Segunda cita del calendario gastronómico para los vecinos de Canedo

La Voz

A POBRA DO BROLLÓN

La parroquia de A Pobra do Brollón despidió el Carnaval con un cocido que se sirvió en el local social

10 mar 2025 . Actualizado a las 12:44 h.

La historia de tantos otros núcleos rurales del interior de Galicia se repite en Canedo. Las generaciones más recientes originarias esta parroquia de A Pobra do Brollón residen, por motivos laborales, o bien en Monforte o en otros puntos más alejados de Galicia. Pero mantienen vivos los lazos con el pueblo en el que tienen sus raíces, al que regresan de buen grado cada vez que sus ocupaciones se lo permiten. Para mantener los vínculos entre los que están y los que han tenido que marcharse, la asociación de vecinos organiza comidas de confraternidad en fechas señaladas del año. La última tuvo lugar el pasado fin de semana, coincidiendo con las últimas celebraciones del Carnaval, en torno al obligado cocido.

Más de sesenta personas se reunieron el sábado con este motivo en el local social de la parroquia, entre vecinos familiares y amigos. El restaurante Paco, de Rubián, fue el encargado de servir la comida, que se celebra en Canedo por segundo año consecutivo. En diciembre hubo otra cita gastronómica en el local social dedicada al lacón, y en Navidades, un bingo con chocolatada. «É unha escusa para xuntarnos e manter vivos os lazos entre a veciñanza», dicen desde la asociación, que estrenó directiva hace ahora un año.

La parroquia de Canedo está situada entre Pacios de Veiga y Óutara, en un enclave del municipio de A Pobra do Brollón próximo a los municipios de O Incio y Bóveda. De las más de treinta casas diseminadas por los diferentes barrios, pocas están habitadas durante todo el año. Las hay que solo abren en los meses de verano, gracias al retorno vacacional. Otras permanecen a expensas de la proclamada vuelta al rural para disfrutar de una segunda vida. Un matrimonio con hijos llegado de Rumanía y que ha encontrado trabajo en A Pobra vive en una de las que estaban vacías. «É unha sorte porque danlle moita vida ao pobo», comenta un vecino.