiente, con sus vías y plazas. Las referencias documentales más antiguas al coto de As Cortes se remontan a los siglos XIV y XV. Otra zona vecina y habitada, nos referimos a Remberde aparece citada con anterioridad. Junto con As Cortes, Remberde y Abeledos, encontramos en la documentación medieval, de esta parte del río, el barrio de O Fabeiro (A Fabera).

El Campo de San Antonio, desde la misma perspectiva que la fotografía antigua de arriba
El Campo de San Antonio, desde la misma perspectiva que la fotografía antigua de arriba FELIPE AIRA

El lugar del coto de As Cortes fue el elegido por Rodrigo Enríquez de Castro, segundo conde de Lemos, para levantar el convento franciscano de San Antonio a comienzos del año 1503. Los benedictinos protestaron y pleitearon por ser este lugar propiedad del monasterio de San Vicente do Pino. El conde de Lemos se apropió de los terrenos por la fuerza y sin compensar de ninguna manera a los monjes, pese a que en privilegios y otras escrituras antiguas otorgadas a los frailes se confirmaba esa titularidad.

«Privilegio del rey D. Alonso llamado el Emperador que confirma y concede como sus padres el tercio de la población y de las Kalendas, y ferias al Abad Ero. Coto las tres casas en la población y todo el castro alrededor por el camino , los molinos hornos, capilla de S. María y las Cortes. En 30 de enero en pergamino. Año 1139» se lee en uno de estos documentos.

A partir del siglo XVII, el barrio de As Cortes también fue afectado por las obras del monasterio de Santa Clara, en la parte más próxima al puente viejo. A lo largo de varios siglos el convento de franciscanos fue el eje del crecimiento y desarrollo del barrio hoy llamado de San Antonio. Fue lugar de enterramiento de los condes de Lemos hasta la construcción del vecino monasterio de Santa Clara. También recibían sepultura en el convento otras personas oudientes que así lo dejaban estipulado.

Disputas entre monjes

El cruceiro de San Antonio no se encontraba donde hoy lo observamos. Estaba en la desembocadura del puente viejo, a la altura de la hoy denominada popularmente plazuela de las Clarisas. Existía además un humilladero -construcción habitual en las rutas jacobeas- se ubicaba en medio del puente viejo, escenario en ocasiones de auténticos altercados entre los monjes franciscanos y los responsables de las parroquias de San Vicente del Pino y Santa María de A Régoa. El cruceiro aún se levanta en la actualidad presidiendo el barrio, mientras que el humilladero se conservó hasta finales del siglo XIX.

En ocasiones en el cruceiro, y otras en el humilladero, los monjes franciscanos recibían a la comitiva fúnebre que portaba el ataúd del difunto que perteneciendo a alguna de las dos parroquias mencionadas, y por expreso deseo en vida, dejaba establecido que le diesen enterramiento en el monasterio de San Antonio. Se conservan en la documentación antigua noticias de los altercados por este motivo producidos entre monjes y responsables de las parroquias.

«En diez y ocho de dicho mes y año, murió José López Corujo, mandose enterrarse en Convento de S. Francisco y llegando con el junto al crucero de S. Antonio esta dicha villa, salieron al mismo los religiosos franciscanos, a querer presidir desde allí, con su cruz enarbolada preste diácono y subdiácono, y aunque se le tomó las protestas necesarias, se retirasen con ella a la parte a donde acostumbraban tenerla, no lo quisieron hacer, en cuya atención se trajo el cadáver en la parroquia de Nuestra Señora de la Regoa», recoge un escrito de la época.

Las primeras décadas del siglo XIX fueron demoledoras para el monasterio franciscano. La invasión de las tropas napoleónicas y las desamortizaciones posteriores conllevaron su abandono forzoso y la consecuente ruina y desaparición. En el año 1840, prácticamente, nada quedaba del otra hora poderoso convento de San Antonio.