En directo | Fiesta del queso de O Cebreiro Una gran animación presidió el festejo de exaltación del producto amparado por denominación de origen, que se completó con otros alicientes para el paladar
15 abr 2006 . Actualizado a las 07:00 h.«Hay cola», se oye decir sobre las 12 del mediodía. No estamos en un chiringuito de una playa del Mediterráneo, esperando el momento de que nos sirvan, ni tampoco en un peaje de autopista, consumiendo pacientemente las últimas horas de unas cortas vacaciones de Semana Santa que nadie quiere perderse. Estamos en Pedrafita do Cebreiro, a 1.100 metros de altitud sobre el nivel del mar y en una fiesta gastronómica de altura, en la que el queso local, tan característico por su aspecto cremoso, recibe la compañía de otros productos destinados a alegrar los paladares. La fiesta inunda toda la villa, que en un día como el de ayer es un destino tan apetecido para muchos como cuando caen los primeros copos de nieve del invierno y entran ganas de ver de cerca un paisaje blanco. Coches aparcados en los arcenes y acentos que identifican a hablantes de la vecina Castilla y León atestiguan que estamos ante una fiesta con todas las de la ley. De ley es el queso que se vende en la feria. Dos factorías locales amparadas por la Denominación de Orixe despachan a buen ritmo lo que han traído a la carpa en la que se celebra el certamen. El stand de Xan Busto parece estar a punto de agotar sus provisiones: «Non chega», comenta Verónica Marcos mientras unos clientes se acercan y otros se van. Ha traído a la feria unas 200 piezas de medio kilo que se venden a cinco euros. Marcos dice que las buenas transacciones son habituales en un día como éste y que no puede traer más producción porque esta es una época en la que vende prácticamente todo lo que se elabora. El elevado número de forasteros que en estos días festivos han pasado por el lugar ha causado, dice, un importante descenso de las reservas de quesos. Frío y calor Muy parecida es la impresión que se tiene en otra quesería local, Castelo. Una producción de peso diferente, 120 piezas de medio kilo y unas 60 de un kilo, va pasando poco a poco de un lado a otro del mostrador gracias a unos compradores tenaces. «Hace frío y la gente se mete dentro», afirma Adrián Pérez, que atiende el expositor. Pero bajo la carpa no hay frío sino un caluroso ambiente en el que los quesos locales conviven armónicamente con otros elaborados lácteos y con productos que pueden completar un buen yantar . Así, bajo una carpa que agrupa a un total de 22 expositores se pueden ver, oler y saborear quesos tan dispares como el de San Simón da Costa, el de Taramundi o el de Allariz, elaborado con leche de oveja. Hay también sitio para vinos de Ribeira Sacra, fabas de Lourenzá y productos porcinos. Mientras la carpa es un continuo ajetreo de vendedores, compradores y curiosos, a pocos metros se vive un ritmo parecido en cuanto a interés por comprar y vender. Un total de 12 vendedores artesanos del municipio ofrecen quesos y miel además de un sinfín de derivados del cerdo, que son casi un invitación a degustar un cocido en estos días primaverales. Mercado variopinto Al aire libre, mientras tanto, los más variados puestos permiten comprar un poco de todo, ya sean edredones o churros, hoces o piezas de pan de centeno. Es un buen día para las compras porque estamos cerca de una operación retorno y no viene mal buscarse algo antes de coger el coche camino de casa. Cerca ya de la hora de comer, los bares y restaurantes tienen tanta animación como los puestos de la venta. Es la lógica consecuencia de un día en el que Pedrafita, lugar de paso para el tráfico que va y viene entre Galicia y la Meseta, se convierte en punto de destino. Al queso de O Cebreiro hay que reconocerle, pues, un poder de atracción que anima a dejar un lado la autovía y su velocidad para apreciar un sabor que gusta más cuando se paladea con calma.