Una lápida en A Pobra do Brollón que recuerda la gran sequía del siglo XIX

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

A POBRA DO BROLLÓN

En la procesión de la romería de san Lorenzo de Cereixa del 2019 se hizo una breve parada con la imagen del santo ante un edificio que albergó una cantina. El dintel situado sobre la puerta procede de una antigua capilla reconstruida en 1875 y después abandonada
En la procesión de la romería de san Lorenzo de Cereixa del 2019 se hizo una breve parada con la imagen del santo ante un edificio que albergó una cantina. El dintel situado sobre la puerta procede de una antigua capilla reconstruida en 1875 y después abandonada CEDIDA

La pieza procede de una capilla reconstruida en 1875, según todos los indicios, para rogar la lluvia

02 abr 2023 . Actualizado a las 15:47 h.

Una lápida recientemente identificada en la parroquia de Cereixa —en el municipio de A Pobra do Brollón— constituye un peculiar testimonio de una gran sequía que se registró en la Península y en otras partes de Europa en la segunda mitad de la década de 1870. La piedra forma actualmente parte —como dintel de la puerta principal— de un edificio que albergó en tiempos una cantina. La lápida no alude expresamente a aquella sequía, pero su origen está muy relacionado con ella.

La piedra, según todos los indicios, sirvió primeramente como dintel de una capilla que existió en el castro de San Lourenzo, que alberga un importante yacimiento arqueológico. Las excavaciones realizadas en los últimos años en el castro por iniciativa de la asociación vecinal de Cereixa pusieron al descubierto los restos de esta construcción, de origen medieval, que cayó en la ruina y fue reconstruida en el siglo XIX. La lápida contiene una inscripción apenas legible que hace poco pudo ser descifrada en colaboración con la asociación A Rula, del municipio coruñés de Teo. En ella se indica que la capilla fue reconstruida en 1875.

La fecha y el hecho de que la capilla estuviese dedicada a san Lorenzo coinciden con lo que se sabe sobre los efectos de aquella sequía histórica, que se prolongó durante varios años, según explica el arqueólogo Xurxo Ayán, director de las excavaciones del castro de Cereixa. «Nesa época houbo rogativas por toda España e en moitos lugares reactiváronse os cultos populares aos santos aos que se atribúe a virtude de favorecer a chuvia, como é o caso de san Lourenzo, e pensamos que a capela foi reconstruída por ese motivo», señala. Más adelante, cuando la sequía quedó atrás, la capilla no tardó en caer de nuevo en el abandono y sus restos fueron reaprovechados en otras construcciones. De este forma, el dintel labrado en 1875 fue a parar al edificio de la antigua cantina, que se encuentra en la aldea de A Alende, a muy corta distancia del castro.

Una fotogrametría de la lápida de la antigua capilla de San Lourenzo con la transcripción del texto que contiene la inscripción
Una fotogrametría de la lápida de la antigua capilla de San Lourenzo con la transcripción del texto que contiene la inscripción

La procedencia de la lápida, indica asimismo Ayán, se conocía por tradición oral, pero no se sabía la fecha de su fabricación, ya que la inscripción no se podía interpretar. «Agora todo coincide e o que nos parece máis probable é que a capela fose reedificada a consecuencia da gran seca desa época», comenta el arqueólogo.

Lo que falta por saber ahora es quién promovió la reconstrucción de la capilla de San Lourenzo en 1875. La inscripción dice: «Esta obra la hizo don Joseb Ren», un nombre —tal vez una abreviatura— que los investigadores aún no pudieron identificar. «Temos que investigar nos arquivos históricos para intentar saber quen foi este home, que puido ser un cura ou algún outro personaxe de certa importancia local», dice Ayán.

Escritura tosca

En todo caso, indica el arqueólogo, parece estar claro es que quien esculpió la piedra del dintel fue algún cantero con un bajo nivel de instrucción. «Algunhas letras foron talladas ao revés e vese que quen a fixo foi unha persoa case analfabeta que se limitou a gravar como puido as palabras que alguén lle encargou», comenta. La inscripción contiene la fórmula «Ave María Purísima sin pecado concebida», que era muy común en las iglesias y capillas construidas en esa época.