El profesor y economista Jesús Ángel Dopico pronunció ayer la última conferencia del curso de verano sobre desarrollo sostenible impartido en Monforte por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Dopico es uno de los expertos que han calculado la huella ecológica de Galicia, aplicando un indicador mundial creado en 1996 para estimar el impacto de una población en el medio ambiente, midiendo el territorio productivo necesario para mantener a un individuo durante un año. Según este cálculo, cada habitante de Galicia necesita hoy 7,01 hectáreas para producir lo que consume anualmente.
Se considera que el índice ideal para alcanzar un desarrollo sostenible es de menos de 1,8 hectáreas por persona.
-¿Que parte le corresponde a las comarcas del interior en la huella ecológica de Galicia?
-En el cálculo de la huella ecológica gallega pesan especialmente dos factores, que son el uso de energías de origen fósil -principalmente las centrales térmicas de As Pontes y Meirama y la refinería de petróleo de A Coruña- y las actividades relacionadas con la alimentación humana, es decir, la agricultura, la ganadería y la pesca. También tiene especial incidencia el uso muy frecuente de automóviles particulares en el interior debido a la dispersión de la población y a que el desarrollo limitado de los transportes públicos no permite hoy prescindir del coche para desplazarse por este territorio.
-¿Que se puede hacer para paliar este impacto?
-Por lo que respecta al problema de los transportes en el interior, no sabría sugerir una determinada política para resolverlo. Es un problema que atañe a la vertebración del territorio y que no será fácil de solucionar. Siempre decimos que hay que fomentar el uso de los transportes públicos, pero en la práctica y en las actuales condiciones, eso no es nada sencillo.
-¿Y en cuanto a la producción energética?
-Es indudable que todos los esfuerzos que se hagan por promover las energías renovables tienen un efecto positivo en este aspecto. Las energías renovables suponen uno de los factores clave que contribuyen a reducir la huella ecológica de los combustibles fósiles, que en Galicia es bastante alta. Sin embargo, en un futuro inmediato no me parece posible suprimir en Galicia la producción energética de origen térmico, porque eso tendría unos costes económicos y sociales demasiado altos.
-¿Qué papel pueden desempeñar las masas forestales gallegas en la reducción de la huella ecológica?
-Las superficies forestales, especialmente importantes en el interior de Galicia, tienen un papel muy destacado, ya que contribuyen a reducir los índices de dióxido de carbono o CO2 en la atmósfera y por lo tanto ayudan a limitar la huella ecológica. Lo que sucede es que este papel no es reconocido en términos económicos en ninguna parte del mundo. No obstante, creo que más temprano que tarde se llegará a reconocer económicamente esa capacidad ecológica de las masas forestales y eso beneficiaría a la economía de estos territorios, porque nuestros bosques pueden llegar a tener valor en el mercado de CO2. Es decir, la capacidad de absorción de CO2 de nuestra masa forestal podría servirnos para vender cuotas de emisión a otros países que las necesiten para cumplir las normas del Protocolo de Kioto.