La cimentación del nuevo pilar del puente de Piñeira tendrá nueve metros de profundidad

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

El sistema utilizado en la reparación garantiza la estabilidad en zonas con la capa freática próxima al nivel del suelo

14 oct 2022 . Actualizado a las 18:52 h.

El diagnóstico de los males que obligaron a cerrar a vehículos y peatones el puente de Piñeira llevó su tiempo, pero la intervención elegida para devolverle la estabilidad avanza según lo previsto. De acuerdo con las estimaciones municipales, la reapertura del viaducto que atraviesa el Cabe aguas abajo del casco urbano de Monforte se producirá a lo largo del próximo mes de noviembre. Para entonces estará compactada la cimentación del nuevo pilar, que ocupará el lugar del que hubo de ser desmontado por su inestabilidad. «Unha vez estean rematadas as obras de arranxo da ponte procederase ao restablecemento do tráfico de vehículos e peóns, previsiblemente en novembro, unha vez que estea endurecido o novo piar», señala el alcalde, José Tomé.

El desplazamiento de uno de los pilares —el segundo más próximo a la margen derecha del río— fue detectado el pasado mes de junio y obligó a proceder forma inmediata al cierre del puente. El viaducto está situado en una vía municipal que sortea el curso del Cabe en Piñeira para conectar con la carretera entre Monforte y Sober con la antigua N-120 en las inmediaciones del casco urbano.

La configuración actual del puente —utilizado a diario por muchos conductores para circunvalar Monforte— responde a un ensanchamiento de la plataforma que se llevó a cabo entre los años 2001 y 2002 con cargo a los fondos de los planes provinciales de la Diputación. Durante la ejecución de los trabajos, la asociación de vecinos de Piñeira había cuestionado la estabilidad de una de las zapatas de los pilares. La prueba de carga previa a la apertura se llevó a cabo, sin embargo, sin que la dirección de la obra apreciase anomalía alguna.

El pasado mes de junio se hizo visible el hundimiento de uno de los pilares, que a causa de ese desplazamiento llegó a perder el contacto con la estructura superior. Pese a que el puente cuenta con otras cuatro columnas de sujeción y los dos estribos de las orillas, los técnicos aconsejaron su cierre con carácter inmediato. En un primer momento se procedió a cortarlo al paso de camiones, pero solo veinticuatro horas después se cerró también a todo tipo de vehículos y a peatones.

El Ayuntamiento encargó los estudios previos y la realización de las obras a la constructora Extraco, la misma a la que se adjudicó la urbanización de la zona C. Según indica el Ayuntamiento, el coste de la reparación del puente ascenderá a 240.000 euros. Los estudios previos, explica el alcalde, permitieron «determinar a situación do piar da ponte para darlle unha solución á deficiencia detectada». La opción elegida, detalla, consistió «na colocación de micropilotes nunha profundidade de nove metros, con cimentación para estabilizar o terreo».

«Nestes momentos —añade Tomé—, logo da retirada do anterior, estase a proceder á construción do novo piar coa mesma forma dos existentes». Los micropilotes a los que alude están dotados de un entramado de pequeños postes de acero y son una solución constructiva de la que se echa mano cuando las edificaciones están situadas sobre el agua o con la capa freática muy cerca del nivel de suelo.

Reapertura en noviembre

Las obras estarán finalizadas previsiblemente a finales de este mes, pero habrá que esperar a que asiente el nuevo pilar antes de autorizar la reapertura del puente. Un primer informe encargado en junio a los servicios municipales aconsejaba agilizar la resolución del problema ante las previsibles lluvias otoñales. Hasta la fecha, esta circunstancia no condicionó el desarrollo de los trabajos.

La empresa adjudicataria de las obras formó una barrera a modo de presa aguas arriba del viaducto y derivó el caudal del río por la margen contraria al lugar en el que se ubicaba el pilar dañado. Los estudios realizados por los ingenieros de Extraco revelan que ese produjo un descalce de la cimentación que motivó el desplazamiento del apoyo que será reemplazado. Al ampliarse el espacio vacío entre las columnas, según constataron los técnicos, la plataforma carecía de capacidad estructural para soportar el paso del tráfico.