Estudiantes de Monforte aprenden a exterminar velutinas con drones

Un grupo de estudiantes de Monforte se medirá este jueves a los del resto de Galicia en una disciplina que generará la simpatía de los apicultores: la destrucción de nidos de avispa velutina mediante el pilotaje de drones. Se trata del concurso denominado Maker Drone (en inglés, fabricante de drones), organizado por la fundación Barrié y el Instituto Tecnológico de Galicia para estimular la creatividad y el interés por la tecnología en los centros educativos gallegos.

La representación monfortina en esta competición la forma un grupo de ocho estudiantes de segundo de educación secundaria obligatoria (ESO) del IES Daviña Rey y llevan meses preparándose. Coordinados por el profesor de tecnología Pablo Blanco Quiroga, estos alumnos trabajan desde octubre para armar un dron con los dispositivos y la programación necesaria como para que sea capaz de disparar bolas de veneno a nidos de velutina situados en altura.

Los 17 centros educativos inscritos en esta prueba recibieron tras su inscripción en el certamen de este año un dron idéntico para cada uno de ellos. Se trata de un DJI F450, un equipo de tipo medio, capaz de levantar un kilo de peso. Recibieron eso y 100 euros para gastar en el equipamiento que consideren necesario.

«Do que se trata —resume Pablo Blanco— é de disparar e meter nunha diana de dez centímetros de diámetro un obxecto esférico semellante en peso e dimensións a unha pelota de golf».

La diana simula la entrada de un nido de velutinas y la pelota una carga de veneno como las que se usarían de emplear este método para exterminar una colmena de esta especie invasora tan peligrosa para las abejas productoras de miel. Y en realidad se trata de cinco dianas, colocadas en diferentes puntos que van a estar a una altura del suelo que oscilará entre los dos y los diez metros.

El primer paso del profesor que coordina esta iniciativa en el instituto Daviña Rey fue elegir a los alumnos de segundo de ESO que participarían en el trabajo.

Para hacerlo, hizo una encuesta y seleccionó a los alumnos que mostraban más inquietudes técnicas, creatividad y responsabilidad. Otro requisito importante era tener una buena disposición para participar, porque la mayor parte del trabajo no se hacía en clase, sino en horas no lectivas.

Después de eso hubo que adquirir el material necesario para que el dron pudiese ser utilizado para disparar bolas con precisión, acoplarlo al aparato y programar un mando de control con las capacidades necesarias. En concreto, compraron tres apuntadores láser, un medidor de distancia y una placa de Arduino, una plataforma de creación de electrónica de código abierto, basada en hardware y software libre, sin limitaciones de derechos comerciales.

Drones para eliminar velutinas y controlar cultivos

MARÍA CUADRADO

Pablo Blanco cree que tienen opciones de ganar, pero admite que resulta muy complicado. «Calquera dron comercial que collas pode quedar onde lle digas sen moverse, pero este pilótase completamente en manual», explica este profesor. Los ocho estudiantes que concursan tienen las tareas repartidas por grupos.

Cuatro de ellos se encargarán de la presentación general que cada centro tiene que hacer antes de la prueba en sí, con una explicación de qué mejoras le aplicaron a su dron y cómo lo hicieron.

En cuanto a los otros cuatro, dos están preparados para pilotar el dron y los otros dos para hacer de copilotos. La función del piloto es conducirlo frente a las dianas y estabilizarlo el tiempo que haga falta hasta el copiloto pueda disparar las bolas con un mando auxiliar.

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