María Sánchez: «Se puede ser veterinario y poeta al mismo tiempo, no hay contradicción»

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

A POBRA DO BROLLÓN

María Sánchez reside desde hace un año en O Saviñao
María Sánchez reside desde hace un año en O Saviñao JOSÉ GONZÁLEZ

La escritora cordobesa presenta este miércoles en A Pobra do Brollón su poemario «Fuego la sed»

13 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La Casa de Cultura de A Pobra do Brollón acogerá este miércoles —a partir de las 20.15 horas— la presentación de Fuego la sed, el segundo libro de poemas de la escritora y veterinaria María Sánchez (Córdoba, 1989), que reside desde hace un año en O Saviñao. En el acto participará la escritora Olga Novo. María Sánchez publicó con anterioridad el poemario Cuaderno de campo, el ensayo Tierra de mujeres —ambos traducidos a varios idiomas— y Almáciga, una obra singular que recoge y comenta palabras propias del trabajo rural en todas las lenguas de España.

—¿Por qué decidió instalarse en O Saviñao?

—Porque me enamoré de un gallego de Monforte y estuvimos pensando durante un tiempo dónde quedarnos a vivir, en mi tierra o en la suya. Pero en mi tierra ya no llueve como antiguamente, que es uno de los temas de los que trata este libro, y al final decidimos quedarnos en O Saviñao.

—¿Que significa el título?

—Es un juego con un verso de un poeta mexicano, Rubén Bonifaz Nuño, que leí hace unos veinte años en una antología que cogí en una biblioteca pública. El verso dice «tigre la sed», me encantó y me quedé con él. Cuando estaba escribiendo este libro recuperé ese verso, que fue lo que inspiró el título. El libro habla de muchas cosas, pero uno de sus temas es la falta de lluvia, la emergencia climática, la sequía, la tierra que se agrieta... Habla de aprender a volver a querer los paisajes en los que has nacido y te has criado y que ahora son diferentes. Hay que volver a esos lugares con otro afecto.

—¿Qué relación tiene con su anterior libro de poemas?

—Creo que con este libro se abre otro mundo. Cuaderno de campo, Tierra de mujeres y Almáciga forman parte de un tríptico sobre el mundo del campo, la naturaleza, lo que me interpela y me conmueve. En Fuego la sed se habla también de otras cosas, se rompen jerarquías... Creo que abarca más que los anteriores libros, pero eso le corresponde decirlo a los lectores y los críticos, no a mí.

—¿En esta obra se nota el hecho de que ahora vive en Galicia?

—Más que notarse, es un libro que pude terminar en Galicia. Lo acabé de escribir en unas residencias de escritura que se celebraron en el pazo de Tor, en Monforte, y en la sede de la fundación Uxío Novoneyra, en O Courel. Y también en otra residencia de escritura en Alemania. Es curioso que este libro, que trata de un mundo del sur, necesitó los nortes —Galicia y Alemania— para ser terminado.

—¿Cree que hay un parentesco entre su obra y la de Olga Novo, que presentará su libro en A Pobra do Brollón?

—No había leído nada de ella hasta después de publicar Cuaderno de campo. Cuando conocí su obra me sorprendí, porque fue como si descubriese a una hermana que no sabía que existía. Las poética de Olga Novo y la mía hablan de cosas muy parecidas, la memoria del territorio, el mundo del campo, los antiguos oficios, las raíces... Somos de lugares muy diferentes, pero siento que su obra es muy hermana de la mía. Cada vez que la escucho recitar sus poemas me emociono mucho y me hace muchísima ilusión que sea ella quien presente mi libro.

—¿Cómo se compatibiliza su trabajo como veterinaria y su obra poética y literaria?

—Solo sé que la María que escribe y la María que trabaja de veterinaria son la misma persona, no hay ningún cambio de traje, ni de mirada, ni de mentalidad. Pienso además que no es buena esa separación entre las ciencias y las letras que nos meten en la cabeza desde pequeños. Siempre estuve interesada en escribir y en mi familia me decían que me dejase de esas cosas, que me centrase en estudiar veterinaria y nada más. Pero cuando murió mi abuelo, que también era veterinario, descubrí entre sus cosas un libro de química de 1942 en el que todos los capítulos estaban encabezados por citas de Shakespeare y de otros poetas. Entonces supe que se puede ser veterinario y poeta al mismo tiempo, que no hay ninguna contradicción. Es cuestión de que se abra la mirada.

—En su libro Almáciga se interesa por las diferentes lenguas de España.

Almáciga es un semillero de palabras de todas las lenguas del Estado español, tanto las oficiales como las no oficiales. Me interesa recuperar el modo de vida de la gente del campo y eso comprende todas las palabras y los acentos diferentes, y también todo lo que hay detrás de ellos.