
Tras los baches, a los conductores les toca ahora acostumbrarse a la falta de pintura
01 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Los usuarios habituales de la carretera entre Lugo y Ourense están acostumbrados al mal estado del firme. La tanda de reparaciones por tramos de hace unos años arregló las cosas en las zonas con peores baches de la N-540, pero el firme ya vuelve a necesitar un repaso. Mientras llega, los conductores se indignan también por el desgaste de la señalización horizontal, que a pesar de resultar mucho más barato de solucionar que la rotura del firme resulta evidente en kilómetros enteros de esta carretera.
«Dos buratos do firme xa se sabe, non hai moito novo que dicir, pero aínda se entende peor que teñan a liñas da estrada como as teñen», se queja Xoán, un vecino de Chantada que circula a menudo por el tramo de la carretera N-540 que comunica Chantada y Ourense. En los siete kilómetros que separan el enlace con el polígono industrial de Chantada y la travesía que atraviesa A Barrela, la capitalidad del vecino municipio de Carballedo, se alternan los tramos en los que las líneas pintadas en el asfalto para delimitar los carriles se ven más o menos con otros en los que solo es posible intuirlas.
Entre los pueblos de Pereira, en Chantada, y Pradeda, en Carballedo, hay tramos en los que a falta de pintura es preciso guiarse por el deterioro del firme. La línea blanca discontinua que marca el límite del carril lento sentido Chantada está prácticamente desaparecida pero en su lugar hay una grieta longitudinal de cientos de metros de longitud que sirve de referencia. En algunos de los tramos en peor estado, resulta llamativo el contraste entre la pobre conservación de las líneas longitudinales con las flechas que advierten del final del carril lento y la necesidad de incorporarse al otro. Son casi todas mucho más visibles que el resto de la señalización horizontal, como si hubiesen sido pintadas mejor o hace menos tiempo.
Los últimos kilómetros antes de la entrada de A Barrela desde Chantada son los que están mejor. Aquí la señalización horizontal fue repintada hace aproximadamente año y medio. Ese trabajo formaba parte del contrato de construcción de la salida A Barrela norte de la autovía A-56, la que tiene que sustituir a la deteriorada N-540.
Una reunión pendiente para saber qué piensa hacer el ministerio
Mientras avanza el deterioro de la carretera Lugo-Ourense, la plataforma de alcaldes y empresarios que reivindica la construcción de la autovía —y mientras eso no llegue, el mantenimiento correcto de la actual N-540 mientras— lleva cuatro meses esperando respuesta a su solicitud de entrevista con la Ministra de Transportes, Raquel Sánchez. Integrantes de la plataforma se reunieron el pasado mes de octubre para estudiar los siguientes pasos a dar en sus ya viejas reivindicaciones y decidieron pedir una entrevista con la ministra para saber qué planes tiene su departamento para la comunicación por carretera entre Lugo y Ourense. Tras la inauguración en septiembre del 2020 de los ocho kilómetros de autovía que pasan por el municipio de Carballedo, el ministerio no ha dado ni un paso para sacar de los cajones los proyectos del resto de los tramos.

Baches medidos con metro
No hace mucho que se llevaron a cabo obras de mantenimiento de una cierta envergadura en distintos puntos del tramo lucense de la N-540. Empezaron en el 2018 y se prolongaron todo el 2019 y llegaron tras años de quejas y cuando la magnitud de los baches en algunos puntos era ya escandalosa. En los primeros meses del 2018, se hizo frecuente la presencia de agentes de la Guardia Civil de tráfico midiendo la profundidad de los socavones en las cercanías de Chantada. Los conductores que habían sufrido averías reclamaban al ministerio que se las pagase.