O Courel: Se queda en su casa con 95 años para salvar su aldea de las llamas

Carlos Cortés, Alberto López MONFORTE / LA VOZ

FOLGOSO DO COUREL

Dario López tiene 95 años y es el único vecino de Cortes. Esta noche se negó a marcharse y se quedó para ayudar a salvar su aldea de las llamas
Dario López tiene 95 años y es el único vecino de Cortes. Esta noche se negó a marcharse y se quedó para ayudar a salvar su aldea de las llamas Alberto López

El único vecino de Cortes se negó a que lo desalojasen de su casa cuando el incendio amenazaba el pueblo. La aldea estuvo a punto de arder esta noche

21 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Cortes estuvo a punto de arder esta noche. Este pueblo de Folgoso do Courel se ha salvado por los pelos de correr la misma suerte que Vilar, la aldea destruida que es uno de los símbolos de la destrucción provocada por esta ola de incendios. Un puñado de personas, la mayoría simples voluntarios, consiguieron mantener las llamas lo suficientemente lejos de las casas. El único vecino que vive allí todo el año era uno de ellos. Tiene 95 años y se negó a que lo desalojasen.

Darío López Bouza nació en 1927 en Cortes y en Cortes ha pasado toda su vida. Cuando este martes una pareja de guardias civiles fue a su casa para advertirle que el fuego estaba cerca y que preparase sus medicinas y la ropa que le hiciese falta por si tenían que evacuarlo, Darío López Bouza les contestó que de allí no se movía. «O que lles dixen -explica- é que a min hai que me levar a rastras para sacarme de aquí». Le contestaron que no podían dejarlo allí para que ardiese, pero no se arrugó y volvió a replicarles: «Eu mentres teña auga quedo para defender a casa». No volvieron a por él, puede que porque su insistencia surtió efecto o quizás porque porque quien quiera que toma las decisiones optó finalmente por no desalojar. Y el caso es que peligro había.

Esta aldea de la parroquia de Seceda está en medio de los dos grandes incendios activos desde hace seis días en la Serra do Courel. El más cercano era hasta ayer el que empezó un poco al norte de Seceda, que ha quemado más de 1.100 hectáreas. Pero el que finalmente alcanzó Cortes fue el otro, el de 7.500 hectáreas, que llegó desde Saa, en el vecino municipio de A Pobra do Brollón. Era la última hora de la tarde y los vecinos no tuvieron mucho tiempo para reaccionar. En cuanto el incendio asomó por el Alto da Casela, en el límite con el municipio de O Incio, las llamas tardaron muy poco en avanzar los dos kilómetros que separan ese punto de Cortes.

Elisa González es de Cortes, pero vive en Lugo y como todos los años está pasando parte del verano en su aldea. Gracias a los veraneantes, estos días Darío López no está solo y hay más gente para echar una mano cuando hace falta. Ella cuenta que durante la tarde los servicios de extinción estaban centrados en salvar una zona próxima en la que hay colmenares y que estaba a punto de ser alcanzada por las llamas. «A este lado non lle deron importancia porque aínda tiña que andar moito o lume para chegar aquí, pero chegou» , explica.

Elisa González estaba en Cortes esta noche, cuando el fuego estuvo a punto de alcanzar el pueblo
Elisa González estaba en Cortes esta noche, cuando el fuego estuvo a punto de alcanzar el pueblo Alberto López

Ella cree que si Cortes se salvó esta noche es porque los vecinos no quisieron marcharse y estaban allí cuando hizo falta. Y por lo tanto es muy crítica con los desalojos que se están llevando a cabo estos días. «Paréceme ben que saquen a xente maior -dice-, pero non hai dereito que obriguen a marchar á xente nova que pode axudar». Elisa González asegura que en los momentos más difíciles no recibieron ninguna ayuda. Asegura que lo más cerca que estuvieron de tenerla fue cuando vieron llegar dos vehículos de la UME. «Pero parece que só viñan informar, porque deron a volta e marcharon», asegura.

Lo cierto es que esta noche toda ayuda fue bienvenida en Cortes. También la de Darío López, que hizo lo que pudo con una manguera conectada al agua de la traída. En los primeros momentos, los voluntarios bregaron con las llamas prácticamente solos, con la única ayuda de una carroceta y su conductor. Tras una noche en vela, esta mañana comprobaban cómo había ardido todo a su alrededor. Tenían trabajo, porque el fuego acabó quemando las tuberías de su traída y se habían quedado sin agua. Luz tenían porque les habían instalado un generador de emergencia mientras no se repara el tendido quemado. Con ellos estaba Darío López, que parecía tener energía de sobra para repetir cuando hiciese falta. En su larga vida ya ha visto unos cuantos incendios forestales, pero nunca había pasado por una situación como esta: «Nos 95 anos que teño non recordo outro incendio como este».