Estas son las comunidades de montes lucenses que más cuidan el medio natural

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Un aspecto de la parte central de la reserva de orquídeas de Hórreos, en el municipio de Folgoso do Courel
Un aspecto de la parte central de la reserva de orquídeas de Hórreos, en el municipio de Folgoso do Courel MIGUEL ARES

Ocho territorios  de la provincia fueron incluidos en un atlas de buenas prácticas

29 oct 2025 . Actualizado a las 13:44 h.

Tres comunidades de montes de las sierras de O Courel y Os Ancares han sido incluidas en el atlas de áreas conservadas por comunidades locales creado dentro del proyecto Caprif-CC —Comunidades Activas e Paisaxe Resilientes a Incendios Forestais e Cambio Climático—, liderado por la Fundación Juana de Vega, en el que participan varias entidades. El atlas ha sido elaborado por la Fundación Montescola y comprende por ahora 33 comunidades de montes, de las que ocho están situadas en la provincia de Lugo.

Los responsables de la iniciativa señalan que están abiertos a incorporar más comunidades que sean ejemplo de buenas prácticas en la conservación del patrimonio natural. «A nosa intención é poñelas en contacto para que compartan as súas experiencias, porque estamos vendo que en Galicia hai iniciativas moi boas neste terreo, pero que non se coñecen entre si», explica Belén Albor, técnica da fundación. Estas son las comunidades de O Courel y Os Ancares incluidas en el atlas: 

Hórreos (Folgoso do Courel). Situada en la parroquia del mismo nombre, tiene la particularidad de que la comunidad de montes está formada solo por dos personas, los únicos vecinos permanentes de la localidad. El monte comunal tiene 435 hectáreas. La Fundación Montescola resalta el hecho de que la comunidad estableció en el 2019 un acuerdo con la Asociación Galega de Custodia do Territorio (AGCT) que permitió crear la quinta microrreserva de orquídeas de la sierra, con una superficie de diez hectáreas. Asimismo, fue una de las primeras comunidades que incorporaron parte de sus terrenos —84 hectáreas en total— al registro de masas consolidadas de frondosas autóctonas de la Consellería de Medio Rural. Desde la fundación apuntan además que este monte comunal posee uno de los mayores soutos de castaños de la sierra, al que se da un «uso respectuoso».

 Paderne (Folgoso do Courel). Esta comunidad, situada en la parroquia de Meiraos, es un monte de varas, una modalidad tradicional de propiedad colectiva que se diferencia de los montes comunales en que los terrenos se pueden heredar y vender. Su extensión es de 382 hectáreas. Según la Fundación Montescola, la localidad «é un dos puntos principais de ecoturismo sostible da serra do Courel» y cuenta con siete alojamientos hosteleros, una empresa de actividades de la naturaleza y tres rutas señalizadas. Sus vecinos, además, siguen realizando labores tradicionales de mantenimiento de los soutos.

 Piornedo (Cervantes). Situado en la parroquia de Donís, es un monte de varas con una superficie de 896 hectáreas. Sus propietarios establecieron en el 2013 un acuerdo de custodia con la AGCT a fin de realizar diversas actuaciones de mejora ambiental que puedan favorecer la posible reintroducción del urogallo, ya que este territorio acogió las últimas poblaciones de esta especie en la sierra de Os Ancares. Este acuerdo ha facilitado además el proceso de regularización de la propiedad del monte de varas y la elaboración de un plan de gestión basado en la conservación de los valores naturales del territorio. Los vecinos, además, trabajan en la recuperación y mantenimiento de caminos tradicionales. 

Iniciativas para conservar hábitats tradicionales, prevenir incendios y favorecer la fauna y la vegetación autóctonas

En la provincia de Lugo hay otras cinco comunidades de montes que figuran en el atlas elaborado dentro del proyecto Caprif-CC:

 Toca (Samos). Este monte, de 300 hectáreas de extensión, se halla en la parroquia de Renche. En el 2020, la comunidad firmó un convenio de colaboración con la Fundación Oso Pardo para favorecer la reintroducción de esta especie. En el 2022 formalizó otro convenio para impulsar la reforestación del monte que permitió plantar numerosos árboles autóctonos en áreas afectadas por un gran incendio forestal en el 2017. Los propietarios también han recuperado la cría de ganado en extensivo, perdida desde la década de 1970. 

Carballo (Friol). Ocupa una superficie de 716 hectáreas. La comunidad introdujo caballos y porcos celtas para fomentar la conservación de hábitat tradicionales vinculados a las brañas y reducir el riesgo de incendios. Además, en los últimos años se recuperaron diez hectáreas de bosque autóctono y se reintrodujeron colmenares para favorecer la polinización. 

Frexulfe (O Valadouro). Situado en la parroquia del mismo nombre, tiene 570 hectáreas. Este monte participó en la aplicación demostrativa de un sistema de pagos por resultados de la conservación de hábitats a través de un proyecto Life y forma parte de la red Ruraltxa, cuyo objetivo es fomentar actividades ganaderas ligadas a la conservación de hábitats. En su territorio se crían en extensivo cientos de vacas y caballos. 

San Tomé de Recaré (O Valadouro). Tiene una extensión de 321 hectáreas. La comunidad ha conservado el sistema de manejo tradicional de los caballos salvajes y recuperó zonas cerradas y sin uso para facilitar la cría de estos animales. Asimismo, elaboró un proyecto de ordenación forestal para integrar los usos tradicionales de monte —principalmente ganaderos— en la conservación de hábitats considerados como prioritarios.

Robledo e Pena da Nogueira (Negueira de Muñiz). El monte comunal, de 90 hectáreas de superficie, se extiende también por terrenos pertenecientes al vecino municipio asturiano de Ibias. En el 2023, la comunidad recuperó un antiguo sendero circular que atraviesa importantes zonas de vegetación autóctona. En su territorio se creó además un ecomuseo dedicado a la apicultura y se han recuperado numerosos colmenares.