Salvar a los patos silvestres del quinto

Luis Díaz
luis díaz MONFORTE / AGENCIA

LEMOS

La hembra de azulón incuba once huevos en el nido que acondicionó en la jardinera de una terraza
La hembra de azulón incuba once huevos en el nido que acondicionó en la jardinera de una terraza CEDIDA

Una hembra anidó en la terraza de un ático del centro de Monforte y las crías correrán peligro en su primer vuelo

23 mar 2020 . Actualizado a las 19:16 h.

La abundante colonia de patos azulones que puebla el tramo urbano del Cabe protagonizó en los últimos años episodios llamativos en Monforte. Las hembras sorprendieron más de una vez a los transeúntes desfilando en ordenadamente con sus crías por las aceras en calles alejadas de su hábitat «natural». Incluso se vieron parejas merodeando tranquilamente por las terrazas de las cafeterías de la zona peatonal. Pero los hábitos urbanitas de estas aves nunca habían llegado tan lejos como ahora.

Una hembra anidó hace algo más de una semana en la terraza de un ático situado en la calle Rof Codina, donde sigue instalada desde entonces incubando una puesta de once huevos. Los dueños del piso buscan la forma de salvar a los futuros polluelos de una caída sobre el asfalto en su primer vuelo.

A las pocas horas

«O habitual nestes casos é que as crías abandonen o niño ás poucas horas. En canto lle seque a plumaxe, estarán en condicións de saltar. A nai vainos chamar dende abaixo, pero falamos dunha altura considerable e non van caer sobre a herba», apunta el biólogo Cosme Damián Romai, miembro de la Sociedade Galega de Ornitoloxía e Hábitat y coordinador de varias actividades divulgativas que tuvieron como escenario esta comarca.

Consultado por este diario, Romai explica que el hecho de que los azulones opten por anidar en entornos urbanos no es algo extraño. La excepcionalidad en este caso, apunta el biólogo, está en la necesidad de dar con una fórmula que permita «salvar a posta».

El ático en el que anidó esta hembra ocupa la quinta altura de un edificio de la calle Rof Codina, cuya fachada trasera linda con el paseo fluvial en la margen contraria al Parque dos Condes. El piso tiene dos terrazas abiertas: una da al río y otra a la citada calle. Esta última es la que menos utilizan los ocupantes de la vivienda, circunstancia que influyó a buen seguro en que fuese la elegida para el nido.

Luisa Fernández lo descubrió cuando iba a echar un vistazo a una jardinera en la que tiene plantadas fresas y jazmines: «Vin algo raro no medio das plantas, pero o que menos me esperaba era o que atopei. Na outra terraza aínda vés pasar de cerca os patos do río, pero nesta...».

«Por la otra terraza se dejan ver, pero del lado de la calle no suelen moverse», corrobora su marido, Pedro Luaces. Desde que descubrieron a su nueva inquilina, es el que se encarga de ponerle pienso de las gallinas para que no le falte alimento. El cuenco en el que se lo deja aparece vacío, pero a la hembra de pato no le hacen mucha gracia las visitas. «Procuramos no molestarla. Nada más abrir la puerta hace ruido para que la dejes tranquila, es como si resoplase».

Desde inicios de abril

El orden de las estaciones lleva varios años trastocado como consecuencia del cambio climático. En enero del 2017, con el cauce urbano del Cabe totalmente congelado, las crías de pato de ánade real -como también se llama a los azulones- paseaban sobre las aguas heladas. Las inusuales características de aquel invierno, y del otoño previo, propiciaron una estampa insólita. En condiciones normales, sin embargo, marzo es la época de cría para estas aves.

La puesta en el ático de Rof Codina se produjo el domingo quince de marzo y el período de incubación en esta especie es de algo más de veinte días. A partir de la primera semana de abril, los polluelos estarán en condiciones de salir del cascarón. «Si hace falta, los bajaremos en una caja para que no se hagan daño al caer», dice Pedro Luaces.

Lo normal en estos casos es que la hembra, tras el alumbramiento, abandone el nido y anime a los polluelos a hacer lo propio según vayan saliendo. «Vainos ir chamando pouco a pouco desde abaixo, e falamos dun quinto piso. Nas postas, como norma xeral, o mellor e non intervir. Pero este e un caso moi especial e o mellor que poden facer os donos e contactar cos servizo provincial de Medio Ambiente», opina Cosme Damián Romai.

El ánade incuba once huevos en una jardinera entre plantas de fresas

y jazmines

Gatos y coches, un peligro mayor que la caída para polluelos que apenas pesan

El final feliz para los polluelos que saldrán del cascarón en el ático de la calle Rof Codina precisará posiblemente de la mediación de los agentes del servicio provincial de Medio Ambiente. Al tratarse de una especie silvestre, será este departamento de la Xunta el que decida si se debe adoptar o no alguna medida preventiva para garantizar la supervivencia de las crías. En principio, y aunque pueda parecer sorprendente, la altura del piso desde el que deberán levantar el vuelo no es el principal obstáculo con el que tropezarán en sus primeras horas de vida.

«As crías son moi lixeiras, pesan moi pouco e por iso a caída e moi suave. Son como plumas», explican fuente próximas a ese servicio. Para los agentes de Medio Ambiente, la presencia de nidos de azulón en balcones y terrazas de edificaciones urbanas no es una rareza. Y el problema para las crías no se acaba con su primer vuelo. Si aterrizan con éxito, comienza una nueva odisea.

«O problema é que neses contextos urbanos abundan os gatos e circulan coches. Se a cría se desorienta, ten moi poucas posibilidades de sobrevivir aínda que supere unha caída dende moita altura», señala un agente de Medio Ambiente.

La primera suelta

La presencia de gatos, visones y otras alimañas obliga a los patos del paseo fluvial de Monforte a extremar las precauciones a la hora de anidar. En marzo de 1977, el Ayuntamiento hizo una primera suelta en el Cabe de treinta parejas de ánade real adquiridas a una granja de Toledo. La población fue creciendo desde entonces con la incorporación de otras aves silvestres.