?ras dos horas y media de marcha, se hace necesario reponer fuerzas y la comida no sabe nunca tan bien como cuando es en buena compañía y se tiene la sensación de haberla ganado. Los doscientos cincuenta participantes disfrutaron de lo lindo con los pinchos que les sirvieron en el área recreativa situada junto a la depuradora de aguas. Todo estaba preparado cuando a las dos en punto los mayores aparecieron en el recinto campestre. Empanada, aceitunas, croquetas, queso, patatas y vino sirvieron para reponer fuerzas y compensar las penurias sufridas. Ya lo decía alguien durante el camino. «Ya verás a este cuando le pongan el vino como se pone contento». La comida estuvo ameniza con música en directo y por el humorista Farruco. Los asistentes regresaron al centro urbano en autobuses, fletados por la organización.