
Aprovechó su estancia como pregonero de las fiestas para inaugurar la depuradora de aguas residuales La similitud entre A Ulloa y Deza, la gastronomía, la conservación del patrimonio arquitectónico y las celebraciones populares, especialmente la Feira de Santos, fueron el eje del pregón con que el conselleiro de Política Territorial, José Cuiña, abrió ayer por la tarde las fiestas de Monterroso, a las que La Voz dedica mañana un cuadernillo de doce páginas. Previamente, inauguró la depuradora de aguas residuales y por la mañana, jóvenes y mayores se «bautizaron» en un helicóptero del Ejército.
27 sep 2000 . Actualizado a las 07:00 h.El titular de Política Territorial, José Cuiña Crespo, destacó ayer en el pregón de las fiestas de Monterroso la «boa veciñanza» que siempre existió entre A Ulloa y Deza, y la similitud, debido a que el Ulla y el Deza «como pai e fillo» son dos los dos ríos que imprimen carácter «a dúas das comarcas máis definidas de Galicia». En esta línea, aseguró que los montes Faro y Farelo «axudan a configurar máis que a separar». El conselleiro también ve en la gastronomía otro elemento de unión, ya que ambas comarcas comparten el deseo de difundir sus productos más tradicionales, el cocido y el queso. Citó a Otero Pedrayo para destacar la calidad de los jamones monterrosinos y dijo que el pan de esta zona y de Deza ya era muy apreciado en Santiago en la Edad Media. Recordó su presencia habitual en la Feira de Santos desde joven y trazó un recorrido festero que se inicia con la del cocido, en Lalín, sigue la del queso, en A Ulloa; la de As Dores, de la capital del Deza, que enlaza con el San Miguel. No se olvidó de recomendar la conservación de las tradiciones, que no son incompatibles con el sistema de vida actual, y el rico patrimonio que constituyen en estas comarcas los molinos. Antes del pregón y del chupinazo, Cuiña Crespo inauguró la depuradora de aguas residuales, junto con el alcalde, Antonio Gato, «amigo» con el que comparte el interés por los molinos. Además de estos actos, en la primera jornada de las fiestas se celebró un bautizo aéreo en un helicóptero del Ejército, para niños y jubilados. El más veterano fue un anciano de 93 años, Antonio Martínez. Por la noche se celebró una caldeirada popular con una charanga.