El Valentín, la tienda que dio nombre a una esquina del centro de Monforte
MONFORTE DE LEMOS
Llevaba el nombre de su fundador, que la abrió al regresar de Cuba y cedió luego las riendas del negocio a su hijo Rafael
24 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Valentín Losada Rodríguez nace en 1890, hijo de Saturnino Losada Fernández, vecino de la parroquia monfortina de Gullade —de la que fue cartero y que estuviera también vinculado a la parroquia de Piñeiros, en A Pobra do Brollón— y de Rosa Rodríguez, fallecida a temprana edad. Valentín, todavía joven, cruza el Atlántico en busca de fortuna. Retornado de Cuba unos años después, decide abrir su propio negocio a comienzos de los años 20 del pasado siglo. Una tienda de alimentación que con el paso del tiempo, y su aceptación entre los vecinos, acabó por nombrar de manera popular a una de las zonas de mayor actividad de la localidad, la esquina entre la calle del Cardenal y Roberto Baamonde. Este céntrico cruce pasó a denominarse la esquina del Valentín y por ese nombre siguió conociéndose después de que cerrase la tienda.
Durante su estancia en Cuba, el joven emprendedor consigue reunir unos ahorros con los que regresar a Monforte y casarse en el año 1922 con María del Carmen Rodríguez Rodríguez, natural de la parroquia monfortina de Santa Mariña do Monte, donde nace en el año 1904, siendo hija de Crisanto Rodríguez y de Emilia Rodríguez Losada. Valentín y su esposa abren a comienzos de la década de los 20, un establecimiento de alimentación, porcelana, loza, y semillas, donde se podían encontrar las mejores conservas o unas hojas de bacalao salado de primera calidad, así como excelentes marcas de quesos.
Alquilan el primer piso
El matrimonio toma en alquiler también el primer piso del mismo inmueble donde se encontraba su tienda. Allí transcurren los años y nacen sus hijos José, Valentín, María del Carmen, Miguel, Rafael y Emilia Losada Rodríguez. José Losada Rodríguez se casa con Nieves Casado; Valentín Losada Rodríguez, con María Amancia de Azpiazu del Río; María del Carmen Losada Rodríguez, con Julio García; Miguel Losada Rodríguez, con María Martínez Cabana; y Rafael Losada Rodríguez, con María Josefa Suárez Fernández. Emilia Losada Rodríguez sufrió a lo largo de su vida secuelas en su salud debido a que en cierta ocasión, siendo niña y jugando en la balaustrada del balcón de la casa, sufrió una caída que le acarreó una grave contusión en la cabeza.
Valentín Losada fue teniente alcalde con Rey Mariño como regidor. Era el segundo concejal de mayor edad en aquella corporación de mediados de los 50, después del excomandante del cuerpo de ingenieros Sogo Mayor. Losada ejerció además como vicepresidente primero de la junta municipal electoral de Monforte y fue jefe del Sindicato de Alimentación. Llegado el momento, tomó el relevo del negocio su hijo Rafael, con formación académica de profesor mercantil. Casado con María Josefa Suárez Fernández, son padres de María Begoña, Berta María, Rafael y Alfredo Losada Suárez.
Una familia muy unida
En junio de 1977, más de medio siglo después de abrir su negocio, fallece Valentín Losada. Su viuda María del Carmen continuó residiendo en la misma casa y solamente unos años antes de fallecer, en 1993, deja de ayudar en la tienda a su hijo Rafael, como anteriormente había hecho con su marido. Gran trabajadora, compaginó la atención en el establecimiento y el cuidado y crianza de sus hijos. Ya anciana y enferma, traslada su residencia debido a problemas de salud a la vivienda a la de su hijo, sita en la actual avenida de Galicia, frente a la parada de taxis.
La casa de Valentín y Carmen siempre fue un hogar abierto a la familia que a lo largo de los años acogió a primos, sobrinos que necesitaron atenciones. Cuando Rafael Losada coge las riendas del negocio, su gestión no desmerece a la de su padre. Sigue con la misma línea de ofrecer buen servicio y calidad en sus productos, conservando en la medida que le fue posible el encanto de aquellas tiendas de barrio, con su trato personal, su mobiliario típico y su atmósfera de negocio familiar. Por cierto, Rafael Losada no debe de confundirse con otro comerciante monfortino de gran popularidad. Nos referimos a uno de los hermanos del desaparecido negocio de alimentación Maricielo.
La mejor época coincidió con las ferias en la Compañía
Así continúa la tienda de la esquina del Valentín hasta su cierre, que se produce en noviembre de 1994. Como recuerda Rafael, la mejor etapa del negocio se vive coincidiendo con la celebración de las ferias mensuales en el Campo de la Compañía, celebradas hasta el año 1968 al pie del colegio. Nos comenta María Begoña Losada, nieta del fundador de la tienda e hija de Rafael, que sus padres —residen ahora en A Coruña— cuentan que ya sus abuelos habían querido adquirir el bajo comercial y el piso donde se avecindaron, pero la familia Doutón, dueña del inmueble, nunca quiso venderlo.
Su abuelo ya planteaba esta compra a finales de los años treinta a José Doutón López, fallecido en el año 1939, propuesta que trasladó luego a sus herederos, sus hijos José y Ramón Doutón Camiñas. Pero ni José Doutón padre, ni sus hijos, quisieron vender. Fue en la década de los años cuarenta cuando los Doutón Camiñas remodelan el edificio suprimiendo los elementos que le imprimían una singularidad identificada con las típicas construcciones locales, aquellas edificaciones correspondientes a la segunda parte del siglo XIX.
Con esta cuestionable estética se mantuvo hasta el año 1996, cuando es demolido de nuevo y se reconstruye tal y como lo vemos actualmente. El inmueble original donde se emplazó la tienda del Valentín —con sus columnas procedentes del convento de San Antonio, su balcón con balaustrada en el primer piso, su galería de madera en el segundo y una pequeña vivienda sobre esa planta—, se construyera durante la segunda parte del siglo XIX.
Una clínica médica y una escuela ocuparon en tiempos el primer piso
En el primer piso, antes de la llegada del matrimonio de Valentín Losada y María el Carmen Rodríguez, a finales del siglo XIX y primeros años del XX se instaló una clínica médica que estaba identificada con un letrero que abarcaba con buena parte del balcón. En el rótulo se podía leer el lema Consultas de medicina y cirugía. Especialidades en enfermedades de la piel y vías urinarias, todo con la estampa de fondo de unas plantas trepadoras. En la parta baja, durante un tiempo existió una escuela infantil, todo ello antes de la llegada a Monforte del retornado de Cuba Valentín Losada Rodríguez.
Sirvan estas líneas para ayudar a preservar la memoria de uno de los negocios más populares que Monforte tuvo a lo largo de todo el siglo XX. Y en especial la figura de su fundador, el señor Valentín, y la de su hijo Rafael, su continuador, hoy cercano a entrar en el grupo de los nonagenarios. Monforte sigue muy presente en su memoria y en la mente de todos los descendientes de esta familia. Agradecemos, de forma especial, la información facilitada por María Begoña Losada Suárez.