La postura del Concello era clara en favor de la continuidad. El gobierno local, cuyos responsables mantuvieron reuniones con directivos de Banesto, no solo destacaba la importancia de la oficina para continuar con un servicio implantado hace años sino que esgrimía otros argumentos, centrados incluso en aspectos económicos. Por un lado, la próxima apertura de la residencia geriátrica aumentará el movimiento y hará más evidente la necesidad de una oficina bancaria. Por otro, el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), en fase de tramitación, recoge la creación de suelo industrial en la localidad, con lo que también se espera más actividad económica.
El Concello parece moverse en un prudente optimismo. El alcalde, Juan José Díaz Valiño, cree que hay razones para la satisfacción si no hay quejas de los vecinos y la oficina funciona bien. Reconoce que no ha recibido quejas; explica que las dudas de meses pasados no se centraban en la persona encargada sino en el sistema elegido por el banco, y concluye con un diagnóstico que equivale a ver el vaso medio lleno: dice que el sistema actual, aunque algo menos completo que el anterior vale más que los inconvenientes de un cierre total.